La rotura está en el ingreso del barrio que está compuesto por 788 viviendas y está destinado a los damnificados por el sismo que azotó a San Juan el 18 de enero de 2021.
El terreno fue comprado por un grupo de obreros ceramistas con la ilusión de que el lugar se trasformara en un barrio. Hoy reclaman por el agua, el alumbrado público y que se los incluya en un plan de vivienda.