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Cultura y Espectáculos > Emergencia cultural

Escritores en San Juan, un sector que se debate entre lo estético y lo laboral

El sector editorial y literario participó del Acuerdo San Juan, pero no logra unificar sus pedidos como el escénico, musical y danza.

08 de octubre de 2020

El Acuerdo San Juan está pronto a tener sus conclusiones, entre los múltiples sectores que participaron el artístico y cultural dejó un pedido concreto, políticas que regulen el sector y que le den un marco legal como trabajo. Sin embargo, quienes tuvieron un avance sobre lo que se habló en las mesas del Acuerdo fueron los sectores de la música, la danza y las artes escénicas, pero quien quedó afuera como sector es el editorial.

En San Juan la actividad literaria y editorial está conformado por colectivos de lectoras como la Indie Lee, escritores, divulgadores de literatura, docentes, imprenteros, editores, libreros y canillitas.

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Para entender un poco cuál es el panorama y por qué todavía no logra una acción colectiva DIARIO HUARPE habló con alguno de sus protagonistas.

La literatura como derecho

Federico Araya es escritor, sus espacio de obra es la poesía. Oriundo de Caucete pertenece a una generación en la que su obra refleja el espacio semirural y de un lugar más bien desértico.

Para Federico, hay que “generar un marco político que en vez de apoyar a las actividades artísticas, las garantice.”

Para el escritor además hay que “construir la idea de que la literatura es un bien cultural”. Para lograr esto propone que se de una articulación entre educación y cultura mediante planes de lectura que incluyan literatura local.

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La literatura como mercado

Luis Ávila es presentado como la joven promesa de la literatura local, autor de la saga “Malos”, sus números marcados en millones de lecturas en todo el mundo, son utilizados como un sello de garantía.

Para Luis la literatura es un medio de entretenimiento que puede ser mercantilizado gracias a los algoritmos, eso sí, aclara que para él ya no son “no tradicionales” sino que ocupan el lugar de norma. “Hace unos cinco años podían ser medios no tradicionales, pero ahora son la alternativa. Es un salvavidas para quienes trabajamos en la parte cultural pero un poco industrializamos nuestra producción.”

La literatura que necesita espacios

Neyén Yamaguchi es de la nueva ola de los escritores y pertenece al under de los poetas. Con dos autopublicaciones y lecturas en bares, Neyén además fue uno de los que incluyó en el debate el uso de los espacios culturales y la participación del municipio de Capital.

"Los incentivos existen de manera popular e integradora, pero hacen falta más definidos para la producción literaria, porque en la densidad poblacional de San Juan, un concurso anual no basta", propone.

Además puso el acento en los costos de la publicación y como esto dificulta la producción del objeto libro: "el valor dolarizado de los insumos con los que trabajamos y la falta de programas de fomento que se adecúen a nuestros modos de trabajo, ponen en serio peligro la continuidad de nuestros proyectos y con ellas toda la red humana que los contiene, como escritorxs, ilustradorxs, diseñadorxs, traductorxs, correctorxs, editorxs, distribuidorxs (sic), imprentas, encuadernadoras y papeleras argentinas"

Literatura más allá de escribir "bonito" 

Damián López es editor, escritor y docente. Pertenece a la generación que escribía en talleres literarios y reunía a personas como Pepe Campus o Victor Nobre. 

Damián explicó un poco sobre la historia de la actividad en la provincia: “Acá en San Juan la actividad literaria no está asociada al sustento económico, ni escribir ni editar son actividades de la que una persona pretende vivir. A un bailarín o músico se lo convoca y se le paga, después de la Fiesta del Sol incluso hubo una sistematización, pero por una lectura por la general es gratis. Por lo general la publicación termina en autopublicaciones que terminan en el regalo o la contribución.”

Otra cosa que pasa acá en San Juan es que asocia la obra a la persona, cuenta, "por ejemplo en los ámbitos educativos se lo invita al escritor, generalmente de manera gratuita, al no ver un campo editorial desarrollado, es muy difícil romper con esa idea de que escribir es una actividad solitaria, de que la literatura no debe tener un rédito económico. Y hablo no de cobrar por escribir, pero si hay un lugar de circulación debería haber una regalía."

Por último, Damián cerró diciendo: "Las salidas deben ser colectivas y concretas, porque hay gente que no está llegando a fin de mes. No queremos un subsidio indefinido, queremos políticas públicas para laburar. Dejar de lado por un momento la discusión de qué es el arte, si no dejamos de lado personalismos nunca vamos a poder llegar a tener una ley de reconocimiento de la actividad literaria para una jubilación o una obra social o estimular una industria gráfica."

 

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