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Dos exposiciones en Buenos Aires revisan la obra del poeta catalán Joan Brossa en su centenario
POR REDACCIÓN
21 de octubre de 2019
Creador de la poesía visual, artista, dramaturgo y poeta, el catalán Joan Brossa (1919-1998) configuró una obra híbrida que cruza lenguajes creativos y experimentales a partir de la oralidad, el transformismo, lo perfomático y la antipoesía, tal como revisan dos muestras que se exhiben en simultáneo con motivo de su centenario en el Centro Cultural Kirchner y en el Museo Nacional de Bellas Artes. Bajo el título "Poesía Brossa", una importante selección de la obra del poeta catalán nacido un 19 de enero de 1919 desembarca desdoblada en dos sedes de la Ciudad de Buenos Aires, con la intención de acercar la producción de un artista alejado de las clasificaciones, ya que su trabajo experimenta en la infinidad de posibilidades del lenguaje, a través de texto, perfomance u objetos. Organizada por el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona y con la curaduría de Teresa Grandas y Pedro G. Romero, "Poesía Brossa" presenta en el Museo de Bellas Artes (avenida Del Libertador 1473) más de 90 piezas de la producción del catalán, como sus montajes con objetos, donde juega con distintos elementos pero siempre con la poesía como soporte, porque como decía, aunque escribiera teatro, realizara obras en cerámica, cortara diarios, lo que hacía era poesía. Así, un espacio central recrea tres muestras que realizó entre 1988 y 1989 en galerías de Múnich, Barcelona y Madrid, donde "impelido por las necesidades de mercado que cosifica la mercancía", presentó "poemas-objeto sobre peanas dispuestas como un bosque a ambos lados de una larga alfombra roja que atravesaba el espacio, por el que circulaba el visitante, como atraviesa la autoridad o la celebridad en un evento", cuenta la curadora a Télam. La exposición, también, reúne una selección de libros que Brossa publicó entre 1959 y 1970 titulados "Suites" y "Poemas habitables", ejemplares únicos formados por hojas sueltas en las que la que "aparentemente inconexas entre sí, trazan una especie de guión cinematográfico que crea otra forma de narrativa, más próxima al juego que recoge la película 'No contéis con los dedos', realizada en colaboración con el cineasta Pere Portabella". En ese film -explica Grandas para ejemplificar una modalidad de la obra de Brossa- tomaron como punto de partida "los espacios de publicidad en la televisión, en la que una serie de anuncios de productos sin relación entre sí, se encadenan formando 'otra' historia. Tanto la película, de la que Brossa es autor del guión, como los libros, son una muestra de su estesis, una gramática estética brossiana". Con "Constelaciones", como se llama la propuesta en la segunda sala del Bellas Artes, lo que se propone la muestra es generar un diálogo de la obra de Brossa con obras de la colección de artistas como León Ferrari, Liliana Porter, Pablo Suárez, Graciela Sacco, Roberto Jacoby, Juan Carlos Romero y Marie Orensanz. En cambio, la exposición en el CCK (Sarmiento 151) se concentra en la etapa de formación: desde sus primeras indagaciones como el interés por la hipnagogia (el estado entre el sueño y la vigilia) hasta sus influencias literarias y artísticas, como la obra del cineasta español Segundo de Chomón, o lo que significó su experiencia en la Guerra Civil Española (1936-1939) como soldado pero también como escritor, porque fue allí cuando publicó su primer texto. La muestra se detiene en la llegada del poeta y diplomático brasileño Joao Cabral de Melo que ejerce una singular influencia en la obra de Brossa, la cual "determinará el giro social" de su poesía, "la mirada hacia la realidad que nos rodea y la utilización del lenguaje de la gente de la calle. Ahí se configura propiamente la personalidad de Brossa", explica la curadora. Esa influencia, como comenta Grandas, delinea mucho de lo que será la deriva política del poeta, marcada por una decisión cultural: "Brossa escribe catalán cuando es una lengua prohibida durante la dictadura del general Franco (1939-1975), una elección en la cual, más que utilizar el lenguaje de la alta cultura, emplea el lenguaje menestral de la gente". Ya la segunda sala del ex Palacio de Correos aborda de lleno la faceta política de Brossa, en la que el transformismo es un eje fundamental en su producción, una práctica que retoma de su "admiración hacia la figura de Frégoli, un transformista italiano de principios del siglo XX que en un mismo espectáculo podía cambiar más de 100 veces de personaje, siempre evidenciando que era él mismo quien lo hacia, sin ocultar sus rasgos". "La idea de la transformación -continúa la curadora- es fundamental para entender no solo soluciones formales, también la fusión de lenguajes, o el interés por lenguajes que tradicionalmente no forman parte del ámbito 'artístico' de la 'alta cultura' como la magia o el striptease. Durante la dictadura operaba un férrea censura que no permitía mostrar un cuerpo desnudo: un striptease era un acto de afirmación de la libertad individual y colectiva". En este sentido, Brossa disemina los géneros y "los lenguajes se mezclan: un concierto puede ser para representar, un poema puede ser habitado, una imagen dicha, un objeto leído; también se transforman los roles: un músico se convierte en espectador, el actor se convierte en bailarina y el público se convierte en actores".
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