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David, el verdulero testigo de muchos milagros y una tragedia

Hace 32 años que este hombre tiene un puesto de verduras en el cruce de Libertador y Aberastain, fue testigo obligado de decenas de choques en una de las esquinas más transitadas del centro. 

POR REDACCIÓN

05 de noviembre de 2019

"Cuando siento una explosión o golpe fuerte cierro los ojos y me quedo quieto, espero unos segundos y abro los ojos para ver que pasó". Esta es la reacción de David Reynoso un hombre de 42 años que desde los 10 años trabaja en un puesto de verduras en Libertador y Aberastain, en una de las esquinas con mayor cantidad de choques en todo el microcentro. Si bien contó que ha visto decenas o hasta cientos de accidentes en este peligroso cruce, este viernes pudo ver a pocos centímetros como murió una mujer tras un choque con un colectivo. 

David relató que llegó a "La Verdulería", como se llama su negocio, acompañando a su padre en los inicios del negocio. "Yo ayudaba a atender y cuando me fui haciendo más grande me quedé a cargo del puesto", aseguró este hombre que es oriundo de Chimbas y con su trabajo sostiene una familia compuesta por su esposa y 3 hijos.

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Durante las más de 3 décadas que pasó en el puesto con estructura de chapa verde y decenas de cajones de verdura, este hombre pudo ver muchos accidentes que podrían considerarse una "desgracia con suerte". Es que si bien los autos terminaron destrozados en la vereda, milagrosamente, no hubo muertos hasta este viernes. 

Es que ese día un Chevrolet Corsa que iba por Aberastain intentó pasar la Libertador, pero no llegó y terminó siendo embestido por un colectivo que lo arrastró varios metros hasta quedar a centímetros del puesto de David. "Cuando se produjo el choque el auto tiró la cortina que tengo al costado del puesto, cuando la tela se desplomó vi que dentro del auto estaba la señora ya fallecida, fue algo que me impactó para siempre, no lo olvidaré jamás", aseguró el comerciante. 

Si bien esta fue la única desgracia que pudo ver David, hubo otro hecho que lo marcó. Fue un día cuando él tenía unos 15 años, "yo acababa de dejar un bulto en la vereda porque llegaba una clienta y cuando me acerque a atenderla, sentí el aire de un coche que chocó, se metió a la vereda y terminó incrustado en la esquina, ese día realmente estuve a centímetros de ser atropellado y pude morir", aseguró. 

Más allá de que este trabajador permanece en alerta ante un posible choque, sus familiares también están pendientes. "Mi esposa, siempre escucha la radio y lee los diarios y si sale algún accidente me llama de inmediato para ver si estoy bien, el día en que falleció la mujer me llamó toda la familia, pensaron que pudo pasarme algo", relató el hombre aliviado de haber salido bien librado hasta el momento. 

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Después del relato de tantos accidentes surge la pregunta de si nunca pensó en irse a otra zona más segura o con menos tránsito, el hombre responde tajante que no. "En este lugar pasé gran parte de mi vida, yo conozco a los vecinos y ellos a mi, vengo a trabajar con alegría", aseguró este hombre que contó que es tanta la cercanía con la gente del lugar que hasta ayuda a cruzar la calle a las señoras mayores del vecindario. 

 

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