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Desde domos hasta quinchos con botellas, qué tipos de construcciones ecológicas hay en San Juan

En la provincia también se destacan los ladrillos ecológicos y las planchas de telgopor con hierro.

30 de agosto de 2021

“Forma de pensar, diseñar, proyectar o construir procurando respetar y aprovechar los recursos naturales sin dañar el medioambiente, o modificándolo lo menos posible”. Esa es la definición de bioconstrucción, sistema que adoptaron varios sanjuaninos para construir con materiales reciclables y sin dañar el ecosistema.

Paredes con botellas de vidrio, con adobe o con madera, son sólo algunos de los métodos que utilizaron estos ciudadanos, aunque no todos están aprobados por la normativa de Planeamiento.

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Lo que buscaron estas personas fue no sólo cuidar el medioambiente, sino también, abaratar costos y poder construir de una forma más económica en un país en el que el metro cuadrado de construcción tradicional cuesta $80.444,09, según el último índice difundido en abril por el Centro de Investigación para la Racionalización de la Construcción Tradicional.

Ecoquinchos con botellas en Valle Fértil

Desde hace siete años Oscar Reynoso y su compañera de vida, Julieta Yáñez, son concesionarios del Camping Valle Extremo de Valle Fértil. Cuando iniciaron estaba todo medio abandonado, así que se concentraron en dejarlo listo para que turistas y vallistas lo disfruten.

La infraestructura fue lo primordial, después siguieron con el embellecimiento y comenzaron a pensar más opciones para ofrecerles a quienes llegaran hasta ahí. De esa forma empezaron a investigar qué proyectos tenían en otras provincias y se encontraron con que, en el servicio de acampe, el turismo había mutado a otro estilo de alojamiento. “Veíamos que en muchos otros campings combinaban el servicio de acampe con glamping”, contó.

El glamping es un fenómeno que combina la experiencia de acampar al aire libre con el lujo y las condiciones propias de los hoteles.​ La idea les pareció interesante y distinta a lo que se veía en la provincia así que compraron dos domos, los equiparon como si fueran habitaciones y empezaron a ofrecer el servicio al público.

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Después siguieron investigando y se dieron cuenta de que había diversas opciones para construir con elementos reciclados y de forma económica. En el espacio verde había algunos quinchos que, tras averiguar sobre bioconstrucción en internet y grupos de Facebook, optaron por cerrarlos para que sean como piezas. Pero no lo hicieron con ladrillos tradicionales, sino que optaron por construir con botellas.

Así se ve la construcción con botellas. Foto: gentileza.

En Valle Extremo aplicaron desde sus inicios el sistema de separación de residuos así que encontrar las botellas para ellos no fue una dificultad. Además, pidieron asesoramiento a albañiles para poder realizar el proceso ellos mismos.

“Los quinchos estaban, lo que hicimos nosotros fue empezar a construir paredes y cerrarlos con botellas mezcladas con tierra, barro, pasto y un mínimo porcentaje de cemento para endurecerlo. Lo hicimos para ofrecer el servicio de alojamiento ahí dentro como una modalidad de ecodormis”, contó Oscar.

Aún no terminan de construir los ecoquinchos. Foto: gentileza.

Aplicar el reciclaje a la hora de construir los ayudó a nivel económico, pero también en lo social y en lo educativo porque compartieron sus conocimientos con las personas que visitaron el camping.

Estos ecoquinchos, o ecodormis, como también los llaman, tienen un espacio de 3 x 3 metros cuadrados y están pensados como habitaciones para cuatro personas. Empezaron a hacerlos hace unos dos años, pero aún no los finalizan. Lo que sí terminaron ya son la paredes para las cuales usaron entre 6.000 y 7.000 botellas.

En total, buscan construir tres ecoquinchos, pero más adelante porque la pandemia los golpeó fuerte. Foto: gentileza.

“Nosotros construimos de la misma forma de la que se construye con ladrillo, a determinada altura del muro se ponen estructuras de hierros para darle firmeza y que no se caiga la pared, también tienen columnas que están unidas con hierro”, contó Oscar.

En Valle Extremo aplicaron desde sus inicios el sistema de separación de residuos así que encontrar las botellas para ellos no fue una dificultad. Foto: gentileza.

Este proyecto lo comenzaron hace dos años, pero la pandemia lo golpeó fuerte y se detuvieron un poco por ella. Incluso, debieron vender uno de los dos domos que tienen para poder subsistir ya que la pareja tiene cuatro hijos.

No obstante, tienen un proyecto ambicioso y están colmados de esperanza para poder cumplirlos. Se trata de la construcción de tres ecoquinchos, pero por el momento todo está detenido.

“Hasta que no volvamos a la normalidad con el tema turismo, decidimos dejar todo en stand by. Hemos tenido que desarmar parte del proyecto para poder subsistir, la situación actual nos tiene bastante consternados”, cerró el concesionario del camping.

Construir con adobe, pero de forma más segura

“Nosotros no promovemos las construcciones con adobe, pero en San Juan existen y la gente va a seguir haciendo sus casas así, por eso les enseñamos a alumnos a que construyan con tierra, pero de forma segura”, explicó Alejandra Dubos.

Alejandra es arquitecta y brinda en la Facultad de Arquitectura la cátedra electiva Construcción con tierra, cuyo titular es Arturo Pereyra.

En cada momento aclaró que ellos no incentivan este tipo de construcciones, pero buscan brindar soluciones ante una problemática existente en la provincia: las casas hechas con adobe que se caen rápidamente con los sismos de gran magnitud. Es por ello que a sus alumnos les enseñan diversas técnicas de construcción para que estas viviendas sean más seguras.

“Lo que tratamos es de dotarlos de la información necesaria para hacerlas más seguras ante los movimientos sísmicos. La idea es hacer algo más seguro para que a la gente le dé tiempo a salvar su vida, a salir de ellas, lo que hacen estas técnicas es retardar el colapso de la construcción y que no se les caigan encima”, dijo.

Dubos explicó que para que esto no ocurra se deben aplicar diversas técnicas: aberturas pequeñas centradas en los muros, despegar la parte inferior de la humedad, proteger de la humedad el techo, hacer paños de no más de tres metros de largo, hacer refuerzos en los encuentros de muro, hacer construcciones no muy altas. También es importante el tipo de suelo y la tierra, se debe ver qué tipo de suelo es el que conviene según la técnica que se va a utilizar.

Además, les informan a sus alumnos la importancia del mantenimiento de este tipo de casas porque si hay una microfisura que no se mantiene, se convierte en fisura, después en grieta y posteriormente llega el colapso de la estructura.

“Nosotros como profesionales de la construcción  y como docentes debemos mostrarles a los alumnos que esto existe y que va a seguir existiendo, entonces, a la hora de hacer un asesoramiento o construcción, no les decimos que no, porque lo van a hacer igual, pero les decimos que lo hagan de esta manera que es más segura. Estamos dándoles respuesta a una realidad que el Estado no las tiene en cuenta”, cerró la arquitecta Dubos.

Un sistema para reforzar las viviendas de adobe

Especialistas del área de Tecnología del Instituto Regional de Planeamiento y Hábitat desarrollaron un sistema que permite disminuir las consecuencias que puede tener una vivienda construida con adobe en un sismo o terremoto. Desde el área no apoyan la construcción de nuevas casas realizadas con adobe sino que tratan de mejorar las existentes. Esto lo hacen para que los hogares no colapsen de forma inmediata con los continuos movimientos sísmicos que hay en la provincia.

Uno de los arquitectos que forma parte del proyecto es Osvaldo Albarracín que explicó: “Se propone el reemplazo paulatino de la construcción con adobe por la construcción con solo cemento, son bloques de tierra comprimida con un mínimo pote de cemento que produce un elemento estable en el tiempo y que, además, responde mejor a los requerimientos sísmicos de la provincia”.

Este sistema no es para construir viviendas nuevas, ni tampoco transforma la construcción en sismo resistente, lo que permite es darle más tiempo a la vivienda antes de colapsar.

El ladrillo ecológico que gana cada vez más lugar en la construcción

El sanjuanino Uriel Koss creó un ladrillo ecológico de suelo cemente consiste en una mezcla de varios componentes que se homogenizan, se hidratan con agua y se compactan en un molde con seis toneladas de compresión. Luego es desmoldado, estacionado y fraguado.

Para hacer este ladrillo se usa tierra arcillosa, cemento portland común, arena gruesa, cal hidratada y agua. En lo que difieren de los ladrillos tradicionales es en que estos no se cocinan, sino que se fraguan, es decir se humectan con agua y esto activa el cemento que es el que le da su dureza.

El ladrillo ecológico es otra de las alternativas a la hora de construir de esta manera. Foto: gentileza.

A este ladrillo Koss lo define como eco friendly, es decir amigable con el ecosistema. Esto es debido a que en el proceso productivo desde el inicio hasta el final es un proceso sustentable y amigable con los ecosistemas en el que se trata de reciclar y reutilizar recursos.

Construcciones con hierro y telgopor

La construcción con placas de telgopor hace tiempo viene ganando terreno en San Juan. En realidad, el telgopor es la aislación térmica. La estructura en sí está conformada por mallas de acero en ambas caras que van electrosoldadas entre ellas. Sobre esa malla se le coloca un micro hormigón de tres centímetros de cada lado.

Estas construcciones duran lo mismo que una casa tradicional debido a que están protegidas exteriormente por el micro hormigón. La diferencia que existe con la construcción tradicional es que, en ese caso, el hierro está concentrado en las columnas y en las vigas. Mientras que, en este tipo de construcción, el hierro está distribuido en todas las paredes.

El sistema de construcción con hierro y placas de telgopor se está implementando mucho en San Juan. Foto ilustrativa: gentileza.

Además, no se usan ni madera ni clavos y se reemplaza el muro, la columna y las vigas por una placa. Se va armando la casa en función del plano y se van atando las placas con alambre unas a otras.

Con respecto a las variaciones de costo entre una tradicional y una de este tipo, éstas salen alrededor de un 30% menos ya que se abarata bastante la mano de obra.

Domos

En la provincia hay al menos dos dos tipos de domos. Uno de ellos se encuentra en Santa Lucía. Su propietaria lo armó con maderas que compró y que eran parte de un kit de bioconstrucción, el cual comercializa una empresa de Córdoba que hace envíos a todo el país.

Mientras que, los restantes están en Pocito y fueron construidos con superadobe que son bolsas de papas continúas rellenas con una tierra arcillosa de la provincia de San Juan. Además, la cúpula del domo la hicieron con rollizos unidos con conectores de hierro y revestidos con machimbre. Sus propietarios fusionaron dos técnicas para armar su hogar de la forma en la que lo deseaban.

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