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Augusto, el sanjuanino que vive en Dinamarca, lo contrató Tesla y sueña con volver a Argentina

Tiene 26 años y consiguió un trabajo al que aspiraba. Su aventura recién empieza, pero tiene algo en claro: “Si hoy me preguntás, yo en unos años quiero volver. Tenemos un país increíble”.

22 de diciembre de 2021

Augusto Baigorrí, un joven profesional sanjuanino, decidió hace años que su camino profesional incluía emigrar de Argentina. Era uno de sus objetivos y tenía en claro que eso lo iba a volver un mejor licenciado en Comercio Internacional, carrera que estudió en la Universidad Católica de Cuyo. Cuando se recibió, sorteó los desafíos de la pandemia, incluido un cambio de planes porque Australia, su destino original tenía las fronteras cerradas, y se fue a vivir a Europa. Hoy sumó otro logro, uno con el que no había soñado: lo contrató Tesla, la empresa de Elon Musk.

El sanjuanino tiene 26 años y está viviendo desde marzo en Dinamarca, país al que llegó más por casualidad que por haber soñado toda su vida con el lugar. “Después de que no pudimos ir a Australia pensamos en Holanda, pero una amiga con la que viajaba me dijo que tenía una prima acá y ahí decidimos venirnos”. El ingreso es complejo, porque hay que completar semanas de trámites para conseguir un número que equivale al de documento para poder ser residente legal. Una vez instalado, descubrió un lugar que no deja de sorprenderlo.

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Los paisajes, la tranquilidad son claves para la vida danesa, pero también el bienestar. "Acá los impuestos son más del 40%, pero tienen muchos beneficios y todo funciona muy bien", relató el joven.

“Vivo en Copenhague, en un departamento con otros argentinos, porque hay una comunidad muy grande acá y nos acompañamos”, contó el joven. Casi no habla una palabra de danés, pero se arregla muy bien en inglés gracias a que la mayoría de los lugareños lo hablan perfectamente. “De marzo a ahora, una sola vez fui a comprar y me encontré con una persona con la que no pude hablar”, explicó.

Al igual que la mayoría de los inmigrantes argentinos, Augusto llegó al país nórdico y consiguió trabajo en áreas que no requieren título. “Si bien es caro vivir acá, hay salida laboral, pero no para profesionales, la mayoría encuentra como delivery, en limpieza, como operarios”, contó. Él mismo lo primero que encontró fue en un tipo supermercado online en el área de depósito. No estaba tan lejos de su objetivo, ya que el sanjuanino quería adquirir experiencia en área de logística, pero sí muy por debajo de sus calificaciones.

Augusto llegó a Dinamarca con dos amigas y luego conoció a una gran comunidad argentina que vive en el lugar.

“Hay una gran competencia por los trabajos de oficina o profesionales, porque el sistema educativo en Dinamarca permite que los jóvenes estudien cuatro años y tengan una maestría. Nosotros, en cambio, tendríamos que hacer la licenciatura y otros dos años más por lo menos para tener el mismo nivel”, explicó. Por eso, a pesar de su título de licenciado, estaba en una competencia desigual con los locales. Aun así, no paró de moverse para llegar a un puesto que aportara a su carrera profesional.

“Yo no era un nerd, ni tenía el mejor promedio, pero en estos meses no dejé de moverme, me presenté a todos los puestos, fui a todas las entrevistas”, contó Augusto. Además, aunque no lo dice, el joven sanjuanino es carismático y comprador, incluso por teléfono. Eso hizo que seis meses consiguiera finalmente el puesto de oficina que quería, en el área de logística en una multinacional llamada DB – Schnenker. Y así y todo, aunque tenía lo que muchos van a buscar en el país nórdico, siguió insistiendo y se presentó también en Tesla cuando vio la oportunidad.

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Su historia en el impero de Elon Musk empezó con una serie eterna de entrevistas y un bochazo. “Después de pasar por Recursos Humanos, varias entrevistas más y llegar a hablar con el manager, me dijeron que no”, contó. Augusto siguió avanzando y fue casi en simultáneo con su mejora laborar en DB – Schnenker que le llegó un mail después de haber estado unos días sin señal. “Me decían que habían intentado llamarme y que si todavía me interesaba el puesto en Tesla. Imaginate que dice que obvio que sí”, cuenta entre risas.

Cuando hace calor utilizan los grandes canales para refrescarse. En invierno las temperaturas bajo cero hacen que todo cierre temprano y casi no hay vida social.

Siguieron más entrevistas, habló nuevamente con el manager y recibió el Ok definitivo hace poco. “Ahora estoy entrenando al que se va a quedar en mi puesto actual y en enero empiezo en Tesla. Nunca esperé poder llegar tan rápido, pero definitivamente este es mi mayor logro laboral desde que llegué a Dinamarca”, resume, con la alegría que se le nota.

En medio de este crecimiento maratónico, donde su título y su carisma son compatibles con la vida Danesa, sorprende aún más que Augusto todavía piense en volver a Argentina en algunos años más. Pero para esto también tiene una explicación. “Extraño muchísimo la gente, la comida, los afectos y hoy por hoy no me veo quedándome definitivamente, en algunos años me veo volviendo”, adelanta.

El verano danés es la época más linda, según Agusto, cuando la gente aprovecha las largas horas de sol. "Sacan las sillas a la calle y se toman una copa de vino con amigos". Imágenes gentileza.

Sabe que muchas cosas pueden cambiar y no cierra puertas, pero para él hay algo claro: “tenemos un gran país. No me gusta cuando los que emigran reniegan, porque es cierto que acá es más fácil crecer y que viajar y trabajar afuera te abre mucho la cabeza, pero los que te dicen ‘andate’ es porque nunca han emigrado, es difícil, y eso que estoy en uno de los mejores países para hacerlo”.

En estos meses el joven se tuvo que acostumbrar a un país frío, donde en invierno apenas tienen horas de sol entre las 8 y las 16. “Yo entraba a trabajar de noche y salía y era otra vez de noche”, cuenta. Su grupo social se compone de argentinos de todas las edades, más habituados a la calidez humana que tanto extraña el joven. Para Augusto está claro que está ganando en conocimiento y una carrera profesional potenciada por las oportunidades de una nación mucho más ordenada, pero también, que hay algo irreemplazable de su tierra natal. “Un país no es solo la economía”, reflexiona desde el invierno helado danés.

Dinamarca es extremadamente segura y cómoda, a excepción de las bicicletas. "Hay bandas que se roban hasta las que están atadas, es rarísimo", contó.

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