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Churchill confrontó con Estados Unidos en el armado del mundo de posguerra, dice Simonoff

POR REDACCIÓN

22 de enero de 2020
El primer ministro conservador, Winston Churchill, quería imponer la hegemonía de Gran Bretaña a Estados Unidos para luchar contra la Alemania nazi, cuando en realidad los británicos ya eran un "imperio en decadencia", opinó hoy un analista. El historiador Alejandro Simonoff dijo a Télam que Churchill "tuvo diferencias con los norteamericanos en las distintas conferencias realizadas por los aliados, entre ellas Yalta (en febrero de 1945), donde se fue definiendo el orden de la posguerra" a favor de Washington. Junto al presidente estadounidense, Franklin Delano Roosevelt, y el líder soviético Joseph Stalin, Churchil dio forma a la estrategia aliada a través de la Carta del Atlántico y las Conferencias de El Cairo, Casablanca, Teherán y Yalta, poco antes de finalizar la Segunda Guerra Mundial. "Churchill quería imponer la hegemonía británica, pero en esos años Gran Bretaña era un imperio en decadencia", dijo Simonoff, doctor en Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Señaló que Churchill "es recordado por su tenacidad sin límites, que lo llevó a mantener relaciones muy complejas con los estadounidenses, sus socios más cercanos, con quien tenía serías diferencias", opinó Simonoff. El analista definió al político conservador británico como el hombre que "en los momentos más duros de la invasión nazi, tuvo la determinación de no negociar con Hitler, ya que veía una amenaza no solo en lo económico para el Reino Unido, sino también en los valores políticos". Simonoff elogió, además, "el diagnóstico prematuro que tenía Churchill ante un eventual triunfo del nazismo". "El primer ministro británico quería terminar con ese tipo de experiencias, ya que en el partido conservador británico veían con simpatía algunas políticas de los nazis", afirmó. El analista definió al Premio Nobel de Literatura como un "conservador liberal, lo que marcaba muchas diferencias" y explicó que "los grupos de extrema derecha británicos eran diferentes a los alemanes, pues eran pocos representativos electoralmente". También alabó el pragmatismo de Churchill, dado que "no tuvo ningún impedimento en juntarse con un hombre que estaba en sus antípodas como Stalin, para vencer a Hitler". "Evaluó cuál era el peor de los males, y no dudo en establecer una alianza con los rusos", señaló Simonoff.
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