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A tres días de la elección, Bolivia esperaba con creciente tensión el final del escrutinio
POR REDACCIÓN
23 de octubre de 2019
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia, en medio de un clima de creciente tensión y protestas, reanudó hoy el escrutinio definitivo, pero se quedó a casi 2,5 puntos porcentuales de terminarlo y definir si el presidente Evo Morales ganó en primera vuelta, como las bases oficialistas defendieron en las calles, o si habrá balotaje en diciembre, como sostiene la oposición. Con 97,45% escrutado, Morales obtenía 46,68% de los votos y se alejaba cada vez más de su principal rival, el ex mandatario Carlos Mesa, que alcanzaba 36,85%. La ley establece que si un candidato supera el 40% y tiene una ventaja de más de 10 puntos porcentuales sobre el segundo, gana en primera vuelta. Al caer la noche y después de tres días de la elección general, faltaba 0,17 puntos porcentuales para que el presidente consiguiera la ventaja necesaria para ser reelecto en primera vuelta. Sin embargo, ya se había festejado su "segurísima" victoria y Mesa alertaba que no aceptaría ningún resultado que no habilite un balotaje. La incertidumbre que rodeaba los resultados finales alimentaba además un clima creciente de tensión política que ya hacía temer una crisis política de proporciones mayores. Al inicio de la jornada y cuando el escrutinio definitivo estaba aún detenido, Morales habló en rueda de prensa en el palacio presidencial, pronosticó su victoria en primera vuelta, criticó a la oposición por no reconocerla y denunció: "Está en proceso un golpe de estado". "No hay razones para un paro, las protestas tienen que tener reivindicaciones; si no, es un paro político y un golpe de estado", agregó el mandatario, según las agencias de noticias ABI y EFE, en referencia al paro por tiempo indefinido que comenzaron autoridades y organizaciones civiles opositoras en los departamentos de la llamada Media Luna. Morales en ningún momento puso en duda su triunfo en primera vuelta y llamó a sus simpatizantes a mantenerse en "estado de emergencia y movilización pacífica". "Sólo estamos esperando que el TSE lo informe, yo estoy segurísimo que así será por los votos de las zonas rurales, que vamos a ganar en primera vuelta", aseguró. Unas horas después, Mesa rechazó en Twitter las acusaciones del mandatario y advirtió que "cualquier resultado que dé por ganador a Evo Morales en primera vuelta es producto de un fraude", y prometió presentar "los elementos" que demuestren el presunto fraude "en las sucesivas horas". Además de apoyar el paro y las movilizaciones iniciadas por sus aliados, Mesa pidió apoyo a la comunidad internacional. "Que se mantenga vigilante para que no entre en el camino de la dictadura al que quiere llevarnos el presidente Morales", afirmó. Ayer, tanto Morales como Mesa se habían reunido con diplomáticos extranjeros y observadores internacionales para transmitir sus certezas y denuncias. Hoy, los dos dejaron en claro que su fiscalización de las elecciones era clave para resolver el conflicto. La única que se pronunció hoy de manera contundente fue la Organización de Estados Americanos (OEA). El director de observación electoral, Gerardo de Icaza, advirtió que varios de los principios de transparencia en el recuento de votos han sido vulnerados por distintas causas, y, por lo tanto, concluyó que una sería mejor opción ir a balotaje presidencial el 15 de diciembre próximo, aun si los resultados finales le otorgaran una victoria mínima pero suficiente a Morales. "Toda elección debe regirse por los principios de certeza, legalidad, transparencia, equidad, independencia e imparcialidad; la misión pudo constatar que varios de estos principios han sido vulnerados por distintas causas a lo largo de este proceso electoral", explicó durante una reunión extraordinaria de la OEA en Washington. "Debido al contexto y las problemáticas evidenciadas en este proceso electoral, continuaría siendo una mejor opción convocar a una segunda vuelta", agregó De Icaza. A la pulseada verbal entre el gobierno, por un lado, y la oposición y la OEA, por el otro, se sumó un enfrentamiento mucho más físico en las calles. El epicentro del paro y las manifestaciones opositoras fue la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, un tradicional bastión crítico al gobierno de Morales. El paro y las protestas se multiplicaron en toda la Media Luna -que incluye los departamentos de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando-, pero en esa ciudad manifestantes opositores se enfrentaron con simpatizantes oficialismo, lo que produjo nuevos momentos de violencia. Al menos dos personas resultaron heridas, según el diario local El Deber. Al caer la noche, los enfrentamientos no se habían extendido a otras ciudades o regiones del país; sin embargo, con el pasar de los días y con el escrutinio aún abierto, crece la polarización en el país, las denuncias de un lado y del otro, y la posibilidad de una crisis política más profunda y difícil de resolver.
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