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Provinciales > Se extenderá a todo el país

Cómo el programa "1.000 días" salvó la vida de Milo

Marisol casi pierde su anterior embarazo por una anemia. 

05 de marzo de 2020

En un merendero del Lote Hogar 38, en Chimbas, San Juan, vive Marisol Elizondo junto a sus 2 hijos, Teo y Milo, su mamá y sus 2 hermanos. En todo el merendero hay 6 sillas plásticas y una mesa en la que más de 250 chicos de la zona comen 2 días por semana.

Los embarazos que vivió Marisol, de 22 años, fueron "muy distintos", dice. En el último, con Milo, recibió los beneficios del programa "1.000 días", el plan de asistencia sanjuanino que el presidente Alberto Fernández quiere extender a todo el país durante este año.

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Milo nació el lunes pasado en el Hospital Rawson y pesó 2.800 kilos. “Con él tuve controles cada 3 meses con la nutricionista", dice.

Marisol notó con su último hijo la importancia del seguimiento médico porque con el anterior quedó internada durante un mes en el hospital y hasta tuvo que recibir transfusiones. 

“Con Milo me dieron muchos alimentos, noté la diferencia con el otro nene porque cuando lo tuve estuve muy mal”, cuenta Marisol. “Casi se murió porque por más que ella se alimentaba no tenía los alimentos necesarios", añade su mamá, Ivana Elizondo.

Con Milo fue distinto.

Él -como otros 13.400 niños sanjuaninos en 2 años- comenzó a ser parte de "1.000 días" cuando cursaba el tercer mes de gestación.

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Durante el embarazo Marisol recibió doble ración de comida porque estaba con bajo peso, según su ginecólogo Gustavo Maldonado.

Ella empezó a ir a las charlas en el hospital Rawson en la que le explicaron de qué se trataba el programa. Le pidieron su número de celular para enviarle mensajes de texto con consejos.

Luego fue una asistente social a su casa para controlarla cada 3 meses con una nutricionista del centro de salud José Ruiz, a una cuadra de donde vive.

Fue a los 4 meses de embarazo cuando le diagnosticaron un anemia. Ella pesaba unos 51 kilos cuando debía pesar al menos 60.

Le dieron 2 cajas de leche en polvo y 4 saborizantes por mes. Este último alimento lo describe como un jugo con el que se pueden hacer preparaciones como leches o postres. “El de frutilla es el más rico y el más feo es el de durazno, ese lo tenía que tomar rápido porque no me gustaba”, dice.

También fue a capacitaciones en las que hablaron sobre el ácido fólico y la alimentación con muchas frutas y verduras que debía comer para que su bebé no tuviera problemas de salud. Desde que empezó el programa, en octubre del 2017, hasta febrero de este año, por esas charlas pasaron 19.000 mujeres.

Una conocida de su mamá, Ivana, trabaja en el programa sanjuanino y se ofreció a dar capacitaciones en el merendero. Hasta allí llegó con algunas compañeras de su equipo y les enseñaron a cerca de 20 mamás y futuras mamás a hacer comidas con verduras. “Lo que más me gustó hacer fueron las hamburguesas de lentejas”, dice Marisol.

“Conozco a muchas personas que no quieren ayuda y están en bajo peso durante el embarazo. A veces es porque tienen muchos hijos y creen que todos los partos son iguales”, dice Marisol, en el medio del merendero, mientras que intenta calmar el llanto de Milo con abrazos. 

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