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Opinión

¡No mates a tu padre! Te arrepentirás

Coronavirus adentro, ya no lo miramos de soslayo, ahora está a la vuelta de casa, algo que era previsible y que en el cualquier momento iba a ocurrir; pues ocurrió, pero lo que no se esperaba era lo que seguía.

Debo dedicarle un par de líneas a lo sucedido con motivo del primer caso positivo conocido en San Juan. Voy a ser muy directo con las dos acciones que repudio totalmente: Irresponsabilidad manifiesta de uno; barbarie de otro.

Hay que trabajar para lo que viene, sin dudas, sin reparos; con decisión y eficiencia.

Voy al centro de mi opinión.

La foto que acompaña este escrito es del 16 de febrero del año 2013. Cumpleaños de mi querido Padre, en el que cumplió 84 años. La foto la tomó mi querido Amigo Luis, partícipe principal en el acompañamiento de momentos terribles venidos a mi vida, a finales de ese año.

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El 11 de noviembre de ese mismo año, mi querido Viejo decidió convertirse en Angel. A tan sólo 24 días después, mi adorada Madre también se fue de esta tierra, por amor a su compañero de Vida, y con la grandeza de pedir permiso para irse.

Al día siguiente, falleció mi hija mayor, Marianita, consumida por una enfermedad neuromuscular de las denominadas “raras” por la medicina.

Fueron 25 días terribles, no deseables ni al peor de mis enemigos.

Después de eso, había que seguir caminando; y tomé todos los bastones que tenía a mano, esencialmente a mis Amigos que supieron acompañarme y ayudarme. Por siempre Gracias.

Con esta tristeza que inunda mi alma siempre, me atreví por pedido de algunas instituciones a dar algunas charlas motivacionales sobre el día después.

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Hoy, lejos de eso; quiero hablarle a Pedro, a Juan, a María, a todos aquellos que hoy sin mayores inconvenientes circulan por las calles en esta época de emergencia sanitaria; y sabiendo que el Coronavirus llegó para quedarse por un tiempo.

Con tamaña irresponsabilidad se puede observar que no toman ninguna medida precautoria, que circulan sin problema, que encima se enojan cuando los aconsejan o los controlan; son unos irresponsables de tamaña entidad que merecen estar encerrados, confinados como el peor de los delincuentes.

Esto no es odio, es sentimiento.

A ellos, si no quieren a sus familias, si no aman a su Padre, si no esperan abrazar a su Madre o no añoran estar con su Hija; pues que venga con ellos toda la fuerza ejecutoria de la ley.

Yo amo a mis Padres y a mi Hija, y aunque sean Ángeles, los deseo a mi lado y lloro todos los días porque nunca más sentiré un abrazo en mi piel.

A Ustedes, si quieren matar a sus padres y a sus hijos, háganlo en el interior de sus casas; pero les aseguro que se arrepentirán; se los dice alguien que no los tiene.

Hasta la próxima.

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