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Opinión > Columna

Conversación a susurros con el bibliotecario

Busqué en un buen diccionario de la lengua, y no encontré nada que me ayudara, porque, seguramente, buscaba un significado para disipar la confusión que yo tenía. Yo me había instalado a leer en un diccionario, en la biblioteca más grande y más vieja de la ciudad. Había pensado que ahí, habría un diccionario mejor que los que yo tengo en mi casa. Cuando fui a reponerlos, el viejo bibliotecario, que me conocía desde sus muchos años a cargo de una de las bibliotecas de la Universidad, me preguntó que buscaba. Hablamos a susurros, como se habla en las bibliotecas. Y le conté que andaba consternado, temporalmente consternado y que buscaba “significar” para aliviarme. Le conté algunas “historias mínimas” leídas en los diarios; grupos de jóvenes de España y de Francia, haciéndoles casa a los pobres en algunas provincias del norte, grupos de jóvenes de España donando material didáctico a Escuelas desbastadas por el desprecio en otras provincias…….y que cuando esa caridad se iba acercando a mi barrio me entraba esa consternación por incomprensión. Le dije que ese era un diagnostico propio. Me dijo que me estaba excediendo y que mi oficio se estaba deslizando de la Filosofía al Chamanismo. Que él conocía otros casos. Le conté que me había sentido transportado a la expresiva rebelión de mis treinta años, por las injusticias, por lo inexplicable, por lo incomprensible al leer en uno de los diarios, que el acontecimiento era, que: hombres y mujeres, con viejos y con niños, en las Lagunas de Huanacache, festejaban la donación dada por una Universidad Española, de tres mil euros para que compren membranas para hacer reservorios de agua…….Yo he visto eso en Formosa, en la década del setenta, “aguadas”, donde los animales y la gente tomaban del mismo charco…….¿Cómo puta puede ser que haya gente sin agua?.......a unas cuadras de mi casa hay familias que no tienen agua potable, porque la planta de la unión vecinal no alcanza…….¡con tanta tegnologización de lo cotidiano, con tanta maquinación de la enseñanza, con tanto software y cinco g, con tanta familiaridad con la “república!. Subí, un poco el tono, y me hizo un ademan para que volviese a situación de secreto……. Y apoyando paternalmente una mano sobre mi muñeca, me dijo, Profesor “los diarios mienten”…….”los diarios mienten”. Le dije, que tal vez, pero en el que había leído la noticia de Las Lagunas, no mentía, que yo conocía al responsable. Y, además, en ese diario yo publicaba mis columnas. Le dije: el Agua, como el Aire es el alimento primitivo, es el alimento vital de los seres vivos……. de las plantas, de los animales y de los humanos…….el Agua no debe faltarle a nadie, y su provisión desde el Estado debe ser gratuita, como lo es el Aire. Que, se establezca cuantos litros diarios necesita cada familia, según el número de integrantes, y esos metros cúbicos por día deben ser gratis. Los que usen para regar el jardín y lavar el auto que lo paguen…….pero el agua que es el alimento vital, no puede faltarle a nadie y debe ser gratis.  Hombres y mujeres sin agua y el gobierno exhibe y publicita “logros”…….”obras faraónicas”……y no porque sean necesarias, si no, porque ellos se envisten de “Faraones” y después, se pisan el manto a cada tranco. Le pregunté si vio, eso que están haciendo para andar en bicicleta bajo techo, por ejemplo……suele salir en los diarios……Si, tal vez, en los que mienten, me contestó.

Lo conozco desde que usted era estudiante Profesor, ¿leyó de nuevo los libros de Foucault? Le contesté que sí. Sacó una lapicera y en un papel que tomó de abajo de unos cuadernos, hizo la mímica de escribir una recomendación, y me dijo: Mire, para esta búsqueda de significación, váyase a la biblioteca del Borda, y si no pídale a alguno de sus amigos eruditos de la Facultad de Sociales, y entre todos, escriban un documento donde expliquen sin metáforas, ni eufemismos, ni repeticiones de prólogos, ni de folletines, ¿qué es la democrática democracia?........eso: al fin, ¿qué es la democrática democracia?……Y me trae una copia, que yo sé dónde lo voy a poner. Puse mi cartera en mi hombro izquierdo, como siempre, y lo miré en silencio.

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Después de unos segundos de seriedad, hecha en la representación de una sentencia, me dijo: “usted Profesor y esos amigos, que le dije, con esa obsesión por el Agua……. ¡que todos tengan Agua!  Ah……y con el Aire……lo que hacen es atentar contra la democracia y andar haciendo discursos contra el progreso.

Me paré en la puerta y lo miré. Había apoyado sus dos manos en el amplio mostrador y sonreía, apenas. Sarcástico, siempre con ese humor sin risas y cargado de metáforas, que me gustaba. Sabía de libros, de los que tenía que registrar y ubicar, y de muchos que había leído…….

Caminé por la vereda, hacía el centro, en silencio…….y pensé, que de lo que habíamos hablado, siempre se habla en susurros…….aunque no estuviésemos en una biblioteca.

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