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Opinión

Carta por encima del hastío

Amigo mío

Te escribo estas páginas en voz alta, no puedo susurrar la emoción de encuentros similares.
Mi mesa tiene un brillo parecido. Discusiones, ajedrez, documentos clandestinos, poemas y el sueño de la revolución a pocas cuadras
¿Qué haremos mañana?
¿Te acuerdas… qué haremos mañana?
Van unas páginas de adultas dudas cotidianas. Casi de madrugada, y mate amargo
Se pusieron adultas…
Mis ensoñaciones: tan dudas y tan cotidianas
A esta hora, hay pájaros que no duermen, igual que yo. Pero ellos vuelan, y cantan
Los Hombres soñamos con volar. Tal vez, para habitar las cumbres o las copas de los árboles
Por arriba de los hombres diminutos
Por arriba de las prácticas del cálculo
Hay que habitar por arriba
El hombre lleva, en él, un niño y el niño lleva un pájaro. El hombre, que tiene la voluntad, lleva la libertad
Cuando hago una pausa y te miro por encima de la máquina. Una oscuridad con reflejos blancos, con reflejos de Luna nueva, ronda por las ventanas de la casa
Los árboles del fondo, tienen entre ellos, un viento suave. Digo: entre ellos porque las cortinas no se mueven
Y tengo la ventana abierta para mirar las flores blancas de la enredadera
Una Dama de Noche recostada en el alambrado del Este. Sus campanillas blancas se cerrarán después que salga el Sol
Nacerán las mariposas y durarán hasta mañana
Tenemos que durar los Hombres
Tengo palabras, algunas que fueron tuyas, cuando hiciste poemas  o escribiste artículos para los diarios. Otras de amigos comunes… que las dejaron
Palabras que cruzaron represiones, discursos, convocatorias
votaciones impropias, decisiones ajenas
Con algunas armaré frases para escribirte
“Las palabras pueden llegar a cansarse y a enfermarse, como se cansan y se enferman los hombres o los caballos”, dice Cortázar
Tenemos la Palabra y el Asombro
Cambio el mate, por segunda vez y sigo la carta. Los perros ladran cuando gritan los teros. O ladran para acompañarme
¿Qué haremos mañana?
Cuando se enciendan los noticieros con la simulación
Cuando se cuelguen en las esquinas los titulares de los diarios con la simulación
Cuando invadan de nuevo las calles y el trabajo: con lo que hacen, con lo que hicieron, con lo que nos dejan, con lo que nos quieren, con lo que postergan por la nación, con sus sufrimientos por la democracia
Invaden. Llevan un santo. Aplauden. Levantan las manos. Se persignan. Entran al Banco. Salen del shopping. Rinden las cuentas. Están conectados. Cobran Los aplauden. Comulgan. Encienden sus teléfonos y cobran de nuevo. Besan a su mujer. Se miran por la Televisión. Se escuchan por la radio   
Y ríen
Y ríen
Satisfechos en la impunidad
Exhibidos con las putas de la televisión, que no buscan clientes por medias pizas en las calles. Exitosos habitantes del country 
¿Qué haremos mañana?
¿Por qué, ellos, no se apagan cuando sale el Sol? Claro: no como las Damas de Noche, que son bonitas flores blancas
Si se apagan, tal vez las mariposas no mueran mañana
Mientras tanto:
Hay niños que se enferman por hambre. Hombres y mujeres que duermen en las calles
Indigentes. Situación de calle. Mendigos. Subsidiados. Jubilados por nada Asignados. Excluidos
Todos: Hombres, excluidos de la construcción de su Mundo
Residuos de la soledad
Mientras tanto:
Ríen
Exhibidos
Aplauden
Comulgados
Aplaudidos
Votados
Sale el Sol. Y no se marchitan como las flores de la enredadera
¿Qué haremos mañana?
Cada día, cuando amanece hay hombres, mujeres y niños que no caben en la risa. Ni en la cadena nacional
¿Lees el poema?
¿Oyes los latidos?
Las flores amarillas de las orillas del camino son nuestras
Las tijeretas, cuando vuelvan serán nuestras.  ¿Dónde andan?
¿Por dónde vuelan? Femeninas.  Inaprehensibles. Aristocráticas, por su libertad
Ya, va a amanecer, y que no se entorpezcan los hombres que caminan. Claro: para que no pisen las flores amarillas de las orillas del camino
Que los hombres que van-yendo hacia el ocaso, levanten la cabeza hacia la copa de los árboles, a ver si vuelan tijeretas
A ver si han vuelto del exilio con otros pájaros
Los pájaros que se van. Por el veneno del Aire. Por el veneno de la Tierra. Por el veneno del Agua
Se van por el veneno de la servidumbre. Y quedan las camas de cartón y diarios viejos
Te escribo de madrugada esta carta con mis incertidumbres cotidianas
¿Qué haremos mañana?
No van a estallar los muros, aun
Volaran las tijeretas, seguramente
Pero, aun, no habrá sueños sobre las camas de diarios de media plaza
Va a ser, mañana
Va a ser mañana
No se marchitarán las flores y no morirán las mariposas cuando anochezca
Ahora voy a caminar para encontrarme con el amanecer
Mientras tanto
Para encontrarme con el amanecer

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