POR REDACCIÓN
18 de octubre de 2019
Fortunato Benaím, el argentino precursor de la medicina del quemado en el país y que hoy cumple 100 años, destacó "la fortuna" que tuvo al "vivir la evolución del ejercicio de la medicina", que le permitió aprender que la relación entre el médico y el paciente es "fundamental". Es un vínculo que "a veces vale más que diez recetas", señaló a Télam Benaím, quien en 1989 desarrolló el primer banco de piel del país y en 1992 realizó con su equipo el primer cultivo de células de la capa superficial. El médico señaló que algunas prácticas se han ido perdiendo y describió que "hay algunos profesionales de la nueva generación que lo primero que hacen cuando llega el paciente es pedir análisis sin revisarlo". En esa línea destacó que es "fundamental" construir un vínculo, y recordó sus comienzos en la medicina, cuando "no había residencias, ni prepagas, ni ART". "En aquella época existía el hospital gratuito por la mañana y los pacientes privados por la tarde, y cuando llegábamos a sus casas éramos una especie de personaje", rememoró. Los pacientes "nos esperaban con alcohol para lavarnos las manos y una toallita", detalló sobre sus comienzos en la medicina, donde supo cultivar el reconocimiento de sus pacientes y una multitud de distinciones. Benaím, considerado el precursor de la medicina del quemado en la Argentina, obtuvo el premio "Evans", otorgado por la Asociación Americana de Quemaduras y entregado en San Antonio, Estados Unidos (1980); y el premio "Whitaker" adjudicado por concurso por un jurado internacional que recibió en Palermo, Italia (1988). También fue galardonado con el Premio "Tanner-Vandeput" que entrega la Sociedad Internacional de Quemaduras durante el Congreso Mundial desarrollado en New Delhi, India (1990), y a sus 100 años tiene proyectos para seguir contribuyendo al tratamiento de las quemaduras. La vocación de servicio lo encuentra en su cumpleaños 100 con el cariño de sus pacientes: "en la cena de cumpleaños que me van a hacer un grupo de amigos, uno de los invitados es el padre de un paciente al que operé cuando tenía dos meses porque se había quemado el cuello y hoy tiene 30 años", contó. También recibe en cada uno de sus cumpleaños el saludo del hijo del primer paciente quemado que atendió en 1948 en el Hospital Argerich.
Más Leídas
Más Leídas