Los ciberdelincuentes apuntan especialmente a personas mayores por su confianza y vulnerabilidad. Con simples medidas y diálogo abierto, es posible reducir el riesgo de engaños que van desde phishing hasta deepfakes.
Un estudio del Centro para la Democracia y la Tecnología revela que 20% de adolescentes estadounidenses mantiene vínculos afectivos con IA, mientras crecen preocupaciones por riesgos digitales y salud mental.
Una encuesta de ESET revela que aunque la Inteligencia Artificial es ampliamente usada en Latinoamérica, muchos usuarios no chequean datos ni protegen su privacidad, lo que genera riesgos de seguridad y desinformación.