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Opinión > Un poco de historia

Del Regimiento de Patricios al Ejército Argentino

El Regimiento de Patricios ocupa un lugar destacado en la historia de los argentinos, y hacia fines de 1910, durante la presidencia de José Figueroa Alcorta, recuperó su denominación completa (Regimiento de Patricios), estableciéndose que desde entonces fuera el escolta del Jefe del Ejército Argentino.

Uno de los hechos históricos que más recordamos, vinculados con las llamadas invasiones inglesas, es el de la cobarde huida de quien por entonces era el Virrey del Virreinato del Río de la Plata, Rafael de Sobremonte.

Dicho acto de cobardía se contrapuso con la brillante actuación que le cupo en esas acciones a Santiago de Liniers, quien por su performance en ellas logró la retirada de los ingleses, motivo por el cual fue designado virrey, en reemplazo de Sobremonte, por el Cabildo Abierto reunido el 14 de agosto de 1806.

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Pero se sabía que los ingleses no se habían retirado del todo, sino que solo permanecían replegados hasta conseguir los refuerzos que necesitaban para volver a atacar. Fue entonces cuando Liniers invitó a armarse a todos los ciudadanos, con el objetivo de repeler un posible nuevo ataque.

A esa convocatoria respondieron casi cuatro mil voluntarios, constituyéndose así, el 15 de septiembre de 1806, la Legión de Patricios Voluntarios Urbanos de Buenos Aires, que se convertiría luego en el Regimiento de Patricios, y que si bien no era el único cuerpo armado existente por entonces en las Provincias Unidas del Río de la Plata, era el más organizado e importante, logrando luego una destacadísima actuación en la defensa de Buenos Aires durante la segunda invasión inglesa.

Como a todos los cuerpos armados de entonces, al novel y poderoso regimiento se le asignó la posibilidad de designar a su propio jefe, motivo por el cual fue elegido, el 8 de noviembre de 1806, el prestigioso y experimentado militar Cornelio Judas Tadeo Saavedra. El notable Regimiento de Patricios quedó integrado por, aproximadamente, mil trescientos hombres divididos en tres batallones, que a su vez se subdividían en veinticinco compañías de cincuenta hombres cada una. Todos eran nativos de Buenos Aires.

Dos años más tarde el Regimiento de Patricios tuvo otra notable actuación cuando intervino en el sofocamiento de la denominada “Asonada de Alzaga”, perpetrada el 1 de enero de 1809.

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En efecto, el Cabildo de Buenos Aires, con el apoyo de los cuerpos militares españoles que todavía existían, había intentado reemplazar al virrey Liniers por una Junta de gobierno que encabezaría Martín de Alzaga, un comerciante español que había llegado a Buenos Aires desde muy niño, quien si bien se había desempeñado exitosamente en la defensa de Buenos Aires durante las invasiones inglesas, mantenía su fidelidad estricta a España y detestaba los intentos de autonomía por parte de algunos revolucionarios porteños.

Lo cierto es que el Regimiento de Patricios encabezado por Saavedra fue afianzando su relevancia, y terminó convirtiéndose en el principal sostén de los virreyes: primero de Liniers y luego de Cisneros. De hecho los sucesos de mayo de 1810 tuvieron como grandes protagonistas a Cornelio Saavedra y al Regimiento de Patricios, ya que su determinación de quitarle el apoyo a Cisneros fue lo que precipitó su caída. Esa notable gravitación fue la que luego hizo que Saavedra presidiera la Primera Junta de gobierno, el 25 de mayo de 1810.

De cualquier modo, tal como lo señale antes, el Regimiento de Patricios no era el único que existía, motivo por el cual, el 29 de mayo de 1810, la Primera Junta dispuso la creación del Ejército Argentino sobre la base de todos esos regimientos, y fundamentalmente del de Patricios. De allí que el 29 de mayo de cada año, se celebre el “día del Ejército Argentino”.

Una de las primeras disposiciones que la Junta tomó, respecto de la organización militar, fue la implementación de un uniforme general, similar al que entonces usaban los Patricios, para toda la infantería de que disponía: pantalón blanco, casaca azul cruzada por una doble bandolera de cuero blanco, cinturón rojo y botas negras.

Sin embargo en aquellos tiempos ocurrió un hecho que desmoronó la conducta de los integrantes del Regimiento de Patricios. Ocurrió el 6 de diciembre de 1811 y tuvo que ver con el ocaso político de su jefe dilecto (Cornelio Judas Tadeo Saavedra). En efecto, la disputa que Saavedra mantuvo con Mariano Moreno durante el primer año de gestión lo debilitó considerablemente, porque si bien se impuso en dicha contienda (Moreno terminó fuera de la Primera Junta y designado embajador en Londres, lugar al que jamás llegó ya que falleció en el viaje de ida), debió soportar los embates de los seguidores del joven e impetuoso exsecretario de la Junta de gobierno, quienes se habían nucleado en la Sociedad Patriótica.

Esa debilidad de Saavedra se acentuó cuando llegó la noticia de la derrota del Ejército del Norte en la batalla de Huaqui. Ante esta circunstancia, la Junta presionó a Saavedra para que vaya en persona hacia el Alto Perú con el objetivo de reorganizar las tropas. Cuando viajaba hacia allí, llegando a Salta, recibió la noticia de su destitución como presidente de la Junta. Sin duda la Sociedad Patriótica tuvo una decisiva influencia en esa decisión.

A raíz de este marco político-militar, la Primera Junta quedó relegada al desarrollo de una suerte de función legislativa, con el nombre de Junta de Observación, y apareció en escena el nuevo órgano ejecutivo con el nombre de Primer Triunvirato, el cual decidió desmantelar el poder de Saavedra. Pues para ello era indispensable actuar sobre el Regimiento de Patricios. Se decidió entonces modificarle su estructura y se designó como jefe del mismo al Gral. Manuel Belgrano

El Regimiento de Patricios quedó muy afectado por el ocaso de su emblemático jefe, motivo por el cual resistió a Belgrano, agravándose el malestar cuando éste ordenó que sus integrantes se cortaran las trenzas que los caracterizaban. En ese contexto se produjo un amotinamiento del célebre regimiento, que la historia conoce con el nombre de sublevación de las trenzas.

La respuesta a dicha sublevación fue una violenta represión después de la cual los rebeldes fueron dominados. Poco tiempo después diez soldados y suboficiales acusados de haber sido los cabecillas del motín, fueron condenados, fusilados y colgados en la vía pública el 11  de diciembre de  1811.

De cualquier modo el Regimiento de Patricios ocupa un lugar destacado en la historia de los argentinos, y hacia fines de 1910, durante la presidencia de José Figueroa Alcorta, recuperó su denominación completa (Regimiento de Patricios), estableciéndose que desde entonces fuera el escolta del Jefe del Ejército Argentino.

Años más tarde, en 1965, el presidente Arturo Umberto Illia decidió restituirle el uniforme histórico que siempre lo había caracterizado.

En el año 2010 la presidente de la República, Cristina Elisabet Fernández, dictó el decreto 1.358 mediante el cual el Regimiento de Patricios fue declarado Monumento Histórico Nacional, alcanzando, dicha clasificación, a los edificios destinados a alojamiento y oficinas (cuarteles 1 y 2), capilla, salón Patricios, pabellón del Centenario (construido para la exposición nacional de 1910 y conservado en ese predio) y los edificios pertenecientes al Estado Mayor en el mencionado regimiento.

En la misma disposición, las instalaciones destinadas a cocina de tropa, sanitarios, talleres, puesto de seguridad, parque automotor, taller automotor, gimnasio y caballerizas, fueron declaradas “bien de interés histórico”, y “lugar histórico” su predio y jardines.

Actualmente el Regimiento de Patricios también es escolta del Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, teniendo presencia en el Cabildo, en la plaza de la República, en el palacio de gobierno de la ciudad y en el monumento a la bandera en Rosario.

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