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Cultura y Espectáculos > Italia

María Rosa Iglesias: "Escribir fue la herramienta para no ahogarme en la frustración"

POR REDACCIÓN

04 de noviembre de 2019
"Aurelia quiere oír" es la primera novela de María Rosa Iglesias, y es la construcción del itinerario trazado por una protagonista campesina que llega a la Argentina desde España durante la segunda oleada inmigratoria de los años 50 y 60 y debe atravesar dilemas, contradicciones y conflictos relacionados con un déficit auditivo que complejiza la integración a su nuevo lugar de residencia. "Me llamo María Rosa Iglesias López. Por culpa de un sarampión que me atacó a los dos años, soy lo que se conoce como sorda. No es extraño que a lo largo de mi novela la imperfección del silencio caiga implacable sobre su protagonista, Aurelia Gamás Briones", así se presenta la autora en el prefacio. En esta entrevista con Télam Iglesias cuenta que la primera versión de esta novela fue escrita hace más de 20 años, luego hubo una segunda de 700 páginas y finalmente la publicada por el sello Paradiso. Después de esta historia atravesada por la hipoacusia y la inmigración, con fuerte anclaje en su experiencia, Iglesias adelanta que está trabajando en una ficción acerca de "una familia con varias generaciones de mujeres solas y migrantes" aunque antes quiere publicar algunos de sus cuentos y el relato acerca de cómo fue aprendiendo a oír luego de recibir un implante coclear. - Télam: En el prólogo adelanta que a través de Aurelia, la protagonista, intentará mostrar los conflictos de la emigración y, a su vez, que la historia de su propia familia fue el cimiento de la novela. ¿Cómo comenzó a escribir esta ficción? - María Rosa Iglesias: Desde chica advertí un discurso habitual y bastante lineal: los inmigrantes llegaban "muertos de hambre", trabajaban, hacían su casa y agradecían al país dándole hijos honestos y trabajadores. La realidad no es tan perfecta. La migración es un quiebre terrible en la vida de la gente, venga o no con hambre. El supuesto éxito no llega tan rápido o no llega, y no siempre compensa el dolor de las pérdidas y el desarraigo. Hay tantas migraciones como personas, como circunstancias personales, sociales e históricas. Si son ricos y cultos serán mejor aceptados que los pobres que además suelen hacer una doble migración: del campo a la ciudad y de un país a otro. Yo pertenezco a la comunidad inmigrante más numerosa de cuantas llegaron a la Argentina, la gallega. Quise aportar una mirada sobre esas vivencias, que fuera más allá del desgarramiento y la nostalgia y observara las ambivalencias que pocas veces se nombran. Pero no empecé a escribir la novela para hablar de emigración sino de hipoacusia. La pérdida auditiva fue aún más traumática que la pérdida de las raíces y ambas se potenciaron. - T: Tiene una mirada crítica sobre la forma en la que la ficción suele representar la hipoacusia. ¿Cómo decidió trabajar esa característica? - M.R.I.: Fue en gran medida una novela catártica. Aurelia se parece mucho a mí. Compartimos los inconvenientes para integrarnos a una sociedad oyente. Lo autobiográfico es relativo (yo no fui ni hija única ni huérfana ni pinto ni viví en Mar del Plata). Pero la mayoría de las anécdotas y sentimientos referidas a la emigración o a la sordera son reales. - T: Los dos grandes temas de la novela, la hipoacusia y la inmigración, implican para Aurelia una forma particular pero muy rica de relacionarse con el lenguaje.  - M.R.I: Aurelia viene de un país donde su idioma, el primer idioma romance que dejó documentos escritos en la Península Ibérica y fue el idioma literario de la Edad Media, desapareció como lengua escrita, fue tildado de "dialecto" y, durante la dictadura franquista, fue prohibido. En la Argentina creían que los gallegos hablábamos mal el castellano, cuando en realidad, hablábamos en nuestra propia lengua. Por eso en la novela Aurelia debe soportar la risa burlona de sus compañeros cuando no conoce el término castellano y lo dice en gallego. A eso se sumó la hipoacusia, la dificultad para oír la lengua hablada, la de la interacción social. Mi interés por el lenguaje tiene que ver con la necesidad de aprender, mediante lecturas, los vacíos auditivos y obtener herramientas para incluirme en la nueva sociedad. - T: ¿Qué le aportó la escritura como herramienta? - M.R.I.: Descubrí que cuando escribía perdía parte de mi timidez y podía expresarme, fantasear, liberarme de las restricciones, conocerme a mí misma. También fue la herramienta para no ahogarme en la frustración. El mundo de la ficción literaria y de la palabra era un mundo al que podía acceder por lo que leía o imaginaba y escribía. En la ficción literaria la verdad no responde necesariamente a la realidad: se crea esa verdad.
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