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Incautaron casi 8 toneladas de pollo que llegó descongelado e iban a vender en San Juan
La cerne debía estar congelada pero el camión en el que iba sólo la mantenía refrigerada.
POR REDACCIÓN
Un control de la Dirección de Desarrollo Pecuario detectó que un camión que llevaba 7.800kg de pollo estaba incumpliendo la normativa y llevaba carne que debía estar congelada a temperatura de refrigeración. Si bien la carne estaba en buen estado, el riesgo era que los vendedores de la carne volvieran a congelarla, lo que podría significar un riesgo a la hora de consumirlo.
Ante esto, las autoridades decidieron incautar las casi 8 toneladas de alimento con el objetivo de donarla a comedores u otras instituciones. Al dueño del alimento le dieron la opción de trasladarlo y venderla refrigerada en cierto tiempo, pero el empresario aseguró que no tenía cómo hacerlo sin antes congelarlo y por eso la carga del camión quedó a disposición de la Justicia.
La carga llegó a la provincia desde Entre Ríos y fue gracias a una observación de rutina de los inspectores que notaron que el camión en lugar de viajar a -18 ºC estaba a 0,2 ºC. Los inspectores controlaron que todas las cajas estuvieran a una temperatura segura para el consumo, aunque no para el congelamiento, y decidieron que iba a ser puesta a disposición de una institución sanjuanina que decidirá el juez de faltas Ricardo Grossi Colombo.
El camión llevaba en su interior 500 cajas de pechuga, patamuslo y carne de pollo molida.
Un antecedente reciente, pero con fiambre
Es la segunda vez en una semana que los inspectores de Desarrollo Pecuario detienen un ingreso de alimento fuera de regla a la provincia. Es que el pasado lunes un camión con 5.000kg de fiambre esquivó un control de esta oficina para entrar a la provincia.
En esa ocasión la carga se encontraba en buenas condiciones de conservación, pero al parecer ingresaron a la provincia de forma ilegal y sin pasar por el control porque el lugar al que se dirigían no se encontraba habilitado. La dirección intimó al dueño del local a ponerse en regla, aunque observaron que el local tenía todo lo solicitado por el Estado.
En esa ocasión la Justicia fue también la encargada de decidir el destino de los fiambres incautados.