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La calle en primera persona: cómo es vivir con frío

Actualmente hay 27 en situación de calle que se suman a los que pasan la noche en los refugios estatales y de iniciativa privada. Desde la Dirección de Emergencia Social aseguran que esto se incrementó debido a la actual situación económica.

POR REDACCIÓN

26 de junio de 2019

Cae la noche y la Terminal de Ómnibus se transforma en el lugar elegido por personas en situación de calle que buscan un lugar para dormir. Cerca de las 22 llegan ahí tras pasar gran parte del día merodeando por zonas aledañas. Es que a esa hora, en algunas ocasiones, arriban instituciones solidarias que les brindan un plato de comida caliente que los ayuda a soportar las bajas temperaturas de la madrugada.

Son cerca de 27 los que se encuentran en esas condiciones, según el relevamiento realizado por la Dirección de Emergencia Social. A ellos se les suma aproximadamente las 60 plazas de los cuatro refugios estatales y las 20 del Proyecto Águila de Vivi Fornés y el Cecilia Martinez de Amas de Casa. En el 2018 había cerca de 25 personas sin contar las que estaban en los refugios. “La crisis económica repercute en la gente por eso se está notando el incremento de personas en la calle”, afirman desde la dependencia gubernamental.

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“Casi siempre paso la noche en la Terminal pero es complicado, la Policía solo te deja dormir si estas sentado, apenas te inclinas te sacan y cerca de las 6, cuando más frío hace, te piden que te retires”, comenzó diciendo Ricardo. El hombre tiene 50 años y sufre de convulsiones. A veces recibe medicamentos que busca en el Marcial Quiroga aunque admite que le cuesta conseguirlos y los ataques le dan en medio de la calle. La última vez que eso le pasó le robaron sus pertenencias. A pesar de los obstáculos de la vida Ricardo tiene fe en Dios y confía que su situación va a cambiar. El hombre es muy religioso y además de su bolso con abrigos lleva la Biblia a todas partes.

En algunas oportunidades, en los refugios quedan lugares disponibles que no son ocupados debido a una cierta resistencia al cumplimiento de las normas, como por ejemplo el baño al ingresar, el cumplimiento de un horario determinado y la prohibición del consumo de alcohol. En el operativo realizado el pasado jueves desde el área de Desarrollo Humano, sólo una persona decidió trasladarse y dormir en el Papa Francisco.

Principalmente duermen en la Terminal, Plaza 25 de Mayo, Plaza Hipólito Yrigoyen y en el Hospital Rawson. En este último se “hospeda” Romina, una joven de 32 años que hace 8 está en la calle y alejada de sus 4 hijos. La rutina para ella es complicada ya que es la única mujer en la zona con esas condiciones. Cuenta que en tres ocasiones fue apuñalada. “Es bravo el día a día, tenés que andar bien porque si no te fajan”, confesó. No obstante asegura que los hombres que están igual que ella la ayudan. “La sociedad en general te trata mal, siempre te miran raro, te hacen sentir que no sos igual a ellos”, dijo. Hubo algo en su vida que la marcó para siempre y que aún  no pudo superar, la violación por parte de su pareja a los 15 años. Por esto escapó desesperada del hogar y ahora encuentra en la calle su refugio.

No tan solo son sanjuaninos los que deciden pasar la noche a la intemperie sino que llegaron desde diferentes partes del país a probar suerte. “Hay como mínimo 10 que no son de acá”, afirmaron desde Emergencia Social. José decidió venirse desde Buenos Aires hace dos años. “Me alejé de la droga y me vine para buscar trabajo. Gracias a Dios acá no existe mucho la pasta base y el paco que es lo que se ve allá”, comparó. Pero, todavía no cumple su sueño debido a que la falta de DNI le imposibilitaba el conseguir un empleo. Lo pudo hacer esta semana ya que le permitieron colocar el domicilio del refugio estatal en el que se hospeda a veces. Aunque generalmente, duerme en las inmediaciones de la Terminal, entre los árboles que están en la esquina de las calles Santa Fe y Estados Unidos, precisamente.

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En las calles pernoctan predominantemente las personas grandes, “hay gente a partir de los 40 años pero se acentúa más desde los 50”, destaca el relevamiento. Ventri alias “El Chile”, hace más de 40 años llegó a San Juan y define a la calle como su hogar ya que hace más de 20 que está en esa situación. A pesar de que tiene hijos que viven en la provincia y que tratan de llevarlo a sus hogares, él no acepta porque se siente un “estorbo”. Para él, la calle es una “universidad” que le permite aprender de todo, principalmente, a sobrevivir.

Desde Desarrollo Humano tratan de asistir a todas las personas pero apuntan principalmente a los jóvenes que son los más permeables a los cambios y demuestran sus ganas de salir adelante dejando atrás la calle. Tal es el caso de Eduardo y Antonio, dos treintañeros que comenzaron a hacer la primaria en la Escuela Tambor de Tacuarí. Para “Tony”, como lo conocen sus amigos, la muerte de su padre hace 9 años lo llevó a buscar una familia fuera de su hogar.

Personas solidarias

Colaboraciones que ayudan a sobrevivir

En medio del viento y las bajas temperaturas hay ciudadanos que aportan un granito de arena que cambia la vida de las personas indigentes. Se trata de sanjuaninos que durante varios días de la semana van a llevarles un plato de comida para que puedan soportar el frío. Además, algunas instituciones y ONGs también colaboran con la cena y ropa de abrigo.

Julia Villafañe

Desde hace dos años visita cada lunes, jueves y viernes a las personas que están en las inmediaciones de la Terminal. Hasta allí arriba con ollas inmensas, platos y cubiertos para brindarles la cena a casi 30 que al verla llegar comienzan a acercarse rápidamente con una sonrisa en el rostro.

Cerca del mediodía empieza con la preparación de los alimentos ya que además colabora con al menos 12 personas en situación de vulnerabilidad que pasan a retirar las viandas por su domicilio.

Todo lo que Villafañe hace es a pulmón y lo logra gracias al aporte de sus siete hijos que colaboran en el preparado de la comida.

“Les damos la comida en la plaza que está atrás de la Terminal, generalmente hacemos guiso de fideos, de arroz, de lentejas”, contó la mujer. Si le quedan porciones no las desaprovecha ni las tira, sino que, trata de dárselas a quien realmente las necesita. “Si al volver vemos personas buscando cartones, me paro y les doy lo que me queda”, aseguró.

La familia de Julia siempre tuvo ese accionar solidario, una vez enterados de la noticia de que había muerto un hombre en esas inmediaciones debido a las bajas temperaturas se comprometieron mucho más. Ahí fue cuando dijo: “¿Qué estoy haciendo?, voy a hacer algo por ellos”. En ese momento fue a comprar verduras y empezó a pedir en Facebook donaciones. “Desde ahí no paré más”, sostuvo.

Acción Católica de la Parroquia La Merced

Cada dos o tres semanas arriban a la Terminal con bolsones colmados de ropa de abrigo y calzados para personas de todas las edades, principalmente, para adultos que son las prendas más solicitadas. Apenas los ven, se acercan rápidamente, a veces con vergüenza, otras con mucho ánimo para poder conseguir algo que los abrigue en medio de la helada que cae en la noche.

Este accionar lo realizan en el marco de diversas actividades que llevan a cabo para mejorar la calidad de vida de quienes están en situaciones vulnerables. La asistencia a estas personas se encuentra en las denominadas “Misiones urbanas”, según contó Marcos Nieto, integrante del grupo religioso.

Marcos hace dos años comenzó con esta ayuda, primero lo hacía en las inmediaciones de la Avenida Rawson junto a otros compañeros. Allí, les convidaban café y bizcochuelos a quienes lo necesitaban, para la gran mayoría de los receptores esa era su cena, la cual agradecían de corazón. Luego, se enteraron que la mayor parte de las personas sin hogar se agrupaba en la Terminal así que se mudaron allí pero decidieron llevar donaciones de ropa de abrigo para aminorarles el frío.

“Lo que me ha llamado mucho la atención es que son muy generosos, si tienen prendas demás, que saben que no van a usar, las dan a otro que las necesite”, expresó Marcos. Y reflexionó: “Muchas veces nosotros estamos muy cómodos y no queremos dar ni un peso o tenemos ropa que usamos y no la queremos donar perro llegás acá y te das cuenta que la generosidad de estas personas es impresionante”.

Noche Solidaria

“Hace más de 6 años que venimos todos los miércoles. Ellos nos conocen, sabemos su realidad, no solo traemos el alimentos sino que hacemos una contención espiritual y los ayudamos en algunos trámites como por ejemplo con algún trabajo, alguna pensión y los del DNI”, dijo Liliana Núñez.

Cuenta que están en los preparativos para armar una asociación para poder recibir más ayuda. Todo lo que hacen es a pulmón en conjunto con el grupo de oración del padre Osvaldo Daroni.

Liliana es docente jubilada y sufre de depresión. “Yo ayudo a los demás para poder estar bien, es como que el Señor me sacó de la escuela y me trajo a esta misión de ayudar. La comida la hago yo u otra de las chicas del grupo, usamos los alimentos que conseguimos nosotras. En un principio son medios reacios pero después se termina formando una amistad”, concluyó.

Refugios impulsados por privados

Proyecto Águila

En los últimos días de junio cumplió 1 año el refugio que Viviana Fornés abrió en su hogar en las inmediaciones de Estados Unidos 1330 Sur, y que permitió cambiar la vida de algunas personas en situación de calle. Quienes llegan hasta allí lo hacen de 18 a 22, hay lugar para ocho personas que tienen todo lo necesario para alimentarse, bañarse y pasar la noche.

Además, en ese espacio en el que se termina formando una familia y el compañerismo es algo cotidiano, todos los hombres que llegan son impulsados a terminar de estudiar y conseguir un trabajo, clave para la reinserción en la sociedad.

En un principio el hogar recibía aportes económicos del Ministerio de Desarrollo Humano y del Municipio de Capital, aunque ahora dejaron de percibirlos y el espacio se mantiene con la ayuda de las donaciones que le realizan.

Hogar Cecilia Martínez

El refugio está en calle Rioja 132 norte, existe desde el 25 de noviembre del 2018, en un principio fue ideado para mujeres víctimas de violencia de género pero luego decidieron abrir las puertas para las personas de este género que están en la calle.

La capacidad es para 12 mujeres y 6 niños y actualmente hay 10 mujeres y 8 pequeños. De ese número, 3 son víctimas de violencia, 2 están en recuperación de adicciones y las demás están en situación de calle.

El hogar abre a las 8.30 y cierra a las 22.30, allí son recibidas con una condición: que participen en los talleres de formación y capacitación, por ejemplo gastronomía, textiles, muñequería, artes industriales, entre otros. “Les posibilitamos el poder participar en las ferias que impulsamos desde la asociación y de las que participamos como invitadas así que tienen como mínimo 4 al mes que las impulsan a crecer”, dijo Laura Vera, presidenta de Amas de Casa.

Refugios estatales

Desde el Gobierno provincial brindan la posibilidad a las personas que duermen en la calle a que puedan hacerlo en diferentes hogares estando al resguardo de las bajas temperaturas. Está el Hogar María Teresa de Calcuta para varones, ubicados en avenida Córdoba 150 Este. Actualmente cuenta con un total de 30 plazas ya que 6 fueron habilitadas este año.

También está el Hogar Aurora, para mujeres víctimas de violencia de género y aquellas que estén en situación de calle. Y finalmente el Refugio Papa Francisco, ubicado en calles General Paz y Estados Unidos, en el exedificio de Urgencias del Hospital Rawson.

Es importante señalar las vías de comunicación para todos aquellos que vean alguna persona durmiendo a la intemperie o buscando ayuda, ellas son: el 911 y el servicio 102.
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