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Yanina, la “reina de la paciencia” de la Escuela de Manejo gratuita: “Muchas veces soy como psicóloga”

Tuvo alumnos de todas las edades, la mayor fue una mujer de 79 años. Su meta es que todos aprendan a manejar y lo hagan bien.

05 de febrero de 2022

Decidida, pero paciente y amorosa con los demás. Así es Yanina Monroy, una instructora de manejo de 40 años que comenzó a conducir hace 20, cuando se compró su primer auto sin siquiera haber probado anteriormente manejar uno. Pero a ella los automóviles le gustaban. Le gustaban tanto que cada vez que iba como copiloto de su padre lo colmaba de preguntas. Quería saber todo. No sólo hacía con él, sino también con taxistas con los que en ocasiones viajaba. Ahora tiene su propia academia, pero también enseña en la Escuela de Manejo gratuita del municipio de Rawson.

“Yo creo que nací para esto. Es algo que me encanta a hacer. Siempre me felicitan por la paciencia”, cuenta a DIARIO HUARPE.

Mientras habla, una de sus alumnas de la institución gratuita practica dribling, zigzag entre los conos, con su moto. Es su quinta clase y al día siguiente tendrá la prueba definitiva, el examen con el que demostrará lo aprendido. Yanina le presta suma atención, pero no lo hace de forma evidente para que la joven no se ponga nerviosa. Esa es una de las técnicas que utiliza de forma frecuente para que sientan confianza y puedan avanzar.

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Foto: Sergio Leiva / DIARIO HUARPE.

La instructora asegura que tuvo alumnos “de todas las edades”, aunque la mayor fue una anciana de 79 años a quien le costó un poco enseñarle, pero con calma y perseverancia llegó a su meta y la mujer aprendió de forma correcta.

Para ella es fundamental que las personas aprendan bien y que respeten las normas de seguridad vial desde el principio. Incluso, en varias ocasiones le pasó que hubo sanjuaninos que ya contaban con algunos conocimientos, pero no manejaban de forma responsable así que ella los hacía volver al comienzo de todo.

“Si no lo aprenden bien desde un principio, después lo van a hacer mal. Si lo aprenden bien, después lo van a hacer por inercia porque el cerebro se acostumbra a lo aprendido, ya sea mal o bien”, les repite a cada uno de los aprendices como si fuera un mantra. De esa forma logra que cambien algunas conductas como el no respetar las sendas peatonales o no colocarse el cinturón.

Sabe que su paciencia es una de sus mejores cualidades y ello lo descubrió poco después de comprarse su primer auto, cuando le enseñó a manejar a una amiga. Esto fue hace poco más de 15 años, tiempo en el que descubrió que le gustaba enseñar así que empezó a tomar cursos y a capacitarse como instructora.

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A pesar de que ya lleva esa misma cantidad de años enseñando, siempre trata de mejorar para que la experiencia de sus alumnos sea la mejor. Incluso, hubo una vez en la que comenzó a hacer terapia para poder ayudar a una chica a quien le estaba enseñando y que en ocasiones quedaba paralizada ante el volante.

“Es un trabajo el minucioso el que hago en algunos casos, hay gente que tiene muchísimo miedo, pero yo siempre les digo que, si siguen con él, el miedo los va a paralizar, no sólo en la conducción, sino en distintas circunstancias de la vida y no van a poder lograr su objetivo”, dice.

Con sus palabras siempre trata de transmitirles sentimientos positivos y de demostrarles su confianza en ellos para que tengan fe en sí mismos. No obstante, admite que también depende mucho del entorno y hay veces en las que les cuesta mucho que lo hagan. Es que la mayoría de sus alumnas son mujeres y muchas de ellas llegan de contextos violentos.

“Tienen maridos que no les quieren prestar el auto, que les dicen que no van a aprender, que no van a poder, que son una brutas, así que tengo que trabajar mucho en el tema del miedo de esa mujer y en superar esos comentarios”, explica. Es por eso que Yanina en muchas ocasiones se siente como una psicóloga.

Así, con la paciencia como bandera, Yanina Monrroy se dedica a enseñar a conducir, a cambiar vidas con ello y, también, a empoderar mujeres a través del manejo.

“Pongo todo de mi para que aprendan y me pone muy feliz ver cómo cambian sus vidas después de sacar el carnet, es un antes y un después”, cierra.

Una alocada primera vez manejando

En su juventud, Yanina se esmeró mucho en trabajar y ahorrar para poder comprarse su primer auto, lo cual hizo a los 20 años. En ese momento no sabía manejar así que le pidió al vendedor que le llevara el auto hasta la casa y se lo estacionara.

Llamó a una amiga y también a su concuñado para que la acompañaran y le enseñaran a conducir, pero ninguno pudo y ella no quería quedarse con las ganas de estrenar su vehículo. Es por eso que no lo dudó y salió. Puso primera, después segunda y dijo: “Dios ayudame, dame la paciencia, la seguridad y la tranquilidad para poder hacerlo”. Así anduvo por algunas calles barriales de Rawson, departamento en el que vivía. Afortunadamente, algunos minutos después llegó un amigo a quien también le había pedido que la acompañara y pudo andar al volante con más tranquilidad.

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