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Provinciales > Resilientes

Mujeres con un duro pasado ayudan a otras a salir adelante

Llegaron a los hogares Beraca en busca de ayuda por situaciones conflictivas en sus vidas y tras superarlas se quedaron para colaborar y mostrarles a quienes llegan desesperanzados.

16 de julio de 2019

En los hogares Beraca hay personas que llegaron en busca de ayuda debido a complicadas situaciones que vivieron en sus hogares. Allí recibieron la contención necesaria que les permitió salir adelante y al superar todo lo vivido decidieron quedarse para colaborar con las recientes ingresantes.

“Beraca ayuda a personas en situación de calle, de alcoholismo, de drogas. Un tiempo estuve ahí, después superé las crisis que me llevaron a la fundación y ahora soy colaboradora”, contó Betty Moreno. La mujer arribó a la institución tras un divorcio “muy difícil y conflictivo”, allí recibió la contención necesaria para superar todo. Luego, decidió quedarse “porque me gusta el hecho de ayudar a la gente a salir adelante”.

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Actualmente Beraca tiene hay 6 hogares, 4 de varones y 2 de mujeres y una capacidad total de 90 personas. Ahí reciben varios casos que son derivados desde el 102, principalmente de violencia de género, drogas y demás adicciones.

Betty llegó hace 6 años al hogar por lo que los casos que ha visto son muchos, asegura que todos la marcaron porque “todas venimos de un proceso en situación de vulnerabilidad” pero ella siempre les dijo a las ingresantes: “Yo salí de una situación difícil, vos también podés salir”.

Además de recibir contención, en los hogares trabajan para poder mantenerse, las principales actividades son la elaboración de productos de panadería y la cría de animales.

Soledad Torres se enteró de Beraca en la Iglesia “Misión Vida”, decidió concurrir ya que fue víctima de violencia de género y no hallaba “nada” que la ayudara a salir adelante junto a su hija. “Recibí contención que fue una guía para mí”, expresó.

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La mujer asegura que la institución y la Iglesia le cambiaron la vida. “Me empezó a mejorar el autoestima, me empecé a valorar, fue todo un proceso largo pero cada día me amaba y valoraba más, me di cuenta de que podía salir adelante”, contó con orgullo.

En su estancia fue capacitándose, uno de los últimos talleres que hizo fue el de metalurgia, junto a otras 9 mujeres. Esto fue gracias a un convenio del municipio de Capital, la Fundación El Otro y empresas que se comprometieron para desarrollar acciones con fines educativos y de capacitación para mujeres en situación de vulnerabilidad.

“Ahora estoy teniendo una nueva vida”, asegura. Incluso, decidió quedarse y colaborar en la institución para que tengan contención quienes ingresan con situaciones vulnerables. “Gracias a la Iglesia y a Beraca soy una nueva mujer”, concluyó.

 

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