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El Cronista

El lado B del cepo: el comercio exterior sufre los efectos de la restricción cambiaria

Con un mercado doméstico que retrocede desde abril de 2018, un creciente número de pymes industriales se volcaron a la exportación para compensar esa caída. Pero la escasez de dólares y los efectos colaterales del cepo generaron un nuevo motivo de preocupación. 

POR EL CRONISTA PARA DIARIO HUARPE

Si hay un punto de consenso entre analistas económicos de diverso pelaje ideológico es que los incentivos a la producción y el impulso a las exportaciones son parte de la solución a los problemas que aquejan hoy a la economía argentina. Sin embargo, también es claro que, primero las presiones sobre el dólar y más tarde esta última versión recargada del cepoestán generando importantes problemas a la operatoria del comercio exterior.

Desde hace varias semanas, pero mucho más tras la corrida cambiaria días antes de las elecciones generales, las empresas tienen crecientes dificultades para hacerse de divisas, ya sea para prefinanciar sus exportaciones como para pagar importaciones de insumos, partes y piezas.

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En paralelo, desde algunos sectores empresariales advierten acerca de crecientes dificultades a la hora de enviar utilidades a sus casas matrices, un fenómeno que ya se vivió hace algunos años en Argentina. Para complicar más las cosas, algunos trascendidos indican que empresas europeas con operaciones en el país observan en el control cambiario un obstáculo que podría complicar la aprobación del acuerdo Mercosur - Unión Europea.

Tras el cepo los bancos comenzaron a reducir fuertemente las líneas de prefinanciación de exportaciones 

La secuencia es bastante simple. La caída de depósitos en dólares, que desde el pico alcanzado el 9 de agosto, el último día hábil antes de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), se desplomaron en casi u$s 13.400 millonesredujo en forma sustantiva la disponibilidad de los bancos para prestar fondos en moneda dura.

Como primera señal, las entidades financieras apelaron a la reducción de líneas de prefinanciación de exportaciones. Este fenómeno que se observa desde principios de octubre, es una modalidad muy frecuente en muchos sectores industriales, en especial en el segmento pyme, que buscan suplir con crédito las necesidades de capital de trabajo para atender la demanda externa.

Si bien no hay comunicación oficial, desde las entidades bancarias argumentan que esta decisión se origina en un virtual descalce entre depósitos y préstamos. Cierto o no, lo concreto es que las empresas exportadoras quedan desfinanciadas en el momento en que deben hacer frente a contratos o compromisos de entrega de productos al exterior.

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Business are business

Hasta aquí una parte del problema, pero hay más. Algunas pymes industriales aseguran que "cuando los bancos otorgan la prefinanciación para exportaciones te obligan a cancelar líneas que ya tenías", con lo que, en la práctica, las entidades utilizan estas líneas para "bajar la exposición del banco".

Sobre este punto, Marcelo Elizondo, director general de la consultora DNI, pronosticó que "va a haber menos prefinanciación de exportaciones, no tanto por el cepo sino porque no hay dólares". Observando los carriles por los que transita la economía, el experto consideró que "no hay razones para que se atenúe el retiro de depósitos, ni tampoco para que vuelvan los depósitos a los bancos".

 

La falta de dólares está generando también un inesperado frente de conflicto, que afecta más bien a las empresas multinacionales más que a las pymes pero que, ciertamente, enrarece el clima de negocios y la mirada externa sobre las posibilidades de invertir y comerciar con el país. 

También hay dificultades para girar utilidades al exterior, lo que podría complicar el acuerdo UE-Mercosur

Elizondo explicó que empresas europeas con casa matriz en una de las tres mayores economías del bloque, "dicen que el control de cambios va en contra del espíritu de lo firmado en el marco acuerdo Mercosur-Unión Europea". Incluso iniciaron gestiones ante el gobierno de su país -mantenido en reserva- para intentar torcer la tendencia. 

 

El experto admite que, en parte, el argumento es cierto. Según el acuerdo Mercosur-UE los gobiernos se comprometen a eliminar restricciones y, en ese sentido, las últimas medidas en materia cambiaria y en especial el cepo reloaded, van en sentido contrario.

Giros en espera

La falta de divisas afecta también a las empresas que deben transferir fondos al exterior para cancelar importaciones. "Desde hace varios días estoy intentando girar los fondos para pagar insumos importados por apenas u$s 10.000, pero el sistema no lo permite", aseguró el empresario metalúrgico, Pedro Cascales.

El industrial pyme asegura que ya presentó toda la documentación requerida y cuenta con los pesos en su cuenta pero no le autorizan el giro, una operación que antes se hacía directamente por e-banking. El endurecimiento del cepo burocratizó mucho más el proceso. "Están pidiendo volver a presentar documentación en papel y declaraciones juradas, que ya no se presentan desde hace años. Estamos volviendo para atrás", enfatizó Cascales. 

 

Alfredo Bonazzi, titular de la Cámara Argentina de la Máquina Herramienta y Tecnologías para la Producción (Carmahe), que nuclea en especial a empresas medianas, muchas de las cuales son exportadoras de equipos, consideró que "los bancos en general buscan algo para excusarse y no girar" y explicó que hay casos que demoran más de cinco días y hasta una semana, "siempre piden algo nuevo, mientras tanto el giro no sale", se queja.

"Están pisando los dólares para sacar afuera", admitió otro importador, que también sufre el torniquete cambiario. "Los pesos me queman, necesito los dólares para pagar importaciones, pero está difícil", se sinceró.

Con la demora empieza a jugar el riesgo cambiario, dado que al demorarse el giro de dólares al proveedor en el exterior, los exportadores se exponen a un nuevo salto cambiario, que deprecie los pesos depositados en las cuentas para hacer frente a los compromisos. Algunas pymes indicaron que las demoras llegan hasta 10 días hábiles.

Al demorarse el giro de dólares al proveedor en el exterior, los exportadores se exponen a un nuevo salto cambiario, que deprecie los pesos depositados en las cuentas para hacer frente a los compromisos.

Los plazos generan un problema adicional. De acuerdo a la Comunicación "A" 6818, emitida por el Banco Central el pasado 28 de octubre, las empresas tienen 90 días desde que se paga una importación o un anticipo de importación hasta que llega la mercadería y se hace el despacho, a riesgo de que le den de baja el CUIT.

El tema es que un barco desde Asia puede tarde 40/50 días, y es "casi imposible" que llegue acá en 90 días desde que se hizo el pago, indican desde el sector pyme.

Por: CARLOS BOYADJIAN

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