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Opinión > Columna

Otros desiertos del reino del capitalismo

Hace unos años, y tengo necesidad de no contarlos, porque, aunque los nombre uno por uno, aunque los ubique en el lugar en que estuvimos, no voy a demorar el Tiempo, y porque un número sería sólo un dato cuando necesito hablar de hechos y emociones de mi Vida. Además, ¡el Tiempo tiene tanto apuro!....... Y eso es, sólo de la inteligencia de mi intimidad o, mejor dicho: de la íntima inteligencia de mi Duda ya que un concepto, propio, de mi Filosofía, es: “el Hombre es el Tiempo”. Pero ahora no quiero hablar sobre mi Duda, sino de la voluntad y del amor de unos cuantos que hacen, aun, una comunidad con hechos y emociones de sus Vidas. Por aquel entonces, llegué a habitar esa comunidad de hombres y mujeres que, desde otros hombres y otras mujeres, anteriores a ellos, construían un territorio en una lejanía que se colmaba con asombros, con reconocimiento, con el otro. Alrededor de cada otro, que tiene la Palabra y el Silencio. Y nos convencíamos, que ese sería el Mundo que sería mejor. Sí, un Mundo mejor.

Las utopías sostienen o simulan lo inextenso del presente, son las que posibilitan ir al Devenir. Tienen que ver con la Voluntad.

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Y así es, que al amparo de nuestra Utopía, anduvimos y vamos yendo…….aun. Con nuestro territorio, en nuestra lejanía, atravesamos democráticas democracias, dictaduras que las iban intercalando y la más terrible de todas, que todavía tiene sus residuos de hombres, en algún amparo o presos en sus casas. Dictadura genocida, mató mujeres y hombres, se robó los niños y quemó los libros. Y al menos yo, pensaba, que en ese dictador estaba todo el horror acumulado de los hombres, que ese dictador representaba toda la negación, toda la perversidad, toda la irracionalidad del capitalismo. Claro, ¿qué otro delirio podríamos atravesar? Después de la superposición, durante siete años, de los dos peores dogmas: el “castrense” y el de la religión. Pero eso era lo próximo. Algunos hombres y mujeres conseguían exiliarse, con todo el dolor y las consecuencias……. que le manifestaban la Vida. Debilitaban la amenaza.

Pero quedaban otros desiertos del reino del capitalismo, donde los nativos se alimentan de otro dogma, desde donde se irradian las capilaridades del pensamiento calculador que interviene la cotidianeidad que caminamos. Ese pensamiento calculador hecho dogma y definición de ese desierto, que monta laboratorios y tecnologías y esclaviza “inteligencias”, ensayos para organizaciones planetarias de administración de las muertes.

Pienso que, del dogma religioso, que nos invade lo público, hay un medio de posible salida, que es la Razón. Pero cuando “la ciencia” se convierte en dogma, la Razón no puede ser un medio de salida.

Y el “pensamiento calculador” como dogma, se supone en “la razón del mercado”. Que es un vacío inescrutable…porque la Razón, sólo es humana.

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En aquella otra dictadura, nos quemaban los libros y...se podían adueñar de la Vida.

En esta otra dictadura, de la inteligencia de la muerte, a los hombres y mujeres nos niegan la lejanía.

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