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Leticia Cornejo, la ama de casa que alimenta y educa los corazones de los niños del Lote Hogar 39 y sus alrededores
POR REDACCIÓN
“Doña Leticia” gritan a coro decenas de niños y niñas que se agolpan en la puerta de la casa de Leticia Cornejo. Hace poco más de seis meses abrió un merendero y cambió la vida de cientos de chicos, pero también abrió su corazón. “Ver cómo nos agradecen nos endulza el alma.Esto es puro amor”, dice al borde del llanto a DIARIO HUARPE.
Ella tiene 54 años y es la encargada del Merendero Marianita y de su escuelita de fútbol barrial, Marianita Pocito Norte. Con dedicación y compromiso, acondicionaron la plaza donde tanto el merendero como la escuelita funcionan: el Lote 39, ubicado en Avenida España al norte de calle Agustín Gómez (Calle 5) en Pocito.
Allí, más de 120 niños y niñas de 5 a 13 años reciben una merienda y clases de fútbol, gratis. Leticia comenzó a mediados de mayo de este año inspirada a ayudar a los niños y niñas de la zona para alejarlos de la calle. Con el tiempo, el número de chicos fue creciendo y charlando con los pequeños, descubrió su entusiasmo por hacer deportes.
“Los chicos nos contaban que querían jugar al fútbol pero no podían porque los padres no podían pagarlo. Así que hicimos unos arquitos, limpiamos la placita del barrio y con cuatro padres, cuatro madres y dos pelotas, empezamos a darle clases”, relata la ama de casa.
Leticia y su esposo, Sergio Barrionuevo, mantienen la escuelita y el merendero con donaciones. Pero cuando falta dinero, no dudan en poner de su propio trabajo para darle una copa de leche a cada niño. “Recibimos donaciones y los domingos hacemos empanadas. Con eso compramos para amasar, hacer bollitos y bizcochuelo caseros. Hacemos todo a pulmón”, destaca.
A pesar de las dificultades, nada detiene a Leticia. Es que sabe que su trabajo puede cambiarle el día a un pequeño o, incluso, la vida. “Acá tratamos de sacar a los chicos de la calle. Les enseñamos a respetarse entre ellos y respetar a los demás. Y gracias a eso hemos notado un cambio, incluso en los padres que se han empezado a sumar y participar", reconoce alegre.
Con ocho categorías, partidos por delante y un nuevo conjunto de camisetas que compraron vendiendo números para una rifa, el Merendero Marianita tiene siempre abierta sus puertas no solo para los chicos del Lote 39, sino para todos. Y a pesar de los problemas de salud que acucian a Leticia, ella siempre recibe cada sonrisa con los brazos abiertos.
Al tanto de la situación de muchas familias y pequeños de los alrededores que llegan hasta su casa, ella tiene claro a que destinaría el dinero. "Para comprar zapatillas. Hay muchos chicos que cuando llegan a jugar al fútbol nos señalan los pies. Y nos hacen falta un montón de cosas en el merendero también. Pero sería lo primero que haría", señaló.
Incluso su familia terminó por sumarse a su cruzada solidaria al verla trabajar con tanto empeño. Todo, por las sonrisas que le llenan el alma. "Nosotros con todo esto ya ganamos. Nuestro corazón está tranquilo. Ver las sonrisas de los niños y verlos felices no tiene precio", cerró.