Cultura y Espectáculos > MÚSICA
El particular empoderamiento de Jimena Barón estremeció a un colmado teatro Ópera
POR REDACCIÓN
13 de diciembre de 2019
Con una particular forma de empoderamiento femenino como gran vector, J Mena, el nombre elegido por Jimena Barón en su faceta como artista pop, estremeció al público que colmó anoche la primera de sis dos presentaciones previstas en el porteño teatro Ópera, con un muy buen show que afianza su ascendente carrera musical. Se trató de su segunda presencia en la calle Corrientes, luego de su primer desembarco el año anterior, aunque en esta ocasión debió agregar una nueva función para mañana tras agotar las localidades en cuatro horas, lo que la impulsó a programar un concierto en el Luna Park para el año próximo. En esta ocasión, la intérprete justificó el fenómeno social que despertó con su primer trabajo "La tonta", en 2017, y su reciente disco "La cobra", con un concierto que estuvo a la altura de estas expectativas. La artista, que cotidianamente es noticia por su gran actividad en las redes sociales, brilló en un espectáculo que tuvo una imponente puesta, una destacada banda, un estupendo cuerpo de ocho bailarinas y un gran dinamismo. A partir de una escenografìa que dividìa a la banda en dos, en tarimas elevadas a gran altura a ambos lados del escenario, y dejaba todo el piso libre para el despliegue de la protagonista de la noche y el cuerpo de bailarinas, con quienes interactuaba permanentemente: la puesta marcó una clara división entre el aspecto sonoro y el visual. Éxitos como las dos canciones que le dan título a sus discos, "Taxi voy", "Qlo" y "Se acabó", fueron algunos de los temas que sonaron en la hora y cuarto de show, que además contó con la presencia de Romeo El Santo en "Para nosotros" y Ráfaga en "Gato", como invitados especiales.. En ese contexto, J Mena mostró un gran despliegue escénico, una efectiva transmisión de vigor, una buena labor vocal y una imagen que logra generar empatía en una platea plagada en su mayoría de mujeres, que no paran de corear cada canción de manera casi catártica y de lanzar histéricos gritos. La gran clave de la conexión con las fans reside en gran medida en las letras de las canciones, en donde la protagonista fue destratada o maltratada por una pareja y, en muestras de superación y gestos de tomar la iniciativa en la búsqueda de placer encuentra la gran venganza. Nada muy diferente a la Valeria Lynch que en los `80 cantaba "Mentira", pero aggiornado a tiempos de empoderamiento femenino. Lo curioso es que la forma que adopta esta postura cumple visualmente las fantasías más ortodoxas creadas desde el machismo, pero con el discurso cambiado, es decir, desde el lugar de quien pasó de un rol sumiso a uno en el que se acepta y reivindica como objeto pero por placer propio. La fórmula funciona también, en gran parte, por la sencillez que demuestra la artista y por lo genuino que resulta todo su esfuerzo para brindar un gran show. Más allá de las letras de las canciones, lo más elocuente fueron las palabras de la propia J Mena cuando promediaba el show, en las que agradeció con notable sinceridad la devoción del público y reconoció que su "sueño personal" de ser cantante quedó en otro plano cuando comenzó a tomar contacto con distintas realidades femeninas. "Se abrió un portal con las mujeres y sus historias que se comió mi ego, Sentí que podía hacerme cargo de estas historias", continuó la artista, quien además expresó su agradecimiento a la gente que "ha pagado una entrada en esta crisis". La otra gran clave del show la dio un video con un fragmento de una entrevista a Cher en la que decía que los hombres "era un postre, no una comida, porque no son una necesidad", para rematar que "amaba los postres" y recordar que cuando su madre le recomendaba que se casara con "un hombre rico" solía responderle: "El hombre rico soy yo". Las armas musicales en las que se basa J Mena son un híbrido estilìstico, con una mezcla de reggaetón, pop y sonidos electrónicos; y una interesante banda, compuesta por una batería, un bajo, una guitarra, un percusionista y una corista, apoyados en pistas grabadas. De esta manera, la artista puede mutar de mostrar rasgos comunes en cualquier cantante sexy de reggaetón caribeña, con latinismos incluidos; a la picardìa que recuerda a Lily Allen, en especial, cuando entona "La tonta". La genuina emoción mostrada ante su público, el gran trabajo a nivel vocal y físico que demuestra en el escenario, la preocupación por impactar desde lo visual y el reconocimiento que un sector encuentra en su mensaje auguran para J Mena un gran futuro en el mercado latino, en caso de que finalmente encauce en un rumbo claro sus intenciones artísticas.
Más Leídas
Más Leídas