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Aún es un misterio por qué el remisero se lesionó en su auto y atacó a los policías que lo mataron
POR REDACCIÓN
22 de octubre de 2019
La jueza que investiga la muerte de Claudio Romano en el barrio porteño de Villa Crespo cree que el remisero bajó de su auto ensangrentado porque se autolesionó con la misma navaja con la que después agredió a los tres policías que lo mataron de seis tiros, pero no pudo determinar aún un motivo por el que haya querido suicidarse, informaron hoy fuentes judiciales. Según surge de la resolución en la que el viernes pasado la jueza Ángeles Gómez Maiorano procesó por "homicidio agravado" a los tres policías, Romano (39) no tenía problemas familiares, ni laborales, ni psiquiátricos, ni de consumo de alcohol o drogas, y todos los testigos que estuvieron o se comunicaron con él en los momentos previos al hecho declararon que no notaron que tuviera algún problema. "Del análisis de los elementos producidos y detallados a lo largo de la investigación, no ha sido posible establecer factor alguno que explique el motivo por el cual Romano presentaba lesiones en ambas muñecas y en el sector del abdomen", afirma la jueza en su resolución a la que accedió Télam. "Ninguna de las lesiones cortantes resultaba idónea para causar la muerte", afirmó la jueza, quien en otro tramo de la resolución señaló que las "retomas" en los cortes de las muñecas hacen "colegir que se trata de lesiones autoinfligidas". "Si bien se practicaron múltiples diligencias tendientes a determinar las circunstancias en que Romano habría sufrido dichas lesiones, lo cierto es que escapa a la Suscripta la causal de las mismas. En esa dirección tampoco surgieron datos o motivos que permitieran vincular a Romano con los tres encartados en autos", agregó. El análisis de las declaraciones del entorno de Romano y los testigos que estuvieron con él antes del hecho son otro elemento del que no surge el motivo por el cual haya querido suicidarse o atacado a los policías. Lucía Sánchez, la pareja de Romano, declaró que el chofer "no consumía drogas, ni alcohol, no tenía enemigos ni peleas en los últimos tiempos, que no tenía problemas psiquiátricos ni estaba sometido a tratamiento alguno", que "nunca tuvo un intento de suicidio" ni un "brote", que "no era una persona depresiva, no tenía grandes preocupaciones o deudas económicas" y que "llevaba una vida sana". Reconoció que sabía que Claudio se había comprado una navaja del tipo "kerambit" (una manopla con punta) "a modo de defensa", aunque a ella le parecía que era distinta a la secuestrada en el lugar del hecho. El padre de la víctima, Ramón Romano, aseguró que su hijo "era bueno, tranquilo, feliz", que "mantenía una vida sana" y que "nunca recibió asistencia psicológica o psiquiátrica y menos aún registró episodios de depresión o tentativas de suicidio". Destacó que Claudio "tenía amigos policías en el barrio" y que "más allá de la muerte de su madre", quien falleció de un infarto, su hijo "no había sufrido durante su infancia y adolescencia episodios traumáticos o angustiantes". por su parte, los tres pasajeros a los que el día del hecho trasladó hasta la clínica Fitz Roy -como parte de su trabajo como chofer de una ART-, declararon que vieron a Romano "totalmente normal". La encargada del supermercado chino de Castillo 555 donde Romano compró una bebida aquella mañana también dijo que lo vio "lúcido, de buen humor, sonriente" y que incluso le realizó "un chiste". El viernes último, la jueza Gómez Maiorano resolvió la situación del oficial primero Ramón Pérez (39), la inspectora Beatriz Manzanelli (41) y la oficial Daniela López (32). La titular del Juzgado en lo Criminal y Correccional 49 consideró a los tres coautores de "homicidio agravado por haber sido cometido abusando de sus funciones como miembro de la Policía de la Ciudad y por la utilización de armas de fuego", delito que prevé prisión perpetua. La magistrada les trabó un embargo por un 1.500.000 pesos a cada uno, pero resolvió que continúen en libertad asistida, tal como había dispuesto la Cámara del Crimen. Gómez Maiorano consideró que si bien en un principio actuaron en legítima defensa ante una agresión de Romano, los policías se excedieron cuando éste ya estaba herido en el piso. "Los tres efectivos policiales abusando de sus funciones como miembros de la Policía de la Ciudad- abrieron fuego contra la víctima, efectuando múltiples disparos mientras ésta se hallaba herida y tendida en el suelo", contribuyendo de este modo al desenlace final", consideró la jueza. El hecho ocurrió pasadas las 11 del 1° de octubre en Malabia al 900, de Villa Crespo, donde Romano frenó su Volkswagen Polo detrás de un patrullero, bajó del auto herido y con una navaja atacó al policía varón que conducía el móvil. Los tres policías declararon que lo vieron "enajenado" y por eso le efectuaron un total de ocho disparos, de los cuales seis impactaron en su cuerpo.
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