Provinciales > El velorio de un ídolo
En fotos: la despedida de Nico Naranjo entre el dolor y la pasión
POR REDACCIÓN
Todos lo que lo conocían lo definen como un pibe bueno, apasionado por lo que hacía, ya que distribuía su tiempo entre la familia que acababa de formar, las carreras de ciclismo en las que participa desde la niñez y los partidos en Sportivo Rivadavia, el club que lo vio crecer y que queda a pocos metros de su casa. Así era Nicolás Naranjo, el joven ciclista que falleció tras una rodada en una carrera de pista en la provincia de Mendoza.
Hoy, en uno de los lugares que supo de sus pasiones, Nicolás fue recibido para darle el último adiós en un velatorio multitudinario. Lo esperaban sus familiares que vivieron momentos de desesperación y dolor al ver entrar el féretro, y también sus vecinos y sus amigos de toda la vida, gente con la que compartió el amor por el rojo de Rivadavia.
Eran las 12:28 de este martes cuando ingresó el vehículo fúnebre que traía los restos de "Piquito", como le decían sus amigos más cercanos. En medio del llanto de su familia el féretro fue trasladado hasta una carpa dispuesta por las autoridades de la provincia.
Cuando vio ingresar el féretro, su madre no pudo contener el dolor y comenzó llorar de forma incontenible pidiendo por ver a su hijo, seguramente en un intento por confirmar con sus propios ojos que ya no podrá volver a abrazarlo.
Los familiares destaparon el féretro y pudieron darle un último adiós a Nico. Se vivieron momentos de desesperación y dolor en el que más de uno prefirió salir fuera de la carpa para darle privacidad a la familia en este momento de dolor.
Mientras tanto, de fondo se escuchaba casi como un susurro una canción que sonó varias veces. Era la canción "Mi pequeño gran amor" que el autor Kiko Rivera compuso para su hija Ana.
En esta canción el autor le promete a su hija: "Te cuidaré, te escucharé, seré tus manos y también tus pies, eres mi sueño hecho realidad. No sabes cuantas noches te llegué a soñar", esta letra remite a la historia de Nicolás.
Es que hace poco el ciclista fue papá de María Constanza a quien poco antes de morir le dedicó un tierno mensaje en las redes en el que le pedía a Dios salud para poder verla crecer, algo que finalmente nunca podrá realizarse.
Después de media hora en la que la familia permaneció sola acompañando el féretro de Nicolás, abrieron las puertas del club para que comenzara a ingresar la gente. Allí empezó un peregrinar de vecinos, amigos, conocidos, gente del fútbol, hinchas del Rojo de Rivadavia y otros tantos ciclistas, muchos hasta con la indumentaria deportiva.
Antes de ingresar a la zona de cancha, el municipio de Rivadavia dispuso a personal que se encargaba de sanitizar a cada una de las personas que entraba. Todos debían llevar barbijo. Ingresaban por una especie de pasarela que llevaba directo hasta la carpa en donde se encontraba el féretro.
Después de permanecer algunos segundos junto a Nico la gente seguía con su recorrido y salía por otra pasarela habilitada en el mismo lugar.
Mientras tanto en las cuadras cercanas hubo vecinos que charlaban en la vereda coordinando para poder ir de a poco a despedir a Nicolás. Para las 17:30 se espera una gran caravana de ciclistas que acompañar al cortejo para el sepelio en el cementerio de Rawson.
La familia solicitó especialmente que las personas que deseen acompañarlos lo hagan hasta la entrada del cementerio, ya que dentro de la necrópolis ingresarán solo los familiares directos para poder despedirse del joven en privado.