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La sanjuanina que revolucionó un asentamiento y busca crear oportunidades laborales para sus vecinas

Está armando un taller textil para que aprendan a realizar prendas, creó una huerta y hasta abrió un merendero junto al movimiento popular Martina Chapanay.

30 de abril de 2021

Encerrada en plena cuarentena del 2020, sin empleo y viendo la complicada situación que atravesaban sus vecinos del asentamiento Evita debido a que la mayoría eran obreros y no podían trabajar. Así estaba el año pasado Betiana Quiroga, una trabajadora social de 34 años que no soportó seguir sin hacer nada mientras las personas de su villa la pasaban mal. Es que, si bien ella no tenía empleo, sí lo tenía su esposo, así que tenía un sustento económico en la casa.

Betiana no podía seguir así, por eso se comunicó con un amigo que dejó la carrera para preguntarle cómo podían ayudar. Se animaron a fundar el movimiento popular Martina Chapanay y luego un merendero que aún atiende tres días a la semana. Empezaron yendo 150 niños, pero la voz se fue corriendo y la necesidad era tanta que actualmente son cerca de 400 los que asisten.

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Hacen un merendero tres días por semana para alimentar a los chicos del asentamiento Evita. Foto: Gonzalo Medina / DIARIO HUARPE.

A pesar del importante aporte, aún no estaba conforme, sabía que había un sector que era mucho más vulnerable, el de las mujeres mayores de 45 años, con hijos mayores, sin ningún tipo de beneficio social y sin trabajo debido a que las empresas emplean principalmente personas jóvenes. Fue ahí que decidió no quedarse de brazos cruzados y hacer algo para contribuir y cambiar la realidad de estas personas.

“Muchas personas están en la política y toman decisiones acerca de nuestras realidades, pero lo hacen desde afuera, no conocen cuál es la verdadera realidad que vivimos”, dice. Al saber la realidad de sus vecinas, entendió que era la oportunidad perfecta para aportar algo que las beneficiara: oportunidades laborales.

“La Martina busca crear oportunidades”, comenta Betiana orgullosa al hacer referencia al movimiento que creó hace casi un año. En medio de esa búsqueda para ayudar a vecinas vulnerables surgió la posibilidad de crear un taller textil que les permitirá a las mujeres tener un ingreso en el hogar.

“Hay un sistema formal que expulsa a algunas mujeres, por eso pensamos en ellas”, sostiene la militante social.

Hace un año se formo el movimiento popular Martina Chapanay. Foto: Gonzalo Medina / DIARIO HUARPE.

El taller comenzará a funcionar en junio ya que en ese mes les llegarán las máquinas de coser desde el banco de herramientas de Nación, gestión que hizo el Ministerio de Desarrollo Humano local. Es lo único que les falta ya que hay tres personas del asentamiento que tienen conocimientos sobre el tema así que se van a encargar de capacitar a las participantes. Hasta el momento se interesaron 25 mujeres, la mayoría tiene más de 40 años, pero también hay jóvenes que decidieron sumarse porque no tienen empleo.

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Una vez que aprendan el proceso de la realización de prendas de ropa, sábanas, manteles, entre otros elementos, van a vender esa producción para poder generar ingresos que las ayuden en la economía del hogar.

Antes de definir la temática del taller pasaron muchas ideas y proyectos, pero finalmente optaron que sea textil ya que son productos que no tienen fecha de vencimiento y que, si no venden de forma inmediata, en algún momento lo van a poder hacer y generar una ganancia.

Lo único que les jugará en contra a la hora de brindarlo será el lugar. Es que Betiana cedió un espacio del terreno de su casa y ahí construyeron una pequeña pieza. La hicieron con sacrificio, juntando dinero de diversas actividades que organizaron desde el movimiento social y con algunos materiales que les dieron desde Gobierno tras el terremoto del 18 de enero. Así levantaron una piecita de adobe en la que actualmente funciona el merendero y en unos meses será la sede del taller textil. Al ser tan chica, van a tener que hacer varios turnos para poder mantener el distanciamiento social y los protocolos sanitarios para evitar contagios de coronavirus.

Mientras tanto, son muchas las vecinas que siguen sin trabajo por eso se organizaron y compraron un horno chileno. Cada tanto, cocinan pizzas y empanadas y las venden para poder generar algo de dinero que se distribuye entre ellas y, si les sobra comida, la reparten para que puedan comer sus chicos.

Eso no fue lo único que hicieron para beneficiar a las mujeres del asentamiento Evita. También crearon una huerta cuyas verduras las distribuyen entre ellas y compraron algunas gallinas. Todavía no ponen huevos debido a que son pequeñas, pero, una vez que lo hagan, también los repartirán de forma solidaria.

Sumaron una huerta y un gallinero para obtener verduras y huevos y ayudar a las economías familiares. Foto: Gonzalo Medina / DIARIO HUARPE.

“Con la Martina nos interesa hacer algo por la sociedad, reivindicar derechos que nos han sido negados porque siempre podemos poner el cuerpo para que las cosas sean un poquito mejor”, cierra Betiana, una de las fundadoras del movimiento popular.

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