Un repaso por los sanjuaninos que se convirtieron en finalistas desde la primera edición del premio, demuestra que la vida de muchos no sería igual sin la obra de estos ciudadanos ejemplares.

En el merendero liderado por Olga Farías, los niños toman la leche dos o tres veces a la semana, reciben clases de apoyo escolar, artes plásticas y realizan diversos juegos. Las mamás, también aprenden oficios para poder incrementar los ingresos de sus hogares.

El proyecto liderado por esta sanjuanina solidaria surgió hace cuatro años. Desde ese momento, el grupo recorre las noches frías de otoño e invierno repartiendo bebida caliente y tortitas en la sala de espera del Hospital Rawson y alrededores.

Este sanjuanino solidario comanda un grupo de voluntarios que lleva el rugby a la cárcel como forma de templar el carácter y formar disciplina en los internos. El programa lleva más de un año trabajando y los resultados ya pueden palparse de manera positiva.

Con sus propias manos y dinero, Carlos Ramírez y Juana Lucero emprendieron un proyecto que cambió sus vidas: un polideportivo para chicos con discapacidad y enfermedades oncológicas en La Bebida.

Donde existe una necesidad, ellos ven una posibilidad para ayudar. Son esos héroes anónimos que habitan entre nosotros y este premio, una manera de reconocer su ardua y silenciosa labor.