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"Cuando quiero contar una realidad que me atrae no necesito juzgarla", dice Maura Delpero
POR REDACCIÓN
09 de diciembre de 2019
La directora Maura Delpero es italiana, pero vive alternativamente de un lado y otro del océano, uno de los motivos -pero no el principal- que la llevo a rodar aquí "Hogar", su primera ficción después de dos documentales, que curiosamente nació de un dato documental. Este drama, protagonizado por Lydia Liberman y Agustina Malale, con eje en un instituto conducido por monjas italianas, y destinado a jóvenes madres de precaria condición social, rompe con el esquema convencional de narración, anteponiendo el paralelo entre mujeres. Las dos mujeres son Lu, una de esas jóvenes madres y Sor Paula, una monja que llega al hogar convirtiéndose en la más joven de ese grupo de religiosas, que se enfrenta como el resto de las chicas, a la necesidad de entender de que se trata en verdad ser madre. La forma en que Delpero aborda la maternidad juvenil en situaciones adversas le valió un recorrido internacional con menciones especiales en Locarno y Mar del Plata, en el segundo también el premio de la crítica internacional -Fipresci- de toda la competencia oficial. Télam: Contame algo de vos.. Maura Delpero: Nací en Italia pero hace muchos años que vivo entre los dos países. Tengo una vida un poco gitana porque tengo familia acá y allá. Me acostumbré a ir y venir. Esta película es una coproducción que de alguna forma nació como un documental. El lugar que inspiró esta película es un hogar italiano que fue fundado por unas monjas piamontesas a mitad del siglo pasado, quienes estuvieron a cargo de este lugar por muchísimos años y en un momento comenzaron a incorporar monjas argentinas hasta convertirse en binacional. T: ¿Una suerte de observación de dos tipos de universos femeninos? MD: A mí me interesaba mucho esta cosa de estas mujeres solas, monjas, que habían cruzado el océano para ir a trabajar en un lugar del que no conocían ni el idioma ni su cultura y para enfrentarse a un tema completamente nuevo como la maternidad. T: Un plan perfecto para una coproducción... MD: Sí, de paso fue una posibilidad de coproducir y decidimos hacer todo lo que sea producción en la Argentina con dos actrices italianas y todo lo que es posproducción en Italia por lo cual estuve yendo y viniendo mucho. Ahora que se terminó, no tengo casa porque estoy viajando como loca. Por ahora mi casa es un avión. T: Hay una mezcla de marginación y maternidad... MD: El personaje de sor Paula se recorta entre las más veteranas que llegaron mucho tiempo atrás. Para mí lo más fascinante de este lugar es que es de paso, transitorio, un episodio en la vida de estas chicas, pero a la vez es un hogar absoluto porque de allí no te podés ir, porque si te vas lo perdés, con lo cual hay una aquí y un ahora muy fuerte, muy radical y es lo que me llevó a hacer una película como la que hice T: ¿Es una película de encierro? MD: Es una película donde estamos siempre en un interior, nunca salimos mucho, hay una única vez en que salen cuando la monja se escapa También está la elección de la cámara que nunca se mueve, fija en un punto. Al principio me comentaban cómo en una película con adolescentes y niños la cámara está tan quieta y yo le contestaba porque en realidad es una película sobre el hogar, y el hogar no se mueve. Quería que mi película fuese una invitación a los espectadores a entrar a un lugar, estar adentro con ellas, un lugar del que no te podés ir. T: ¿Cómo es Sor Paula? MD: Es una figura puente entre estos mundos sin comunicación. Para las monjas es como paradójica la convivencia entre mujeres que no pueden entenderse recíprocamente. Las monjas necesitan mucha preparación pedagógica y psicológica. Hay una falta de comunicación que tiene que ver con la imposibilidad. La primera vez que Sor Paula se encuentra con las chicas en especial con Lu, parecen venir de planetas opuestos. sin embargo las veo muy parecidas porque las dos son transgresoras divididas entre el deseo y la responsabilidad, las dos pecadoras, y la vida las iguala. Para mí era más importante hablar de mujeres, de dos mujeres que dialogan con sus heridas, era el deseo de hacer una película sobre mujeres madres imperfectas y sobre el intento y la dificultad de ser una buena madre. T: ¿Cómo fue la tarea de darle credibilidad a la historia? MD: Trabajé durante cuatro años en hogares- Al acercarme a estas chicas yo vi más las adolescentes que a las madres adolescentes de clase baja. Hay mucho de mí de cuando era adolescente. no sentía que tenía que subrayar nada para mí simplemente son mujeres adolescentes muy parecidas, y cuando quiero contar una realidad que me atrae no necesito juzgarla.
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