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Condenaron a 16 años de prisión al asesino confeso de Nelly Elizondo
Por Germán González
NOTA DEL EDITOR
Importante
Si sufrís violencia de género o fuiste víctima de abuso sexual, denunciá al 911 o pedí asesoramiento al 144. También podés llamar a la Comisaría de la Mujer 428-1589.
Este viernes por el mediodía, la Sala II de la Cámara Penal y Correccional condenó al salteño Hipólito Orellana, de 57 años, a la pena de 16 años de cárcel por matar de varias puñaladas a la jubilada Nelly Elizondo, quien tenía 69, en su casa de Villa Hipódromo el 28 de noviembre de 2018. El hijo de la mujer, Javier Barraza, adelantó a DIARIO HUARPE que esta pena era baja, pero que no quedaba otra.
La sentencia fue homologada por el juez Daniel Guillén luego de que la defensa oficial del albañil llegara a un acuerdo con el fiscal de Cámara, Daniel Galvani, el lunes pasado. Esto ocurrió a dos semanas de que se le venciera la prisión preventiva al detenido. Es decir, si no se llevaba a cabo el acuerdo de abreviado el hombre podría haber llegado a un hipotético juicio oral y público en libertad.
"La verdad que no estoy de acuerdo. Era eso (la pena de 16 años de cárcel) o que quedara libre", refirió Javier sobre esta posibilidad. "Sinceramente no la pensé dos veces. Antes de que salga del penal, que se coma los 16 años que le vayan a dar. Más allá de todo, lo consulté con mi hermano y con varios abogados, y me dijeron 'vas a gastar mucha plata y le van a dar la misma pena'”, cerró.
El hecho
Ese miércoles 28 de noviembre de 2018, Nelly cobró su jubilación, que era más de $20.000. Según fuentes de la investigación, después de eso la jubilada recibió la visita de Orellana, que iba a pedirle dinero para pagar el alquiler de la casa. A esto la mujer de 69 años se negó porque ya estaba cansada de que le pidiera dinero. El hombre se fue, pero luego volvió para insistir y ahí la mató de 25 cuchillazos, según la familia.
Nelly logró defenderse como pudo e inclusive gritó, pero los vecinos no acudieron a su ayuda. El hombre tomó el dinero y huyó en la bicicleta de la víctima hasta el lugar donde era inquilino, en Villa Cenobia Bustos. Ahí tras ser atrapado por los policías y con sangre en las manos confesó el crimen.