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De San Juan a Latinoamérica: la historia de Romina, la nadadora que compite en los Panamericanos

Tiene 42 años y conjuga el deporte, la maternidad y el trabajo en una sola vida. 

POR REDACCIÓN

24 de julio de 2022

Romina Profili compite en los Panamericanos y Sudamericanos Máster 2022 en Medellín, Colombia. Sólo nadó en dos competencias, en una salió segunda y en otra sexta, pero todavía le quedan cuatro más y tiene grandes expectativas. Más allá de su buena actuación en lo que va de la carrera, la historia de la nadadora es muy curiosa: tiene 42 años, empezó a nadar hace apenas cuatro años y tiene una vida aparte además de la natación, ya que es veterinaria y mamá de dos hijos. ¿Cómo se conjuga el deporte, el trabajo y la maternidad?

Romina está actualmente en Medellín, Colombia, compitiendo en los Panamericanos y Sudamericanos Máster 2022. Contó a DIARIO HUARPE que ya nadó en dos carreras, en una salió segunda y en otra sexta. Pero dice que tiene grandes expectativas en lo que viene. Estos buenos resultados tienen detrás una gran historia: empezó a nadar nuevamente hace apenas cuatro años y ya concursa en la elite deportiva.

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La mujer nadó hasta que fue adolescente, cuando tuvo que mudarse desde Mendoza, su provincia natal, hasta Río IV para estudiar medicina veterinaria. En ese momento, cuando tenía 17 años, se alejó de su deporte. Mientras estudiaba se enamoró de un sanjuanino y, al finalizar la carrera, se vinieron a vivir juntos a San Juan. Hizo su vida: empezó a trabajar y tuvo dos hijos.

Todo continuó de esa manera hasta el 2018, cuando su hermano, quien también nadaba cuando eran chicos, volvió al ruedo.

“Mi hermano me empezó a insistir, empezó a decirme que volviera, que había buen nivel, que me iba a ir bien”, comentó.

Después de 20 años sin “mojar los pies” volvió al deporte que la acompañó en su niñez. Sin un objetivo de regresar a competir, Romina consiguió lugar y entrenador para nadar. Actualmente, se entrena en Turquesa junto con Bruno Matus.

“Me conseguí un entrenador con las mismas pilas, las mismas ganas de seguir que yo. Nos cebamos los dos y empecé a competir de a poco”, explicó.

Sin embargo, ese competir de a poco fue muy en serio. Tanto es así que, hoy por hoy, compite en la elite Latinoamericana. Pero no todo es de color de rosas, llegar a ese nivel no es fácil para nadie y menos cuando la economía no ayuda.

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Romina tiene que dividir sus días entre su trabajo como médica veterinaria, mamá y nadadora. Arranca el día muy temprano y llevando a sus hijos a clases a las 7 de la mañana. Como le queda tiempo entre ese evento y su ingreso a la veterinaria, hace gimnasio. Después trabaja desde las 10 hasta las 16 y allí se dirige a Turquesa a nadar.

“Es muy difícil, muy sacrificado. Para estar hoy en Medellín tuve que vender locro, rifas. La Secretaría de Deportes de la Provincia me ayudó, como así también mi familia, amigos y amigos de amigos. Mi trabajo también me banca mucho. Son todas esas cosas que hay que agradecer”, dijo.

Para el futuro, Romina sueña con poder ir al mundial de natación que se realiza el año que viene en Japón. Sin embargo, reconoce que es difícil y que tiene que trabajar mucho para lograrlo. Esas horas extras que hizo en su trabajo, esas rifas, ese locro y esas buenas intenciones que tuvieron sus seres queridos se deben replicar en un millón.

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