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Cultura y Espectáculos > ALMEIDA (CON FOTO)

Eugenia Almeida: "La escritura se hace con el cuerpo, es un desplazarse en el espacio"

POR REDACCIÓN

23 de octubre de 2019
En su primer ensayo, "Inundación", la escritora cordobesa Eugenia Almeida compone un texto híbrido sobre la escritura donde conecta experiencias y lecturas significativas con reflexiones, no tanto buscando respuestas concluyentes sino como exploración sobre una práctica que, al igual que la inundación, todo lo transforma. Como un alfabeto personal en el que cada palabra del abecedario funda el territorio que le permite pensar sobre lo que es escribir, el último libro de Almeida despliega un entramado de textos bien distinto al registro que viene publicando, más del lado de la narrativa, como en las novelas "El colectivo" y "La tensión del umbral". "Filamento", "Movimiento", "Listas", "Refugio", "Zeta" son algunas de las palabras del abecedario que Almeida usa aquí como pasajes para construir un ensayo, que es también muy poético, sobre las lecturas que la atravesaron -Franz Kafka, Hermann Hesse, Irene Némirovksy-, y donde refleja mucho de la angustia que puede despertar el escribir, así como también el sentido de salvación y la transformación. - Télam: ¿Cómo surgió este alfabeto personal sobre la escritura? - Eugenia Almeida: Surgió en respuesta a una invitación que me hizo Gabriela Halac, de Ediciones DocumentA/Escénicas. Si ella no hubiera hecho ese movimiento, el libro no existiría. La propuesta era sumarme a la colección "Escribir". A partir de eso empecé a jugar con la idea de hablar sobre la escritura y a pensar qué formato podía darle. Y sobre todo a buscar una voz. Las voces con las que trabajo habitualmente son narrativas. Y ficcionales, porque mi territorio son los cuentos y las novelas. Hice un largo recorrido pensando en eso. Cuando pude recordar que el yo es, posiblemente, la máxima ficción, pude empezar a dejarme ir. Y la escritura se trata de eso, de dejarse ir. -T: Está muy latente la idea de que se escribe con el cuerpo, ¿qué significa que la escritura sea un acto? - E.A: La escritura se hace con el cuerpo. Es un movimiento, un desplazarse en el espacio. Un hacer. Y sin embargo cuando hablamos de la escritura hablamos del resultado, de lo ya hecho, de lo escrito, de algo fijo que ya tomó forma, para bien o para mal. A mí lo que me interesa es deambular en torno a la idea de la escritura en sí, el acto, la disposición del cuerpo, lo que pasa en ese momento. No después. La mirada a posteriori siempre deforma algo de la experiencia. - T: No es trata de un texto concluyente, un resultado, se parece más a una búsqueda, un acercamiento. - E.A: Es cierto. "Inundación" no pretende ser concluyente en ningún sentido. Hay contradicciones y la contradicción está planteada como el resultado de los movimientos de una búsqueda. El libro trata de compartir esa errancia, ese dejarse llevar, ese andar a la deriva para ver qué ve el ojo cuando no busca y se permite encontrar. Para mí ese es el territorio de la escritura: la frontera, el borramiento de límites, el cruce de tiempos. La posibilidad de ampliar la experiencia. La propia y la ajena. Lo mismo hace la lectura. O por lo menos yo leo así: con la certeza de que me estoy ofreciendo a que algo me marque, me haga huella, me cambie. - T: La escritura, decís, es presente, no es antes ni después, ¿qué relación tiene con sus textos después de escribirlos? - E.A: Tengo con mis textos una relación extraña. Ambigua. Se superponen ahí las sensaciones que tenía mientras los estaba escribiendo con los efectos que van produciendo en los lectores. Efectos que, claro, son siempre impredecibles. Ahí está, quizás, algo de lo que más me atrae en la literatura: los libros como dispositivos de transformación. - T: En algún momento del libro se refiere a quienes se creen dueños de la palabra. ¿De qué modo se vincula esto con que para muchos que no escriben la escritura se presenta como una práctica inaccesible, cuando, como dice, en realidad se trata de escribir? - E.A: Me fastidian los que se creen "dueños de la palabra", los que hacen ostentación, los que se autoproclaman maestros. Hay ahí, creo, un uso mezquino, un pequeño aparatito de poder que se pone a jugar y que puede hacer mucho daño a quienes quieren entrar al juego de la escritura. Todos podemos escribir. Del mismo modo que todos podemos cantar. ¿Que a mí me conmueve más la voz de Lila Downs que otras voces? Sí. Pero eso no quiere decir nada. En la variedad es donde está la riqueza. - T: Como la inundación, la escritura, cuando pasa, atraviesa y nada vuelve a ser igual, ¿qué cambia? - E.A: Lo cambia todo. Trazar una palabra contiene en sí un gesto de resistencia. Todavía vale la pena estar vivos, todavía vale la pena dirigirse a otros, todavía vale la pena hacer un dibujo que representa sonidos que traen a la memoria cosas, personas, experiencias. Todavía vale la pena imaginar y contarnos historias de otros mundos posibles. Uno está diciendo todo eso cuando escribe.
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