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A violín y voz Vero Marjbein asume en clave feminista "Lo que estalla"
POR REDACCIÓN
21 de octubre de 2019
La violinista, cantante y compositora Vero Marjbein, quien el sábado estrenará su primer disco solista, Lo que estalla, consideró que la irrupción del movimiento feminista impactó en la música popular ya que visibilizó qué poca palabra de mujer hay en los escenarios y qué pocas palabras de mujeres construyen nuestro mundo en el arte. Ahora vamos por la ley de cupo y por más mujeres en los escenarios, propuso la intérprete y autora con 15 años de camino que integra el grupo Correntada, formó parte de la Orkesta Popular San Bomba y de la Orquesta Sudamericana, y acompañó con su música a Adrián Berra, Paula Suárez y Mauricio Tiberi, entre otras experiencias. De la mano de Lo que estalla -donde reúne obra propia con tres versiones, entre ellas A punto de caer, de Charly García y Fabiana Cantilo y suma el aporte de Bruno Arias-, Merjbein se presentará el sábado desde las 20.30 en el CAFF (Sánchez de Bustamante 772, Ciudad de Buenos Aires). Allí la instrumentista se presentará acompañada por Ezequiel Parodi (guitarras), Juan Cruz Donati (batería, percusión y bombo legüero) y Juan Pablo Traverso (bajo). Va a ser una presentación donde lo multiartístico estará presente desde la danza con mis amigas de Folklore Pies a Cabeza, hasta distintos bloques con diferentes puestas sumando los violines de Elis Roig y Jacquelin Brosky, mis hermanos de Correntada Pablo Cesario y Nico Volkind, otro con las compositoras Yoli Campos y Camila Warner y también el co-productor del álbum, mi gran amigo Jerónimo Guiraud, adelantó Marjbein a Télam. Además, la velada en el CAFF será inaugurada por la pianista Paula Suárez (ex fundadora e integrante del trío Aymama), con quien también compartió músicas en el último Encuentro de Mujeres que se celebró en La Plata. Tocamos con Paula y también con Yoli Campos, Magui Juares y Lola Torre mientras cientos de mujeres gritaban sus deseos al viento, festejaban con sus pañuelos y bailaban juntas y en sus diversos modos. Fue una experiencia maravillosa, evocó Vero. Télam: ¿Hay una manera propia de las mujeres de hacer música? Vero Marjbein: No creo que haya una manera propia en sí misma, creo que cada artista hombre, mujer, no binarie tiene su modo. Sin embargo sí creo que hay una manera feminista de hacer música vinculada a componer intentando mover determinadas fibras, a sensibilizar y a concientizar; o intentar a través de la elección del repertorio de dar luz a vidas de mujeres o temáticas que nos puedan hacer reflexionar. T: ¿Cómo nace Lo que estalla? VM: Lo que estalla surge como un gran impulso creativo personal donde decantan mis 15 años de recorrido en el folclore y en diversas escenas y mi vida entera, y ese estallido es hacerme cargo de mi palabra, de mi voz, del poder decir. Si bien es un movimiento individual, a su vez coincide, resuena y se potencia con el gran estallido colectivo, encabezado por las mujeres, que también es lo que estalla y lo que atraviesa tal vez no sólo algunas de mis canciones con temática específica de género. Todo esto es Lo que estalla: Hacerme cargo y pedir la palabra, cantar la palabra, el grito de violines que maduran, un recorrido que también es con otras. T: ¿Con qué escena sentís que dialoga este disco? ¿Con la del folclore? ¿Con la de la canción? VM: Creo que primordialmente es con la escena folclórica, aunque se trata de un folclore no convencional. Por una parte mi paisaje es en gran medida urbano, por eso las armonías de las composiciones, los arreglos, están empapados de ese otro paisaje que a veces está afuera del imaginario del folclore purista. T: ¿Desde cuándo tocás el violín y de qué modo lo incorporás a tu sonido? VM: Toco el violín hace 20 años, aunque en mi imaginario me acompañó toda la vida con las historias de mi abuelo que tocaba en su niñez. Si bien tengo formación académica (soy licenciada en música argentina), el sonido del violín del folclore sin dudas lo aprendí de la raíz misma de la chacarera, de mis amigos quichuistas del monte de Salavina y Atamisqui, Santiago del Estero, de sus paisajes y de sentirme profundamente unida a esos montes. Algo de esa doble identidad se oye a lo largo del disco ya que algunos arreglos están escritos con rigor académico y otros suenan como gritando en el medio del monte. A su vez de a poco he encontrado, al estilo de los viejos violineros, el modo de cantar y tocar al mismo tiempo acompañándome. Pienso que voz y violín son finalmente uno en el momento de expresar esta música que me viene brotando.
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