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Los chicos de una escuelita de fútbol piden por una canchita

Los pibes del barrio Mercedario juegan desde hace cuatro años en un pedregal. Los padres ya han cursado notas pidiendo ayuda al municipio y a funcionarios de la secretaría de deportes de la provincia. Pero la ayuda no llega.

POR REDACCIÓN

26 de diciembre de 2019

Los pibes tienen raspones hasta en las orejas. Es que a la hora de trabar o atajar, ni la dudan: juegan y van a tripa corazón. Y eso es lo que los hace únicos y, sin lugar a dudas, los mejores del mundo.

Y ni hablar cuando meten el centro: algunos estornudan, otros tosen y la cabeza blanca por la tierra que trae el fútbol.

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“Son unas fieras”, dice uno de los profes cuando se refiere a los chicos. “Y a pesar del lugar donde juegan, faltan solo cuando están enfermos”.

En total, la escuelita tiene 75 alumnos de 4 a 17 años.

Entrenan tres veces a la semana, de 19:30 a 21:30 (horario de verano). Y los fines de semana, partido.

Los profe  Emanuel y Federico son vecinos del barrio, y según los chicos, son lo más.

Y fueron ellos dos, junto a un grupo de padres, los que pensaron y armaron la escuelita para que los pibes tengan la cabeza en el juego y se alejen de los vicios que ofrece la calle.

“Acá juegan, ser ríen, lloran y se hacen más amigos”, dijo Emanuel. “Y eso es lo que nos sigue empujando a continuar a pesar de que nadie nos tira una soga”.

Por la canchita

La principal necesidad del gran equipo del Bº Mercedario es un espacio en condiciones óptimas para jugar. Y luego todo lo necesario para la práctica diaria. Llámese pelotas, redes, conos, chalecos y toda la indumentaria necesaria.

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“A la canchita la hicieron entre todos en un baldío que estaba detrás de la placita”, contó Romina una de las madres de los chicos. “Pero el terreno tiene dueño. Así que, no se puede proyectar mucho. No obstante, al lado hay un terreno que no tiene propietario y es ahí donde pedimos que el municipio o la secretaria de deportes de la provincia, nos ayuden a hacer el mini estadio”.

No es mucho lo que piden los del barrio Mercedario; y el fin, loable, plausible y atemporal. Es que se está hablando de un espacio de contención  y educación de las generaciones del mañana. De un espacio social, cultural y deportivo.

“Y no lo estamos pidiendo porque hoy están nuestros hijos", dijo Romina. "lo estamos pidiendo también para todos los niños que vendrán en el barrio. Por ellos que son y serán el futuro de nuestro país”.

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