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Opinión

¿Caucete Capital Federal?

El martes pasado ingresó en el Congreso Nacional un proyecto de ley, enviado por el Presidente de la República, a través del cual se propone declarar a ciertas ciudades del interior del país, como “capitales alternas” a la oficialmente declarada capital federal, que como se sabe, es la Ciudad de Buenos Aires.

El martes pasado ingresó en el Congreso Nacional un proyecto de ley, enviado por el Presidente de la República, a través del cual se propone declarar a ciertas ciudades del interior del país, como “capitales alternas” a la oficialmente declarada capital federal, que como se sabe, es la Ciudad de Buenos Aires.

El objetivo del proyecto es que el Gabinete Nacional (ministros, secretarios y diversos funcionarios del P.E.N) realice reuniones de trabajo en ciudades predeterminadas y ofrecidas por las provincias, en conjunto con funcionarios locales de esas provincias y representantes de organizaciones civiles locales, para que las autoridades nacionales puedan acercarse al conocimiento de las necesidades locales y de adoptar y coordinar medidas concretas que permitan satisfacerlas adecuadamente.

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En este sentido el proyecto encomienda al Ministerio del Interior la coordinación de esas reuniones, que se llevarían a cabo cada treinta días aproximadamente, y los funcionarios que participaran deberían informar mensualmente al Jefe de Gabinete acerca del avance de esas reuniones y políticas adoptadas.

Asimismo el proyecto propone trasladar organismos y funcionarios pertenecientes al Sector Público Nacional, a los territorios de las ciudades elegidas como capitales alternas. En este punto, sería el Ministerio del Interior el que se encargaría de seleccionar a esos organismos y funcionarios.

El proyecto contiene un anexo en el que se mencionan cuáles serían las “capitales alternas” que habrían sido “propuestas” por cada provincia para tal fin, y entre las ciudades mencionadas está Caucete de la provincia de San Juan.

En efecto, la provincia de San Juan está subdividida en diecinueve departamentos, uno de los cuáles es precisamente Caucete, que con 7.500 kilómetros cuadrados tiene por cabecera a la ciudad del mismo nombre, y que es la designada por el proyecto como capital alterna de la Nación.

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La ciudad de Caucete fue creada en el año 1948 por la Legislatura de San Juan, y adquirió relevancia nacional cuando el 23 de noviembre de 1977 fue asolada por un terremoto grado 7.4 de la Escala Richter, que la devastó por completo y provocó más de sesenta víctimas fatales

La idea es que estas “declaraciones” de capitales alternas no sean meramente simbólicas, sino que propendan a fortalecerlas como ejes en el desarrollo de la vida política y administrativa del país. Ello ayudaría a resolver las desigualdades demográficas y estimularía a las economías regionales.

La iniciativa puede ser considerada positiva, pero si se pretende fomentar el federalismo tan solo con una ley como ésta el problema de las notorias desigualdades internas que padece nuestro país se mantendrá.

Hay que tener en cuenta que en la Argentina existen dos problemas demográficos significativos, que no son simplemente referenciales sino que deberían ser atendidos por los gobernantes para evitar consecuencias negativas en lo económico, social e institucional. Son los siguientes: existe un muy bajo índice de natalidad y fecundidad, y también una pésima distribución de la población

El índice de natalidad es el que mide la cantidad de nacimientos que, por cada mil habitantes, y en un año, se producen en un país determinado. La tasa de fecundidad es la que mide la cantidad de hijos por mujer. Si bien se trata de un problema demográfico que afecta a la mayoría de los países del mundo, la Argentina tiene una tasa de natalidad de 16,71, y una tasa de fecundidad de 2,2. Esta tasa de fecundidad está por debajo del promedio mundial, que es 2,6.

Y además, el de la mala distribución territorial es un serio problema demográfico del que jamás se habla en la Argentina, y cuya solución es indispensable, no solamente  para evitar que el país crezca asimétricamente (se sabe que dónde no hay gente no crece la economía), sino además para motorizar el desarrollo económico y para evitar que el pueblo de algunas provincias vote a una gran cantidad de diputados y otras a unos pocos (por ejemplo el pueblo de la provincia de Buenos Aires vota setenta mientras que el de dos tercios de las provincias argentinas apenas vota a cinco), entre las que se encuentra San Juan.

Este notorio problema demográfico se pone de relieve con algunos datos relevantes: en la Capital Federal hay cerca de 15.000 individuos por kilómetro cuadrado; en la Patagonia hay menos de un habitante por kilómetro cuadrado; en la provincia de Buenos Aires está el 39 % de la población total del país; y en los dos tercios de las provincias argentinas hay menos de un millón de habitantes.

Es notable: el Estado Federal Argentino está conformado por veinticuatro unidades federativas, de las cuales la provincia más poblada es la de Buenos Aires (15.625.084 habitantes: 38,9% del total). Le siguen Córdoba (3.308.876 hab.), Santa Fe (3.194.537 ha.) y la ciudad de Buenos Aires (2.891.082 hab.). Luego vienen Mendoza, Tucumán, Entre Ríos, Salta, Misiones y Chaco (todas ellas con una población que oscila entre un millón y un millón setecientos mil habitantes), y luego hay catorce provincias que no llegan a tener un millón de habitantes. Pues San Juan es una de ellas, ya que según el censo del año 2010 tiene 738.960 habitantes.

Estas desigualdades demográficas son el origen de las desigualdades de desarrollo y económicas en nuestro país. Es imperioso resolverlas y en este punto el principal responsable es el Gobierno de la Nación, que es quien debe poner manos a la obra para ello. El proyecto de capitales alternas es una iniciativa posible, pero por sí solo es absolutamente insuficiente para lograrlo.

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