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El regreso de Avatar: gran impacto visual, trama repetitiva
Tras su estreno en cines, se conocieron las primeras críticas de la tercera película de Avatar.
POR REDACCIÓN
La trilogía de Avatar, construida por James Cameron durante los últimos 15 años, presenta su tercera entrega, Avatar: fuego y cenizas, una ambiciosa épica de ciencia ficción que se lanzó el 18 de diciembre de 2025. El film, que se centra en los elementos agua, fuego y tierra, le otorga un vuelo de épica absoluta a la ciencia ficción con un toque místico.
El argumento se focaliza en la historia de la familia Sully, tiempo después de los acontecimientos de Avatar: el camino del agua, mientras intentan lidiar con el duelo por la pérdida de uno de los suyos. Sin embargo, la lucha en Pandora no cesa, ya que el planeta sigue siendo foco de conflicto con los humanos que buscan dominarlo.
A las luchas internas y a la grieta entre los humanos y los Na’vi, que parece imposible de cerrar, se suma una nueva amenaza que conducirá a una batalla de proporciones grandilocuentes. Los diferentes grupos que intentan vivir en armonía descubren que una tribu agresiva los ataca. La villana maléfica Varang, del clan Mangkwan, quien es interpretada por Oona Chaplin, despliega su poder en la dominación del fuego para destruir y convertir en serviles a todos los pueblos libres. En las escenas de acción también reaparece el personaje de Quaritch, interpretado por Stephen Lang.
El peso del espectáculo frente a la trama
Con Avatar: fuego y cenizas, James Cameron construyó una película mucho más épica que las anteriores, lo que implica más batallas gigantescas, peleas a todo nivel y descomunales escenas de acción. El impacto visual de la técnica diseñada por el director genera que lo inmersivo cobre un sentido asombroso, sobre todo en el primer acto, haciendo necesario ver la película en 3D. El director logra darle un vuelo poético a algunas secuencias de acción o de diálogos entre los personajes principales, como el de Neytiri (interpretada por Zoe Saldaña).
Sin embargo, a pesar de las mejoras visuales, la película repite demasiado su fórmula, con una trama algo previsible y con personajes que entran y salen de cuadro de manera errática. La armonía de las primeras películas se pierde en algún punto en el camino, y pareciera que pesaron más las decisiones corporativas que las cinematográficas. Más allá de la visualidad impactante, hay algo del corazón que aportó la segunda película de la saga que está ausente. A esto se suma el elemento que genera molestia: la extensa duración de tres horas y cuarto, que esta vez se hace sentir mucho más. Además, las secuencias de acción similares a sagas como la de los Avengers hacen algo de ruido por momentos.
El futuro incierto de la franquicia
El futuro de la saga de Avatar dependerá directamente de la recaudación de esta tercera aventura, dado que las dos primeras se encuentran entre las más taquilleras de la historia del cine. Avatar es la que más recaudó, con 2.900 millones de dólares; la secuela se ubicó en tercer lugar con 2.300 millones; y Titanic es la cuarta que más ganó, con algo más de 2.200 millones de dólares.
El propio James Cameron planteó dudas respecto a su franquicia si no llegara a ganar suficiente dinero. En una charla, el director fue directo sobre el tema financiero: “No me cabe duda de que esta película generará dinero. La pregunta es, ¿ganará lo suficiente como para justificar repetirla?”. Cameron afirmó que, si la saga no continuara, él está decidido a abandonarla, ya que lleva casi 20 años en el mundo de Pandora. En caso de no seguir, lo haría finalizando la historia de otra forma, ya que “Hay un hilo abierto y escribiría un libro”, planteó.