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Cultura y Espectáculos

Artistas en cuarentena, Damián López: "Esa reacción de aprovechar el encierro fue muy apresurada y muy injusta"

El escritor y gestor cultural habló sobre la sobre exposición a la virtualidad y los nuevos mandatos del aislamiento.

POR REDACCIÓN

17 de abril de 2020

Damián López es escritor, docente y editor en El Andamio ediciones y la editorial de la Universidad Nacional de San Juan. Organizó ferias, coordinó talleres y generó espacios no solo de promoción, sino también de discusión de la literatura.

Él se suma a el ciclo de entrevistas a los artistas locales que DIARIO HUARPE realiza en contexto de cuarentena total, medida sanitaria decretada por el presidente de Argentina, Alberto Fernández, por el coronavirus.

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Acá su reflexión sobre la cuarentena, el arte y la virtualidad.

¿Cómo te sentís y en qué notás que está presente el arte en el encierro?

El arte está presente todo el tiempo en casa. Se dibuja, se canta, se lee, se escribe, se piensa mucho en eso. Pero no me interesa parecer “cool-tural”. Es una presencia, y la suelto seguido para dedicarme a otras cosas.

Creo que esa reacción de “aprovechar el encierro” fue muy apresurada, y muy injusta. No nos dimos ni tiempo de reflexionar sobre lo que se venía, que ya teníamos el mandato encima: lee más, escribí más, mirá más (y ese más, en algún punto, era una obligación de “mejor”). Por suerte, mucha gente se dio cuenta de que, lo queramos o no, tenemos el cuerpo "seteado" para un estilo de vida, y el cambio tan rotundo y obligatorio necesitaba una transición. Y eso sin mencionar a toda la gente que se conecta con el arte desde un lugar de subsistencia, y tuvo que empezar a generar ideas alternativas porque se les jugaba el alquiler, el hambre, en eso.

¿Cómo me siento? En plena lucha contra lo invasiva que es la virtualidad: saben dónde estás, saben que no podés irte, saben que vas a atender el mail, el WhatsApp, la llamada, no importa cuándo sea. Se me descalibró una matriz temporal en la que confío mucho, en la que me sostengo, y eso tuvo y tiene su costo.

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¿Es una época para producir?

Honestamente, no. Al menos no para mí.

Está la exigencia de estar haciendo todo al mismo tiempo, de no poder segmentar. Se me complica concentrarme en algo creativo si estoy cocinando, corrigiendo trabajos prácticos y editando un libro al mismo tiempo. Para mí, escribir es habitar un equilibrio jodido: las obligaciones, los mandatos del mundo, siempre van a estar ahí, intentando invadir, ganar terreno, coparte la vida. Pero no tener todo eso te enfrenta a un vacío que tampoco te deja crear. Si la voz no tiene que luchar para salir, para tener un espacio físico en la vida, no se fortalece, sale aguada, conformada consigo misma.

Por suerte, hay algunas cosas que ya estaban en marcha, entonces las decisiones artísticas son menos, o más superficiales, entonces algunos proyectos avanzan a pesar de todo.

Además, yo no soy de esos escritores que automáticamente se va a buscar para adentro. Adentro están los temas, los demonios, las preocupaciones, la propia voz. Pero los estímulos, los gatillos, están afuera. En el colectivo, en el aula, en la oficina, en el intercambio con los otros.

Eso respecto al “propio arte”. Por suerte, también está la gestión, la reflexión sobre el campo en el que nos movemos, cosas que requieren una menor inversión emocional. Entonces converso, reflexiono, comento más cosas en Facebook, y empecé un podcast como para darle un cauce a todo eso, al principio desde la sospecha que me generó la cantidad de artistas que “solidariamente” decidieron poner a circular su obra gratuitamente en redes, para beneficio de “sus” lectores.

Y lo otro, que es el trabajo editorial, está parado en lo comercial (casi no se puede vender ni imprimir) pero en movimiento desde lo conceptual: la cuarentena le ha pegado fuerte a las editoriales independientes (que ya venían golpeadas desde el gobierno anterior) y eso nos está forzando a organizarnos colectivamente, a generar propuestas que nos permitan atravesar esta coyuntura. Estoy editando, pero no imprimiendo, estoy conectándome con editoriales de otros lados, pero sin asistir a ferias y cosas por el estilo.

¿Algún consumo cultural específico que habías dejado y retomaste?

Me siento a cantar mucho más seguido. Casi todos los días (folclore bien maceta, por si a alguien le interesa).

¿Cómo te estás llevando con los nuevos soportes de divulgación como streaming, videos, newsletter, etc?

Bien. Son buenos medios, efectivos, sobre todo en este tiempo. ¡Y gratuitos! ¡Hay tanto que se puede hacer con cosas que están a mano! Eso sí, no me sale natural producir para las redes: hace tiempo que tomé la decisión de dejar de publicar poesía en mi muro de Facebook, creo en los productos conceptuales, como el libro, y la fragmentación de las redes está un poco en contra de eso. Pero no puedo negar su potencial de comunicación y difusión (casi todos los eventos que hago los difundo por redes).

Según tu análisis, ¿qué lugar está ocupando el arte en esta cuarentena en el mundo?

El mundo es tan grande…

Pero te puedo decir que la cuarentena revela una realidad que no ha cambiado demasiado: ¿qué es lo único nuevo, original, laburado, pensado, a lo que se puede acceder sin poner un peso? Al arte. Siempre al arte. Andá a ver un partido de fútbol sin que los jugadores cobren. Los artistas son la garantía permanente del acceso a algo que te conmueve, que te construye, que te hace falta aunque no lo sepas. Los únicos laburantes que no piensan en la guita, que la tienen como una segunda o tercera necesidad, que la exigen sólo cuando no pueden más, y aun así no dejan de apostar. Solamente al artista se le pregunta “bueno, pero ¿de qué vivís?”.

No soy tan iluso de creer que este contexto generó nuevas conductas: las masas no estaban esperando el momento de “tener tiempo” para empezar a consumir arte, local o global. Pero tengo la esperanza, y la responsabilidad, de que este sea un punto de partida para pensarnos, organizarnos, crear conciencia del rol social de los artistas, del derecho que tenemos a vivir del arte, a vivir en un mundo donde el arte es habitual.

¿Algo que recomiendes descubrir o revisitar?

Recomendaría salir un poco de la pantalla. Retomar algunos libros, cantar, tocar un instrumento, sentarse a ver una película de corrido, con una copa de algo.

Asumir algún momento del día y volverlo un acto físico pleno de cultura. Yo todavía no puedo, pero suena buenísimo ¿no?

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