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"Ya no hay caravanas de migrantes como las del año pasado", según funcionario de El Salvador

POR REDACCIÓN

25 de octubre de 2019
El Salvador fue uno de los puntos de partida el año pasado de la ruta de los migrantes que intentaban llegar a Estados Unidos; sin embargo, tras los acuerdos firmados entre la Casa Blanca y México y Guatemala, "ya no hay caravanas" grandes, aseguró esta semana William Ernesto Espino Gaitán, coordinador del departamento de atención al migrante de la Procuraduría de derechos humanos de ese país centroamericano. "Con todas las medidas que se tomaron en la región, como los acuerdos de Estados Unidos con México y Guatemala y el cierre de fronteras, sabemos que hubo una baja de emigrantes, pero no es una baja que podamos medir. Muchos siguen saliendo por puntos ciegos de la frontera y no quedan registrados", explicó el funcionario en una entrevista con Télam. "Ya no hay caravanas como las que se vieron el año pasado. En la última, no salieron más de 22 personas. En la primera grande que hubo el año pasado, se registraron 700 personas, a las que en el trayecto se sumaron cientos y cientos de migrantes de otros países", aseguró. A mediados de año, luego que el gobierno estadounidense del presidente Donald Trump amenazara con imponer aranceles comerciales a México si no frenaba la llegada de miles de migrantes a la frontera, su par mexicano Andrés Manuel López Obrador aceptó firmar un acuerdo que militarizó la frontera y frenó muchos de los cruces ilegales. Poco después y tras explícitas presiones públicas de la Casa Blanca, Guatemala aceptó firmar un acuerdo, que lo declaró un "tercer país seguro", lo que significa que cualquier migrante que pase por ese territorio de camino a Estados Unidos debe pedir allí el asilo. El mes pasado, el gobierno de El Salvador firmó "un acuerdo cooperativo de asilo", del que aún no se conoce el alcance ni la letra fina. Para Espino Gaitán, quien estuvo en Buenos Aires para participar de la II Escuela Latinoamérica de Ciencias Forenses y Derechos Humanos dictado por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) con apoyo del FO.AR de la Cancillería argentina, el gran desafío que enfrenta hoy su país en materia migratoria es la llegada de deportados. "El número creció significativamente porque México ha empezado a deportar a más personas y de manera más rápida. Para agosto, la cifra ya superaba a la de todo el año pasado", destacó. El Estado salvadoreño, explicó, tiene una serie de entrevistas para garantizar chequeos de seguridad y medidas de protección, cuando estas son necesarias. "El problema es que a veces la alternativa que se les ofrece no es viable para esas personas. Muchas dicen: yo para irme a otro lugar que no conozco, estar incomunicado y no poder salir, busco mis propias alternativas", explicó. "Hoy por hoy, esto es un desafío para las autoridades de El Salvador. La mayoría regresa al lugar de donde salió, el Estado no puede muchas veces dar soluciones a los deportados", agregó. A esto se suma, continuó, los deportados de Estados Unidos que hacían 10, 15 o 20 años que vivían allí y tenían toda una vida armada. "Vuelven a un país en el que no saben qué van a encontrar y que no puede ofrecerles posibilidades a todos", señaló, y reconoció que estas deportaciones también afectan el ingreso de remesas desde Estados Unidos, un ingreso de divisas central para un país subdesarrollado como El Salvador, que además tiene su economía dolarizada.
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