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Aprendé a prevenir las enfermedades más comunes del verano
El calor, la pileta y la humedad provocan hongos y otras bacterias que pueden afectar la salud. Por eso lo mejor es seguir estos consejos.
POR REDACCIÓN
Las elevadas temperaturas, el contacto continuo con el agua y la humedad, los cambios de hábitos son algunos de los motivos por los que en verano las personas son más propensas a contraer una serie de enfermedades. Lo positivo es que la mayoría de estas patologías se pueden prevenir y tienen fácil solución.
Deshidratación
El calor y la exposición solar hacen que el cuerpo pierda mucha agua, no sólo debido al sudor, sino también con la micción o las heces. Las personas mayores y los niños son los principales grupos de riesgo. Para prevenir y solucionar la deshidratación es fundamental restituir los líquidos perdidos con agua o bebidas isotónicas. Hay que prevenir este tipo de incidentes y para ello lo mejor es beber líquidos de manera continuada, aunque no se tenga sed. Lo recomendable es entre un litro y medio y dos litros al día.
Hongos
El cambio de calzado, un suelo mojado, duchas o baños públicos son ambientes donde se puede captar una infección como es el pie de atleta. Para prevenir es mejor ponerse unas ojotas para andar en la zona de las piletas y las duchas. También es recomendable secarse bien tras cada baño. Ante el contagio, se debe comprar alguna crema antifúngica en la farmacia.
Quemaduras solares
Tomar el sol sin protección puede provocar quemaduras. Si esto pasa se enrojece la piel y, en grados más graves, hasta pueden producirse ampollas y ulceraciones. Para evitar que esto pase, la solución es tan sencilla como utilizar protectores solares.
Intoxicaciones alimentarias
En verano es más habitual que los alimentos se pongan en mal estado debido al calor. Estas intoxicaciones pueden causar diarreas, náuseas y vómitos. En ese caso hay que estar en reposo, tomar comidas suaves y acudir al médico. Por eso es imprescindible lavarse bien las manos antes y después de manejar los alimentos.
Otitis
Se produce cuando, después del baño en la pileta o en el mar, queda agua en el oído. Si el agua está contaminada por bacterias puede provocar una infección. Es recomendable no sumergirse en el agua de manera continua o utilizar tapones para los oídos. Además, después del baño conviene secarse bien.