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"Caímos en las manos del Favaloro de las quemaduras", recuerda un expaciente del doctor Benaím

POR REDACCIÓN

18 de octubre de 2019
"Cada vez que hablo del doctor se me pone la piel de gallina y me vienen un montón de recuerdos de su atención, contención y de cómo salvó mis piernas y mi cara hace 25 años, dijo hoy Héctor Campos, ex paciente del ahora centenario doctor Fortunato Benáim. "Era enero de 1995, tenía 13 años y tuve un accidente con una fogata en la quinta de unos amigos, que me quemó el 35 por ciento de la cara y las piernas, con quemaduras de 2° y 3° grado", recordó Campos en diálogo con Télam. "Por mi Obra Social tendrían que haberme derivado al Instituto del Quemado, pero en ese momento el hospital estaba colmado de pacientes, producto de los accidentes con fuegos artificiales de las fiestas de fin de año, así que me derivaron al Hospital Quintana y ahí fue mi encuentro con Benáim, "el Favaloro de las quemaduras", según le decían a mi padre, en esos dramáticos momentos", recordó Campos. "Mi papá, y todos en mi familia, siguen hasta hoy eternamente agradecido a Benáim, porque no sólo me curó y hoy no tengo ninguna secuela ni en la cara ni en las piernas, sino que ni siquiera fueron necesarios injertos. Lo que hicieron en mi cara fue un trabajo de artesanos. Lo que aún recuerdan (en la familia), con emoción, fue la contención que les brindó, cómo se comprometió con el caso, los acompañó y hasta el vínculo afectivo que duró en el tiempo", agregó. Campos, hoy de 38 años, casado con Diana, padre de una niña de 7 años y un segundo hijo en camino, contó a Télam que cuando él estuvo en el Hospital Quintana, un Sanatorio que estaba fuera de las posibilidades económicas de su familia ya que en aquel entonces su padre estaba sin trabajo, Benáim les dijo que se despreocuparan por los costos y él mismo -recordó Campos- gestionó y presionó ante la Obra Social para que cubriera los gastos de acompañamiento de su padre para que permaneciera con él -entonces un chico de 13 años quemado y angustiado-. "Fueron unos 25 días, y lo consiguió", aseveró. Después de la internación fue el turno del tratamiento de rehabilitación y siguió el acompañamiento, los consejos y la contención tanto de Benáim como de su equipo. "Se veía claramente que ese grupo tenía un líder que contagiaba a todos su modo tan humano de vincularse con los pacientes", advirtió. "Durante años, mi padre siguió enviando cartas de agradecimiento y a pesar del paso de los años y haber perdido contacto con él, el doctor Benáim sigue estando presente en mi familia, en el recuerdo, en nuestro agradecimiento, y hoy nos alegramos por sus fecundos 100 años", concluyó.
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