Cultura y Espectáculos > Stella Galazzi
"La vis cómica", excepcional, formativa e imprescindible, en el San Martín
POR REDACCIÓN
11 de octubre de 2019
Todo el conocimiento que Mauricio Kartun tiene sobre el teatro y sus condimentos está en "La vis cómica", obra cuya guía narrativa está a cargo de un perro y su historia es la de una compañía española de poca monta que desembarca en Buenos Aires en el período virreinal, que con un cuarteto de intérpretes apabullante se estrenó en el Teatro San Martín. La llegada de esos cómicos de la legua, menos prestigiosos de lo que se supone -el cabeza de compañía es Angulo el Malo, en contraposición al auténtico Angulo el Bueno, que quedó en España- es menos auspiciosa de lo esperado, porque en la futura Reina del Plata no hay corrales de comedia, solo un lodazal frente al río marrón y poco más. Allí, el perro del conjunto (Cutuli) introduce al público en las convenciones de una representación, donde explica que el perro que está ladrando a lo lejos es él mismo, una práctica que quizá tenga que ver con cierto distanciamiento brechtiano pero también con instrucciones que solían dar los viejos intérpretes ante públicos poco formados. Ya desde su aparición, cuando describe las divertidas y a la vez pavorosas circunstancias del elenco, que tiene un origen cervantino y quijotesco, el personaje muestra los consabidos y siempre apreciables mecanismos de Kartun, que gusta de los arcaísmos, juega con las palabras e incluso con las cacofonías y muestra que, increíblemente, su caudal creativo asciende sin pausa. La pieza es una sucesión de picardías que abarcan tanto los repertorios de la época evocada -tal vez el Siglo de Oro español- como las trapisondas jugadas entre los personajes, sus miserias, sus resentimientos, sus maldades -en especial por parte del soberbio Angulo-, así como descripciones del medio teatral de aquellos tiempos, sabiamente reflejadas en las conductas actuales, tanto sobre las tablas como abajo. Con una efectiva escenografía de Gabriela Aurora Fernández -también responsable del vestuario-, funcional y despojada, con los raídos telones que ya estaban en "Terrenal", la acción se sostiene en un texto de efectividad a toda prueba y unas actuaciones que pocas veces se pueden ver juntas. Autor apreciado y montado con fruición desde los tiempos de "Adiós Misterix", con paradas disfrutables como las de "La Madonnita" y la incombustible "Terrenal" -que ya lleva seis temporadas sin parar, incluso con sustanciales cambios de elenco-, Kartun apunta al placer como vehículo hacia el espectador, pero también hacia los actores y hacia sí mismo. Además de Cutuli, actor formidable no siempre bien convocado -hubo un "Edipo rey" que no hacía honor a sus capacidades-, el autor-director-puestista apuesta fuerte con presencias magistrales como las de Mario Alarcón, a cargo de Angulo, un comicastro convencido de su liderazgo y sobre todo de su "vis cómica", y Luis Campos, el maltratado dramaturgo sospechosamente parecido a Francisco de Quevedo, según se ve en los grabados. La única mujer del grupo, Stella Galazzi, interpreta a la concubina de Angulo, a veces a cargo de algún papel accesorio pero sobre todo como miserable costurera de vestuario, en lo que la actriz redondea con gracia y holgura la labor de sus compañeros varones, a los que solamente no puede seguir en sus resonantes vozarrones. Casi sobre el final, cuando cada uno de los intérpretes ocupa un círculo luminoso para hacer su número personal, la obra incurre en situaciones de verdadera magia y aquel placer nombrado más arriba surge a raudales: las herramientas dramáticas de esos cuatro monstruos escénicos se muestran absolutamente desnudas y deslumbrantes, más allá de la apoyatura literaria ofrecida por el autor. Es posible que "La vis cómica" se estire en demasía para los tiempos que corren y se repita en algunos pasajes -Kartun se enamora visiblemente de su escritura-, pero es de esos espectáculos que no pueden ser desdeñados por quien se precie de conocer la escena argentina actual. "La vis cómica" volverá a presentarse en la sala Cunill Cabanellas del Teatro San Martín, Corrientes 1530, de miércoles a domingos a las 20.30, a partir del 16 de octubre.
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