Huarpe Deportivo > Un encuentro especial
Nació en San Juan, juega en River y conoció a Julián Alvarez
El pibe nacido en San Juan está vistiendo la camiseta de River en las inferiores del fútbol argentino.
Por Angel Ligorria
Emiliano Quevedo es un futbolista nacido en San Juan que está instalado en River Plate para cumplir su sueño: jugar en primera. Si bien desde que llegó a Núñez se encuentra cumpliendo un sueño viviendo distintas anécdotas muy especiales, en esta oportunidad el pibe vivió un episodio emotivo al compartir el almuerzo con el delantero campeón del mundo con la Scaloneta, el cordobés Julián Alvarez.
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El oriundo de La Bebida, departamento Rivadavia, desde pequeño tiene la pasión por “la pelotita” gracias al amor que le trasladó su padre Marcelo Quevedo. Fue tanto el amor que le agarró al fútbol que un día decidió empezar a desarrollar su talento en los baby fútbol del Club Sportivo Rivadavia, para después pasar la escuelita de VI-LO y Sportivo Desamparados.
Desde que llegó al club de Núñez, el joven jugador sanjuanino se encuentra viviendo días especiales. Anteriormente, le tocó participar como alcanza pelotas en un partido de River Plate y también entrenó con la selección argentina sub 15.
Sin embargo, en las últimas horas le tocó vivir una sorpresa muy especial cuando Julián Alvarez visitó la pensión millonaria, un momento donde el sanjuanino aprovechó para sacarse fotos y pedirle un autógrafo. Allí aprovechó para intercambiar algunas palabras con el delantero campeón de la Champions League, que le tiró un pequeño elogio, acompañado de un consejo.
"Me dijo que me quedan bien los aros, que me vaya bien en la escuela y que aprenda inglés", fueron las palabras que recibió Emiliano Quevedo, mientras el delantero cordobés también le firmó una bermuda.
El sanjuanino llegó a las inferiores de River en tiempos de pandemia y desde aquel momento se encuentra viviendo en un mundo de “fantasía”. El joven futbolista estuvo entrenando con Germán Salla, del Centro Integral de Entrenamiento. Allí, Alberto Arrieta lo vio y decidió llevarlo junto a otros sanjuaninos a realizar una prueba en el Millonario. Fue una experiencia de 48 horas y se quedó en el club de Núñez.
El chico que supo disputar picados en su barrio de Rivadavia asombró a Amílcar Bona y Gustavo Fermani, quienes lo captaron para que se quede en Buenos Aires. Su habilidad con el pie izquierdo, su técnica y su velocidad fueron los motivos de la selección. Ahora, disfruta a pleno las experiencias que le otorga vestir la camiseta de una de las instituciones más grandes del país como River Plate.