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"En la calle no vi perros ni palomas", una muestra visual juega con la lírica de la deconstrucción

POR REDACCIÓN

11 de diciembre de 2019
"En la calle no vi perros ni palomas", da título a una instalación del mendocino Franco Martín Contreras, en el porteño Panal 361, que juega con la lírica de la deconstrucción, a partir de materiales encontrados en los lugares donde trabaja, esta vez, en las nueve manzanas del Abasto que rodean a ese espacio cultural. El artista de 24 años participa de "Una muestra", tercera edición del proyecto de Panal 361 que se hace una vez por año con dos expositores en solitario y que cierra el ciclo 2019 con la curaduría de Santiago Bengolea. En agosto Contreras viajó a Buenos Aires para empezar a trabajar en el proyecto en el que había sido seleccionado, para encontrarse con el curador y conocer el espacio que intervendría y, a partir de ahí toda la curaduría fue armada de manera virtual: WhatsApp, videollamadas, charlas telefónicas que convirtieron la muestra pictórica en la que trabajaba en una intervención de alto impacto poético. Este joven tiene la peculiaridad de trabajar con los materiales del lugar donde se encuentra: si busca pintar una cocina, por ejemplo, puede usar como pigmentos chocolate, pimentón, lavandina y así va interviniendo sus telas. Por eso Bengolea le propuso caminar el barrio del Abasto, subirse a sus colectivos, bajar a los subtes y compilar los elementos que fuera encontrando, que le fueran llamando la atención, para generar esta intervención donde el concreto, el cemento de la ciudad, se vuelve metáfora de otras ciudades al tiempo que deconstruye la idea de lo urbano y de la poesía. "¿Qué hay detrás?/ Solo vi grises./ Te alejaste, en tu encierro, del mercado, de la estación, de Gardel y de la Plaza Once/ Me alejé del Abasto, de eso que lo caracteriza, me encerré y aparté para abordarlo y comprenderlo./ ¿Cuánto podés abarcar?/ No sé ni dónde termina o comienza el barrio, lleno de vidrierías, paredes altas y sin jardines./ En la calle no vi perros ni palomas/ ¡Resiste!", dice el texto curatorial armado con el intercambio de mensajes entre artista y curador. Las tiendas de Once, sus trapos y telas, los postes de luz, la fea textura rugosa grisácea de cemento que recubre los semáforos para que no peguen afiches, esa materialidad da forma a la intervención que transforma el interior de Panal 361, en la Ciudad de Buenos Aires. A partir de grandes lienzos que distorsionan las salas de ese espacio, montadas de manera tal que el recorrido modifique la circulación habitual de la galería, la instalación tiene una retroiluminación que proyecta un degradé que va del celeste al azul intenso y del rojo al rosa. "Todas las decisiones se fueron tomando en una conversación virtual que duró dos meses, a la manera de cadáver exquisito -explica a Télam Bengolea-. El texto lo hicimos así, a partir de pensamientos, reflexiones que Contreras fue enviando de manera aleatoria, espontánea y desordenada". "Con frases que fuimos eligiendo de las conversaciones por Whatsapp se terminó armando un diálogo casi poético. Ahí también interviene la idea de deconstrucción que atravesó toda esta experiencia, comenzamos por el espacio y se extiende a lo más abstracto, el lenguaje", indica el curador sobre ese acto emancipatorio que los lleva a establecer sus propios cánones respecto a lo que es arte y lo que es poesía. Contreras, un pintor eminentemente figurativo, en esta intervención se vuelve abstracto, chorreando con cemento telas que recolectó en el barrio de Once, cosidas entre sí en una gran superficie. "Mi premisa principal es habitar el espacio, estudiar sus elementos y elegir materiales de ese lugar que me sirvan como soporte y pigmentos. Para representar un baño -grafica-, pinto un toallón con pasta dental, Cif y antiséptico, en un juego de perspectivas donde busco abrir y romper la lógica espacial". "Deconstruir -asume- "es una manera de aceptar el lugar en que me ha tocado vivir, de identificame con él, sentirlo, llamarlo hogar. La deconstrucción me permite acceder a un espacio que solo yo puedo crear, considerarlo propio y fijarlo en mi mente". Contreras no pretende que la obra refleje deconstrucciones sociales, de género o lenguaje que hacen a nuestro tiempo, "pero soy receptivo a lo que sucede -acepta-, así que, como influencia, están. La desconstrucción pasa también por mi persona, en no quedarme con nada fijado, en ir cambiando constantemente". Dice que intenta "no encasillarse. Como artista me es difícil seguir un solo camino y eso mismo intento proponerle al púbico, en este caso, muestro un site-specific de grandes telas que cuelgan del techo revocadas con cemento que reconfiguran el espacio". Esta muestra, concluye, "está inspirada en el barrio del Abasto, en la sociedad y en la urbanización, que siento tan contrarias entre sí, una tan diversa culturalmente y otra tan unificadora. Ubicado en Jean Jaurés 361, Panal 361 abre sus puertas al público para mostrar trabajos de artistas de todo el país, activaciones y performances en vivo, exposiciones de obras, objetos e instalaciones. La muestra podrá visitarse, con entrada gratuita, de lunes a viernes de 14 a 19, hasta el 28 de diciembre.
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