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Un informe revela que la policía mintió sobre la muerte de un afroamericano que desató protestas

POR REDACCIÓN

10 de octubre de 2019
Un informe interno de la policía sobre el asesinato en 2014 del joven afroamericano Laquan McDonald en Chicago, refleja incongruencias y una "falsa narrativa" de 15 agentes que declararon sobre el hecho que desató grandes protestas y críticas hacia las autoridades. El reporte elaborado por el inspector general de la ciudad, Joseph Ferguson, sobre este suceso ocurrido en 2014 y que derivó en una sentencia de seis años y nueve meses de prisión para el policía Jason Van Dyke, fue divulgado anoche tras una orden de la alcaldesa, Lori Lightfoot, que prometió "transparencia" en su gestión. El estudio concluyó que, además de Van Dyke, otros 15 policías cometieron faltas y ocultaron la verdad sobre la muerte del joven que recibió 16 disparos mientras estaba lejos del agente, la mayoría de ellos cuando ya se encontraba inerte en el suelo. El trabajo, en el que el inspector sugirió que los 15 agentes sean despedidos o sancionados, va en la misma línea de lo revelado en el proceso judicial, en cuanto a que Van Dyke y su compañero, el agente Joseph Walsh, mintieron cuando dijeron que el joven se les acercó blandiendo un cuchillo con intención de matarlos y además intentó levantarse del suelo luego de recibir varios disparos. Los policías vinculados al caso también se deshicieron de declaraciones de tres testigos presenciales, a la vez que los agentes, desde la posición en la que estaban esa noche, no hubieran podido escuchar la interacción entre la víctima y Van Dyke. Los falsos testimonios de los policías llevaron al Departamento de Policía de la ciudad a dar "una falsa narrativa de los hechos para justificar el tiroteo contra el joven", consignó la agencia de noticias EFE. El incidente ocurrió en el vecindario de Archer Heights, en el suroeste de Chicago, donde el joven había estado robando radios de vehículos estacionados, armado con un pequeño cuchillo. Luego se comprobó que McDonald, que no acató las órdenes policiales de arrojar la navaja al suelo, estaba drogado. Van Dyke fue uno de los últimos oficiales en llegar al lugar y casi de inmediato disparó su arma de fuego contra McDonald, y no una pistola eléctrica Taser como se le había solicitado. El suceso desató grandes protestas y críticas contra la policía local y el alcalde de la ciudad en ese entonces, Rahm Emanuel.
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