POR REDACCIÓN
24 de octubre de 2019
La primera guía de lenguaje claro judicial fue presentada hoy por el Juzgado Penal 10 de la Ciudad de Buenos Aires (CABA) con el objetivo de abandonar el sexismo lingüístico y los términos complejos, una práctica que también utiliza una jueza porteña para "terminar con las exclusiones". "Guía de Lenguaje Claro y Estilo" es el título que eligió el equipo del Juzgado Penal, Contravencional y Faltas 10 de CABA para hacer pública esta iniciativa pionera en la justicia argentina. "Elegimos llamarla guía, no protocolo, porque estará en permanente revisión. Hoy la hicimos pública para sumar el control ciudadano, porque podemos seguir equivocándonos", dijo a Télam Pablo Casas, titular del juzgado. El juez reconoció que el proceso de elaboración del material "fue difícil, como cualquier modificación cultural, donde debemos revisar cuestiones muy arraigadas, pero valió la pena, fue fructífero". Para darle forma a la guía, el personal del juzgado mantuvo varias reuniones, en una tarea "interdisciplinaria de la que participaron especialistas en lingüística, en comunicación y en lenguaje judicial claro, donde encontramos un gran desarrollo teórico que desconocíamos", contó Casas. Abandonar el lenguaje androcéntrico es uno de los objetivos del proyecto, es decir, la visión cultural que pone como centro de todos los valores y actividades a los hombres. De esta concepción surge el lenguaje sexista y, por ende, no inclusivo. La jueza Elena Liberatori, titular del Juzgado 4 en lo Contencioso Administrativo y Tributario de CABA, utiliza lenguaje inclusivo en sus sentencias, decisión que fue denunciada el mes pasado por el abogado Elías Badalassi en el Consejo de la Magistratura. "Me anoticiaron del hecho, pero no conozco los términos de la denuncia", señaló a Télam la jueza. Y consideró que la denuncia "se conecta con que soy una mujer, porque hay colegas del fuero laboral que utilizan un lenguaje inclusivo y nunca fueron cuestionados. Y también tiene que ver con mi trayectoria relacionada con reconocer derechos a las personas y sus identidades autopercibidas o a favor del matrimonio igualitario. Es una denuncia desde la ideología". La magistrada utiliza la letra "e" en sus fallos para identificar a las personas que no se autoperciben mujer o varón. "Desde mi lugar, como jueza, debo ayudar a las personas a correr la alambrada de la exclusión y, para eso, mi capacidad está siendo siempre revista, porque el lenguaje nos pone en crisis sobre las distintas realidades, que siempre existieron, y que ahora estamos viendo y nombrando", añadió. Ella también fue la primera jueza en dictar una sentencia 2.0 cuando declaró nula la ley de gestión de residuos sólidos urbanos porteña, es decir, incluyó herramientas interactivas, como un índice que vincula y redirecciona a las distintas secciones de la sentencia. También incorporó citas bibliográficas y jurisprudencia que pueden ser consultadas en Internet. "Era una sentencia muy técnica y larga, era necesaria la accesibilidad", destacó Liberatori. Es que el lenguaje inclusivo implica el no sexismo, y también, la accesibilidad para todas las personas. El mismo criterio adoptó la guía de lenguaje claro que el personal del juzgado 10 comenzó a pensar "cuando vimos que había personas involucradas en temas de faltas que llegaban al juzgado y planteaban que no entendían lo que escribíamos", compartió el juez Casas. Comenzaron, entonces, a rever el modo de redactar evitando, por ejemplo, frases en latín. Incluso en la guía incorporaron recomendaciones sobre los textos que comparten en la cuenta de Twitter del juzgado. "Como ya estamos utilizando algunas de las herramientas de la guía, estamos haciendo encuestas entre abogados y personas involucradas en procesos en nuestro juzgado para saber si nos entienden, y nos están dando bien", explicó el juez. Para él, esta iniciativa "tiene que ver con la calidad democrática y, por ende, con mejorar la vida de las personas".
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