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Opinión

El niño y la Palabra

(Compartir mis escritos, tiene el carácter de la historia que en “El libro de los abrazos” cuenta Galeano, en "La función del Arte/1", cuando el niño, ante la inmensidad del mar, dice: - ¡Ayúdame a mirar! - )

Dedico a los niños, este relato.
Desde la reunión permanente
que tengo con mis nietos Fabrizio y Máximo.

El más chico de mis dos nietos es Máximo, tiene cuatro años recién cumplidos. Le cuento breves historias o pasajes de alguna ficción inmediata o momentánea. Le gusta y es mi cómplice en el relato, lo hace con una risa contenida en su rostro, en un silencio que lo inquieta y esperando que yo concluya las frases. Un día de estos yo le decía algo, y su Abuela le apunta, Máximo: el Tata miente, te dice mentiras… él, se detuvo cerca de ella y con el tono de una respuesta inesperada, con una pausa y una mirada con asombro, le dijo: “me dice Palabras”.

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“Me dice Palabras…” así lo escuché y así lo seguí pensando: “Palabras”, con mayúscula.

Eso, sólo, aun, hay en el mundo de Máximo, en el que ya estamos con su “Abu…” Si voy a buscarlos yo solo, él pregunta por ella o me señala: “la Abu no vino”. Hemos entrado a su mundo por la Palabra, que es por donde se entra, no lo teníamos tan presente. A sus cuatro años, no concibe que las palabras y las cosas pueden no coincidir, por interés de los hombres y mujeres. Y que, entonces aparece la verdad y la mentira asociada a la Palabra.

Otro día le dije, Máximo escucha esto: “Somos Humanos por la Palabra”, lo repitió…  con el gusto, de él y mío, de que conversábamos los dos. En él, el gusto de que yo le decía “Palabras” le aparecía puesto en forma de pico del labio superior, con la risa de dientes blancos asomándosele por las comisuras de la boca…  Lo repitió con entusiasmo. En cada charla él es protagonista, él y las Palabras.  Máximo va haciendo su Mundo con las Palabras.

¡Que impresionante, para mi compañera y para mí, escuchar lo que Máximo dijo aquella tarde!, que conmovedora su respuesta sostenida en sus gestos de asombro, de admiración, de sorpresa, de “¿qué más..?” “Si me dice Palabras…” Nos mostró la construcción de su Mundo, nos llevó hasta el concepto de “Palabra”, y como somos la otra parte de la relación, nos señaló por donde andamos nosotros de adultos… ¡Expuso, como una obviedad, su situación, como va creciendo, la inmensidad imperturbada de su alrededor…!  “Si me dice Palabras…”

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Alguna parte de la teoría del Filósofo Humberto Maturana diría, que Máximo está, aun, en “Estado Matristico”, eso es, simplificándolo mucho: en la no proximidad de todas las propuestas y taras del poder de “la razón del mercado”, del positivismo y del puto único ejercicio del pensamiento calculador…

Que vital, ahora, para la Vida de mi compañera y para la mía, habitar este Mundo en formación de Máximo.
Y habitar el Mundo en formación de Fabrizio, que tiene ocho años.
Mundos de los que hacemos anotaciones similares.   

¿Cómo? ¿Qué? ¿Qué más...? “Si me dice Palabras”

 

 

                                                                                                    Miguel, el Tata…

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