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Provinciales > 15 años después

Crimen de Romina Chirino: “No me animo a abrir su placard, siento que se me va a terminar de ir”

El duro relato de la madre de la chica atropellada en 2005.

30 de marzo de 2020

Aquel sábado 26 de marzo de 2005 Romina Chirino salió a bailar junto a su hermano Raúl para festejar el cumpleaños de una amiga. Nunca volvió a su casa. Cerca de las 4 de la madrugada del domingo la atropellaron al salir del boliche. Al día siguiente murió en Terapia Intensiva del Hospital Rawson.

“Fue lo peor que nos pudo pasar en la vida, te amputan una parte de tu cuerpo, muchas veces es levantarse a sobrevivir por los otros”, dice con voz quebrada la madre de Romina, Clara Quiroga.

Clara estaba durmiendo cuando la despertó el sonido del teléfono. Se levantó su esposo y le dijeron que a su hija la había chocado una moto.

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La mujer llegó a escuchar que tenía lastimadas las piernas y pensó: “Tanto que se las cuida, seguro que después va a rabear con la cicatriz y mirá la cicatriz en el corazón y el alma que nos quedó a nosotros”, expresa Clara.

Romina tenía dos cortes en la nuca y un agujero en la pierna. Quedó en coma en la Terapia Intensiva del principal hospital de la provincia.

El 28 de marzo de ese año falleció.

Clara estaba en una esquina del hospital y su esposo en otra cuando vio que a las 12:45 su esposo rompió a llorar y fue abrazado por su hermano y un amigo. “Ahí me di cuenta de que mi hija había muerto, no hizo falta que nadie me diga nada”, cuenta.

Dos horas antes, a las 10 de ese lunes, a Clara la habló un médico del Incucai para decirle que su hija estaba muy grave y preguntarle si querían donar los órganos. “Le dije que no, tenía esperanzas de que se iba a salvar”.

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Con el tiempo se arrepintió.

“En algún lado habría una partecita de ella”, cuenta.

Foto: Página de Facebook "Romina Chirino"

Cada 28 de marzo Clara dicen que se le vienen a la mente los recuerdos de aquella trágica noche en la que Ricardo “Piri” Gómez atropelló a su hija de 16 años. El hombre fue condenado a 3 años de prisión fuera de la cárcel y 5 de inhabilitación para conducir por homicidio culposo sin intención.

“En esta fecha es como si me estrujaran el corazón porque un hijo es una parte de uno, es como si me lo arrancaran”, dice Clara.

Ya pasaron 15 años de la muerte de Romina y su madre aún no se anima a abrir el placard con su ropa.

En medio hubo una mudanza desde Media Agua hasta Pocito pero las cosas de su hija siguen intactas y algunas bajo llave.

“Siento que cuando lo abra se me va a terminar de ir, tengo esa sensación”, cuenta.

Tampoco se animó a ver el video del cumpleaños de 15 de Romina, ni los de los cumpleaños de sus hermanos, Raúl, Marianela y Agostina. Este año quiere verlos para volver a escuchar la risa de su hija.

“Las cosas lindas que uno puede disfrutar ahora, las disfruta a medias porque siempre está ese lugar vacío”, cierra y termina la entrevista telefónica con lágrimas al recordar el crimen de su hija que el 30 de abril cumpliría 32 años.

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