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Provinciales > Semana de la mujer

Alba Pezzani y una vida marcada por el feminismo y la militancia

Creció con las enseñanzas de su madre que es activista en Ni Una Menos y hace algunos años se unió al colectivo.

03 de marzo de 2021

Alba Pezzani tenía 8 años cuando escuchó por primera vez la palabra femicidio. Corría el año 2011. Habían violado y asesinado a Candela Rodríguez. Mientras los varones de su edad jugaban, las niñas veían en la televisión como habían matado a una de ellas. Esos días en los que el tema frecuentaba los medios marcaron un antes y después en Alba, que actualmente tiene 18 años, es integrante de Ni Una Menos y lucha por la eliminación de la violencia de género.

“Candela era una niña, como yo. Era chica y no sabía lo que significaba la palabra violación, la relacionaba con el asesinato así que no entendía lo que contaban algunos medios. Ahí fue cuando le pregunté a mi mamá por qué fue violada antes de morir, porque para mí era lo mismo y ahí me sentó y me explicó. Esos son momentos que te marcan en la vida, enterarme lo que era una violación y que pasaba y que también les pasaban a las niñas fue fuerte. Eso me marcó”, cuenta Alba.

Con el pasar de los años fue entendiendo lo que era la militancia y principalmente el trabajo que hacia su mamá “Jani” en Ni Una Menos. “Me di cuenta de lo importante que era lo que hacía”, dice.

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Al ingresar al Nivel Secundario estuvo en el centro de estudiantes desde el cual trató de concientizar a los alumnos sobre la Educación Sexual Integral (ESI), tema que no se brindaba en los establecimientos educativos. Es por esto que ella junto a otros alumnos “luchaban” para que en las escuelas se enseñara ESI.

A los 15 empezó a militar junto a su madre en Ni Una Menos (NUM), una “colectiva” cuyo espacio de lucha es la calle ya que no sólo es el lugar de las manifestaciones y marchas, sino también de los conversatorios, lecturas, debates y talleres que realizan.

“Ahí empezó mi identidad, mi reconocimiento como lesbiana que pensaba que era sólo una orientación sexual, un gusto, pero cuando entré a NUM me di cuenta de que era un nombramiento político, era toda una lucha”, comenta.

Alba se asume como lesbiana. En un principio las malas miradas cuando iba de la mano con alguna mujer la incomodaban. Ahora, eso ya no la afecta. “Me he empoderado”, dice. Además, sabe que esa es su lucha y que no está sola en ella. En su casa y su entorno, jamás tuvo problema alguno debido al ámbito en el que creció en el que el feminismo siempre estuvo presente.

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Para ella, el feminismo es un camino de ida porque es un ciclo de aprendizaje del que es muy difícil salir y “toca muchos aspectos personales y sociales”. “Afecta de una manera positiva en mi vida y es un motor para lo que hago”, asegura.

Al hacer referencia al 8M tiene en cuenta el enfoque que fue cambiando con los años. En un principio estaba en la mujer trabajadora y ahora, en la lucha y prevención de la violencia de género. “El 8M es un paro de mujeres, lesbianas, travestis, trans, no binaries e intersexs, es un día de lucha”, opina.

Al pensar en el futuro sabe que hay un desafío que debe cumplirse: “Que nos dejen de matar, que nos dejen de violentar y desaparecer sólo por nuestro género”, cierra la joven.

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