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Un vistazo al pasado: la casa de antigüedades que asombra a los sanjuaninos

Tienen objetos que datan de mediados de 1850. Su propietario sabe la historia de cada uno de ellos y con amabilidad se las relata a los clientes.

15 de junio de 2021
Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.
No hay espacio en el comercio que no esté ocupado por algún objeto. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.
Los productos enlozados son los preferidos de Marcelo. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.
Hay sanjuaninos que se acercan a buscar algún objeto que les recuerda a alguna etapa de su vida. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.
Son muchos los que señan los productos y se acercan a buscarlos después de algunos días. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.
Una caja de terciopelo con cepillos que se les regalaban a los bebés apenas nacían es otro de los tesoros del lugar. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.
Entre todos los objetos se encuentran sifones de cabeza de plomo. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.
Hay juguetes de lata fabricados en 1950. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.
Una cámara doble objetivo luce detrás de una vidriera como un tesoro del comerciante. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.
Los clientes llegan y durante algunos minutos de su vida se sumergen en la vida del pasado. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.
Hay una caja musical de 1940 que aún funciona. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.
Un niño de unos 12 años llegó al local y estuvo durante varios minutos mirando y seleccionando billetes. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.
Los elementos más antigüos del local son de mediados de 1800. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.
La mayoría de los clientes que va a ese lugar tiene más de 45 años. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.
Cuadros, valijas, lámparas, hay de todo en el local. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.
Marcelo tiene el local en calle Mendoza hace seis años. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.
Él es feliz en su rinconcito con objetos del pasado. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.
El sillón que está en la vereda capta la atención de los sanjuaninos. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.
Marcelo tuvo su primer objeto antigüo a los 25 años. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.

Un sillón europeo de dos cuerpos de estilo francés y realizado a comienzos de 1900 con roble americano, con asiento de terciopelo rojo y remaches, que parece salido de una película y está en la vereda, capta la atención de quienes circulan por calle Mendoza, entre Libertador y Laprida.

Tras esa primera vista, son muchos los que se acercan hasta la vidriera de La Despensa, una casa de antigüedades ubicada en pleno microcentro desde hace unos seis años. A través de ella se puede ver un respaldo de cama, un balde, un espejo y un tonel como el del Chavo. En la otra vidriera hay una serie de vasos de unos 10 cm con base de color naranja, otros vasos shot, algunas copas, una cuna, un cuadro ovalado con una fotografía en blanco y negro y una silla del mismo estilo del sillón de la vereda.

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El sillón que está en la vereda capta la atención de los sanjuaninos. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.

Al entrar comienzan a aparecer los objetos antiguos, están por todos lados, cada espacio del comercio fue aprovechado por su vendedor, Marcelo Literas, cuyo escritorio está medio escondido detrás de un mueble que un cliente ya reservó así que lo dejó en el pasillo para poder sacarlo fácilmente cuando lo busque.

No hay espacio en el comercio que no esté ocupado por algún objeto. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.

Marcelo tiene 49 años y tuvo su primer objeto antiguo a los 25. Fue un bayu, un mueble estilo aparador con la parte arriba de mármol que tenía algunas trizaduras. Era de fines del 1800 así que lo hizo lustrar, lo llevó a que le arreglaran la piedra y quedó como nuevo.

Viene de cuna de muebleros así que debido a ese trabajo recorría mucho las calles sanjuaninas. Siempre le interesó lo antiguo, cada vez que veía algo que creía que les podía gustar a algunos de sus colegas, lo compraba y se lo revendía. Así fueron sus comienzos con este mundo.

“Cuando juntaba unas 20, 25 o 30 piezas trataba de dejar esas ventas para fin de año porque con ellas costeábamos el combustible de las vacaciones”, cuenta.

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Con esas ventas notó que quizás podía vivir de eso que tanto le apasionaba. En ese tiempo tenía una mueblería en el mismo lugar, pero se dio cuenta de que había muchas en la provincia por lo que hizo espacio en el local y colocó una mesa en la que exhibió los objetos antiguos que tenía. De a poco las antigüedades fueron ganando espacio, de tal forma que en el 2015 decidió sacar los muebles que le quedaban y a partir de ahí se dedicó sólo a este rubro.

“Al principio era un hobby, pero ahora es el principal ingreso que tenemos en casa junto al de docente de mi esposa”, dice. Actualmente el negocio le es rentable, aunque admite que “no es para tirar manteca al techo”.

Son muchos los que señan los productos y se acercan a buscarlos después de algunos días. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.

Con la pandemia se le complicó el panorama. Al no saber durante cuánto tiempo iba a estar cerrado, movió algunos de sus objetos, hizo una separación en el local y en uno de los lados abrió una verdulería. “No me quedaba otra, lo hice para tratar de costear el alquiler”, sostuvo. No obstante, no le fue redituable así que la cerró y volvió a lo suyo.

Las antigüedades que resaltan 

Los elementos más antiguos que tiene en el comercio datan de mediados de 1800, como un portamacetas con remaches que es de 1850 o unas planchas pesadas de unos 13 cm que se usaban al rescoldo, cuando todo funcionaba a leña. Para quitarles las arrugas a la ropa se apartaban las brasas rojas bien encendidas y se ponía a calentar la plancha en las brasas. Después, se la pasaba por un trapo para limpiarla y, recién ahí, por la ropa para alisarla. A comienzos del 1900 salieron otras a las que se les ponía carbón adentro. Marcelo tiene un ejemplar de ambas.

Los elementos más antigüos del local son de mediados de 1800. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.

De comienzos del siglo XX también tiene un arado de madera y una máquina de coser Singer que hace 50 años eran muy comunes, pero ahora son muy buscadas, principalmente por los materiales de buena calidad con las que fueron fabricadas.

Mientras Marcelo hablaba de ellas, entró un hombre de unos 70 años que se quedó mirando con detenimiento esa máquina de coser, como las que probablemente usó su madre en el pasado.

—¿Funciona?

—Está media 'chacabuca', pero la vamos a arreglar, dese una vueltita la semana que viene.

—Listo, la semana que viene estoy acá. ¿Cuánto sale?

—Y unos $5.500 o $6.000.

Marcelo tuvo su primer objeto antigüo a los 25 años. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.

El hombre se fue y al ratito entró un matrimonio que saludó y le dijo al vendedor que venía a mirar. Pasaron unos 15 minutos en los que recorrieron cada espacio del salón mirando con atención los objetos. Se decidieron por dos tijeras antiguas desafiladas, una de costurera y otra de peluquera. Al rato sumaron seis enciclopedias por $1.000. La mujer pensó que eso era lo último que iban a agregar, pero su esposo le dijo que iba a seguir mirando. Después de una media hora sumaron también una lámpara de escritorio, una fuente y un espejo que, según Marcelo, “no es tan antiguo”, pero es elegido por muchos ya que es muy vistoso. Mide cerca de un metro, está hecho con cobre repujado y generalmente debían hacerlo alumnos en algunas escuelas en la materia manualidades para poder aprobarla. Pagaron, saludaron y antes de cruzar la puerta la mujer dijo: “Muchas gracias, ya vamos a volver a darnos otra vuelta”.

“La idea es que alguien que entre y le gusten las antigüedades le llame la atención algo de lo que hay”, comenta el vendedor.

Él es feliz en su rinconcito con objetos del pasado. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.

La mayoría de los clientes que va a ese lugar tiene más de 45 años, aunque de vez en cuando se acercan algunos jóvenes. Quienes están amoblando o remodelando su hogar son las personas que más concurren para buscar algún objeto antiguo que les dé un toque único.

Los clientes llegan y durante algunos minutos de su vida se sumergen en la vida del pasado. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.

Aunque también hay otros sanjuaninos que se acercan a buscar algún elemento que les recuerda a alguna etapa de su vida. Entre ellos, Marcelo recuerda a un hombre que quería una lámpara de carburo ya que él estudió con ella en Córdoba durante su doctorado. Se la consiguió y el cliente hasta logró que funcione.

En ese momento la conversación se interrumpió porque entró una mujer de unos 35 años junto a un chico de unos 12.

—Buen día, ¿buscan algo en particular?

—No, sólo venimos a mirar.

— Listo, miren tranquilos y cualquier cosa me consultan.

Ambos comenzaron observando con atención todos los objetos que estaban en el principio del comercio. Después, se fueron desplazando y así llegaron hasta el final donde se quedaron una mayor cantidad de tiempo. Ella, mirando cajitas de fósforos antiguas de las cuales decidió llevar unas ocho, todas con una ilustración diferente. Él, estuvo más de 15 minutos mirando y seleccionando billetes de años anteriores y de diferentes países de los cuales separó varios para comprar.

Un niño de unos 12 años llegó al local y estuvo durante varios minutos mirando y seleccionando billetes. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.

Como sus clientes estaban entretenidos recorriendo el espacio, Marcelo comenzó a contar sobre algunos de los objetos que tenía en su lugarcito. Entre ellos, mencionó una lámpara Miller a kerosene que utilizaban las personas de altos ingresos alrededor de 1920. También, las radios Spica japonesas que en la década del ´50 “era como tener un Samsung J50 que todavía no sale”, ejemplificó entre risas.

Tarros lecheros de la década del ´40, un trencito de lata de los ´70 y un mini ventilador de los ´50 que se colocaban en las mesas de luz destacan en uno de los estantes. Un poco más allá se ubica una cámara fotográfica doble objetivo de los ´60 y unos faroles a kerosen con camisa. “La camisa era una bolsita que se encendía, comenzaba a quemarse y quedaba una luz blanca iluminando”, explica.

Hay sanjuaninos que se acercan a buscar algún objeto que les recuerda a alguna etapa de su vida. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.

En unos mesones que están ubicados en el medio y están repletos de objetos, hay un valijita como la que el comerciante y miles de sanjuaninos supieron llevar a la escuela en 1º y 2º grado en los ´70 y ´80.

La mayoría de los clientes que va a ese lugar tiene más de 45 años. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.

Colgada de una pared hay otra valija negra que se encuentra colgada debajo de un cuadro de Evita. Esa es de mayor tamaño y tiene más bolsillos. “Esa ya se usaba en 6º cuando uno llevaba más cuadernos”. También supo tener entre sus productos antiguos una canastita de mimbre que los niños llevaban al jardín de infantes. “Ahí ponían un vasito telescópico, que se achataba, y la manzana envuelta”, cuenta.

Cuadros, valijas, lámparas, hay de todo en el local. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.

De adentro de una vitrina sacó otro de sus tesoros, una cajita cuadrada de unos 15 cm, forrada en terciopelo azul que contiene dos cepillos y un peine, todos con mango de color vede esmeralda y dorado. Al abrir el estuche, aún se lee la etiqueta del lugar que los fabricó entre 1930 y 1940: “Casa Escasany”. Según contó Marcelo, eso se regalaba cuando los niños nacían para peinarlos suavemente y para sacarles las pelusas.

Una caja de terciopelo con cepillos que se les regalaban a los bebés apenas nacían es otro de los tesoros del lugar. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.

En un mueble que está ubicado cerca del final se encuentra lo que a simple vista es una muñeca de alrededor de 1940, aunque no es sólo un juguete, sino una cajita musical que funciona. Al darle cuerda desde la parte de abajo, comienza a sonar una melodía y la muñeca empieza a girar. La clienta de las cajitas de fósforos se dio vuelta de forma inmediata al escuchar el sonido y se quedó en silencio. Cuando la música paró, se acercó al comerciante y le dijo: “Es muy linda, ¿cuánto sale?” y Marcelo le respondió que $2.500.

Hay una caja musical de 1940 que aún funciona. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.

Aunque de entre esos miles de objetos antiguos que tiene Marcelo Literas hay varios que son sus preferidos: los productos enlozados. “Me gustan porque me crié en una casa donde había mucho enlozado hasta 1985 más o menos ya que después este material fue reemplazado por el acero inoxidable”, relata.

En su local tiene algunas tazas, una olla celeste más grande que una sandía y una tetera verde. Los últimos dos los elige para posar en una foto y que los lectores puedan ver cuáles son sus objetos antiguos preferidos. “Me recuerdan a mi abuela”, dice.

Los productos enlozados son los preferidos de Marcelo. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.

Mientras tanto, el sillón estilo francés sigue captando la atención de los sanjuaninos desde la vereda céntrica. Algunos de ellos se acercaron hasta la vidriera y otros directamente se quedaron en la puerta esperando a ingresar debido a que dentro del comercio ya había tres personas que seguro imaginaban cómo fue la vida en el pasado con todos esos productos exhibidos en el local. “Esto me hace feliz”, cierra Marcelo y vuelve a atender y a darles detalles a sus clientes sobre lo que están observando.

Datos

Los elementos más antiguos son:
• Un portamacetas con remaches de 1850.
• Planchas de fines de 1800 y de comienzos de 1900.
• Máquina de coser Singer de comienzos de 1900.

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