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Provinciales > Violencia de género

Tiene cinco denuncias contra su ex y una perimetral que no se cumple: “Vivo con miedo, ya no puedo más”

Lo denunció por golpes, insultos y amenazas. La mujer vive frente a una comisaría, pero hay veces que fue corriendo a pedir ayuda y dice que los efectivos se demoraron en salir.

07 de abril de 2021

NOTA DEL EDITOR

Importante

Este medio se reserva los nombres de los protagonistas para no exponer a las víctimas. Si sos víctima de violencia de género podés comunicarte a la Dirección de la Mujer al 4222713; al 0800 666 6351;  a la Comisaría de la Mujer al 4281589; al 144 para pedir asesoramiento o al 911 si es un hecho urgente.

Hace dos meses la Argentina se conmovía por el femicidio de Úrsula Bahillo, una joven oriunda de Rojas, Buenos Aires, que había recurrido 18 veces a oficinas públicas para denunciar, pero ningún mecanismo estatal funcionó y Matías Martínez la asesinó. Ahora, Emilse L., una sanjuanina víctima de violencia de género, decidió contar lo que vive para ver si así obtiene una respuesta inmediata. Ya hizo cinco denuncias contra su expareja y padre de su hija, H.C. de 32 años, también tiene una perimetral que él no cumple por lo que decidió pedir ayuda públicamente.

“Tengo ganas de irme a vivir a otra provincia y que esto se termine porque yo ya no puedo más, vivo con miedo”, dice Emilse, de 27 años.

La sanjuanina denunció cinco veces a su expareja por golpes, insultos y amenazas. Lo hizo en la Comisaría de la Mujer y en el Cavig, pero hasta el momento la única respuesta que le otorgaron el 1 de abril del 2020 fue una perimetral para que H.C. no se le acerque. Medida que él no cumple por lo que ella rompió el silencio.

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Las denuncias las hizo el 26 de noviembre del 2018, el 19 de marzo del 2020, el 2 de abril del 2020, el 18 de enero del 2021 y el 31 de marzo del 2021. Tiene cada una de ellas guardada a la espera de una respuesta que aún no llega.

Los problemas comenzaron en el 2018, año en el que se separaron durante unos meses. El 21 de enero del 2019 volvieron a tratar de que las cosas funcionen entre ambos, principalmente por la hija que tienen en común.  En abril de ese mismo año se separaron de forma definitiva. Emilse no aguantó más los golpes e insultos, accionar frecuente incluso delante de su hija.

“Hasta mi hija tenía miedo, cada vez que él empezaba a gritarme me decía `mamá, cerrá la puerta con llave´. Cuando ella era más chica la tenía que agarrar para que él no me pegara”, cuenta.

Después de la separación, trató de mantener el menor contacto posible con su ex, pero seguía teniendo discusiones con él porque no cumplía con la cuota alimentaria.

Tras un tiempo logró la restricción de acercamiento, el único avance que hubo luego de las denuncias de violencia de género que realizó. No obstante, asegura que no cumple con esa medida.

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Incluso, la semana pasada vivió un episodio conflictivo con él. Emilse había accedido al pedido  de su excuñado y padrino de la niña para que disfrutara tiempo con ella y se la dio por unas horas. A la hora de llevarla hasta su casa en Villa Krause, lo hizo junto a la expareja de la joven.

“Me trajeron a mi hija, estuve hablando unos minutos con el hermano y él se bajó del auto alterado y alcoholizado. Le pedí que se calmara, pero me siguió insultando y me largó una mano para pegarme. Ahí alcé a mi hija y crucé a la comisaría que está enfrente. Gritaba pidiendo ayuda y de la comisaría no salía nadie, tenía mucho miedo de que nos hiciera algo”, recuerda.

Pasados unos minutos, salieron efectivos e ingresó a la seccional en la que pidió ayuda debido a que H.C. no cumple con la medida que debería proteger a Emilse.

“Ya no sé qué más hacer. Su papá es abogado, su hermano es policía y creo que por eso es que no pasa nada porque no puede ser que ya tenga cinco denuncias y ni siquiera lo notifiquen”, dice.

Mientras tanto, Emilse vive con miedo.

Sus conocidas le avisan a Emilse cuando ven a su ex rondando por su casa. Foto: gentileza.

Ella vive sola junto a su hija, pero hace varios días que sus amigas, su mamá y su tío se turnan y se quedan a dormir en la casa para acompañarla y que ella y su hija se sientan un poco más seguras. Por el momento, eso es lo único que tranquiliza un poco a Emilse, ya que él “sabe que acá estamos las dos solas y si me hace algo no va a haber testigos ni nada”, comenta.

La joven aguantó en silencio durante varios meses todo lo que estaba viviendo, pero su miedo es cada vez mayor, razón por la que dejó de callar e hizo pública la situación en sus redes y también a través de este medio.

“Sinceramente, ya no doy más, por eso decidí hacerlo público, necesito que alguien me escuche y se tome otra medida porque vivo con miedo”, cierra y del otro lado del teléfono no puede contener las lágrimas.

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